El uso de organismos genéticamente modificados (OGM) en la agricultura y ganadería, prohibidos en el Perú desde el 2011, ha vuelto al centro del debate a raíz de la publicación la semana pasada del rango de multas para quienes ingresen al país, siembre y comercialicen los transgénicos.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), ha dispuesto que quienes siembren, críen animales o comercialicen con productos transgénicos recibirán una multa de hasta tres millones 800 mil nuevos soles, unos 1.2 millones de dólares.
Las altas tasas provocaron un editorial del principal diario del país, El Comercio, en el que se criticaba el monto, pero sobretodo, la “ceguera” de las autoridades por no permitirle a los agricultores acceder a los avances de la ciencia.
“Existen, por ejemplo, plantas que producen su propio insecticida, cultivos con resistencia a heladas, sequías y enfermedades, vegetales con mucho mejor rendimiento por hectárea y contenido vitamínico, además peces y moluscos de rápido crecimiento para la acuicultura y vacas con leche de mejor calidad. Las posibilidades son, casi literalmente, infinitas”, indicaron.
Se critica la “ceguera” de las autoridades por no permitirle a los agricultores acceder a los avances de la ciencia
En El Comercio, con datos de la Asociación Peruana para el Desarrollo de la Biotecnología, se señala que en los países que permiten el uso de transgénicos no se ha producido daños a la biodiversidad. “Con el cuidado apropiado en la separación de áreas de cultivo, los OGM son tan inofensivos al ecosistema como lo son a la salud”, indican.
El medio hizo referencia que entre 1996 y el 2012, el cultivo de transgénicos otorgó a los agricultores en países en desarrollo 58,000 millones de dólares, por la mayor productividad y el menor uso de pesticidas y fertilizantes.
Si los agricultores peruanos quieren mejorar su nivel de vida, mal hace “el Gobierno Peruano, en nombre de una idea romántica e idílica de la pureza del campo peruano, en impedir su acceso a tecnología mejorada y condenarlos a los niveles de subsistencia en los que hoy muchos viven. En el caso de los transgénicos, parece que el Estado es el que necesita una dosis extra de beta-caroteno para sacudirse de su ceguera y levantar la moratoria”.
La posición fue rebatida por los científicos que se oponen al uso de transgénicos en el país. Desde su blog Expresión Genética –en el mismo diario El Comercio-, el biólogo David Castro dice no negar que la ingeniería genética tiene el potencial para solucionar muchos de los problemas que aquejan a la humanidad, pero justifica su prohibición en el Perú por las siguientes razones:
Primero, porque los transgénicos de avanzada todavía no están disponibles Por ahora, el 99% de los transgénicos son de soya, maíz, algodón y canola, tolerantes a herbicidas (glifosato, glufosinato, dicamba y 2,4-D) y resistentes al ataque de ciertos insectos (larvas de polillas y escarabajos).
El Perú aún no implementa su marco nacional de bioseguridad, llamado a a reducir los riesgos asociados al uso de los transgénicos
Y segundo, porque el Perú aún no implementa su marco nacional de bioseguridad, llamado a a reducir los riesgos asociados al uso de los transgénicos, con el fin de proteger el ambiente, la diversidad biológica y la salud humana, y así poder maximizar sus beneficios.
“Si no sabes dónde está distribuida la diversidad genética, ¿cómo puedes emitir autorizaciones? Si no tienes mecanismos de vigilancia y control, ¿cómo puedes saber si no están ingresando o liberándose al ambiente transgénicos que no han sido aprobados? Si no hay procedimientos para hacer la evaluación de riesgos, ¿cómo vas a tomar una decisión? A mi entender, esta es la verdadera justificación de la moratoria”, sostuvo.
El uso de transgénicos está prohibido en el Perú hasta el año 2021. Se espera que para esa fecha, el país haya preparado el marco adecuado para evitar que su uso afecte al resto de las especies, considerando que el país es uno de los más ricos en biodiversidad del mundo.