La gran recesión y los ajustes económicos posteriores provocaron innumerables calamidades a los ciudadanos de toda Europa. En muchos casos acabaron con sus perspectivas vitales mutiladas y sus planes de futuro, cuando menos, aplazados. Las carencias y las incertidumbres también afectaron a los planes para ser madres de las mujeres. Un estudio de la Universidad de Oxford lo evidencia: tras el estallido de la crisis se produjo un notable repunte de los abortos en todo el continente.
El dato es más extraordinario porque se produce tras una década de continuada caída en el número de interrupciones voluntarias del embarazo entre el conjunto las europeas. "La proporción de abortos ha disminuido entre 2000 y 2009 en nuestro grupo de países europeos, pero desde 2009 esta tendencia se ha revertido, dando un aumento del 5%", explican los autores del trabajo, que estudian los efectos de las políticas de austeridad sobre la salud de los ciudadanos.
La tendencia es consistente en la mayoría de los países europeos en los que se permite abortar, aunque en Alemania, Reino Unido y España mantienen ratios similares a la época previa a las políticas de austeridad o incluso bajan. En concreto, serían 6.700 los abortos adicionales atribuibles a esa coyuntura política y económica, según los datos que publican en la revista European Journal of Public Health, y en el que comparan el ratio de abortos por cada mil embarazos.
Los efectos son estadísticamente significativos en todos los rangos de edad de las mujeres en edad fértil, aunque parecen más fuertes en las más jóvenes. Esos grupos, los que van de los 15 a los 19 años y de los 20 a los 24, son en los que España sí aumentó su ratio de abortos por encima de lo esperado durante el periodo de 2010 a 2012, aunque la cifra total de abortos se haya reducido en esos años.
España es un caso paradójico entre los países analizados. Mientras en toda Europa descendía el número de abortos en la primera década del siglo XXI, en España aumentaban. Y cuando llegó la austeridad, comenzaron a bajar frente a la tendencia europea general al alza. Los expertos lo atribuyen al descenso de la inmigración (casi la mitad de las mujeres que abortaron en España en 2008 eran inmigrantes), pero también se produjeron cambios otros cambios legales y sociales que podrían explicarlo.
"La impresión general que tenemos es que la ley del aborto de 2010 provocó una disminución de los abortos", afirma Glòria Pérez, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Esta experta, que está estudiando los efectos de la crisis en la salud reproductiva en España, considera importante analizar el aborto dentro del fenómeno más global del embarazo. "¿Baja el aborto porque aumenta la fecundidad o porque aumenta el uso de anticonceptivos?", se pregunta Pérez, que pone España como ejemplo de lo difícil que es hacer una lectura compartida por todos los países.
La tendencia está bien detectada, pero es complicado atribuir las mismas causas en países tan distintos como Reino Unido, Bulgaria o Finlandia, tanto en el punto del que partían antes de la crisis hasta en la reacción posterior de sus gobiernos.
"La conclusión es evidente, muchas más mujeres están renunciando a tener un hijo, que posiblemente hubieran tenido si no hubiera habido crisis, y el aborto es uno más de los procedimientos anticonceptivos que usa para ello", resume Francisco Viciana, jefe del servicio de demografía del Instituto Andaluz de Estadística, sobre un estudio que él considera "muy claro y robusto".
Los autores del trabajo proponen varias causas que podrían explicar la tendencia. "Algunas familias que, en periodos económicamente estables, podrían estar en contra de abortar en caso de embarazo no deseado, podrían decidir poner fin al mismo cuando se enfrentan a la inseguridad económica. Esto puede ocurrir con embarazos no planificados si había un problema económico inesperado, tal como la pérdida del trabajo del cabeza de familia", sugieren.
Los investigadores del departamento de Sociología de Oxford señalan a la austeridad, y no a la crisis, en el propio título de su estudio. "Se optó por utilizar la palabra austeridad porque la relación entre las recesiones y los efectos sociales perjudiciales para la salud no es causal: la forma en que los gobiernos responden a las recesiones marca la diferencia", explica Joana Lima, que es una de las autoras del trabajo, que también firman el prestigioso demógrafo Francesco Billari, especialista en dinámica familiar, y David Stuckler, autor de varios libros y estudios reveladores sobre los efectos nocivos de la austeridad.
"Hay períodos de recesión que van acompañados de un fortalecimiento de los mecanismos de protección social y sanitaria en los que la salud de las poblaciones no sufre e incluso mejora. En cambio, las medidas de austeridad pueden acentuar la ya difícil situación provocada por la recesión", señala Lima, aunque reconoce que el análisis de su estudio no prueba hipótesis específicas.
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