De acuerdo con ese proyecto, los californianos adquieren diariamente productos de la ingeniería alimentaria sin percatarse y tienen derecho a saber qué es lo que consumen.
La propuesta dice que los residentes de California consumen, por ejemplo, sin enterarse alimentos producidos con ingeniería genética que podrían impactar en su salud.
El grupo científico argumenta que algunas cosechas nacionales, como las del maíz y la soya, son producto de la ingeniería alimentaria completamente.
Los científicos dicen que han aplicado pruebas a los alimentos producto de ingeniería biológica y que no han encontrado diferencias significativas con los alimentos convencionales que se consumen en California.
La propuesta cuenta con el respaldo de una coalición de 100 chefs que rechazan cocinar productos transgénicos.