Del recorrido hecho hasta ahora sobre Cognotecnología o tecnología relacionado con la mente, la inteligencia y la consciencia, se saca la conclusión de que hay más dudas que certezas en cuanto a la posibilidad de que el hombre termine fabricando máquinas espirituales, o máquinas pensantes y conscientes de que piensan.
Están los que creen fuertemente en tal posibilidad y fijan incluso fechas exactas para ello, como es el caso de Ray Kurzweil, y los que creen a priori que nada de eso podrá ocurrir. Los primeros se apoyan en la racionalidad tecnológica de nuestro mundo actual y en el crecimiento exponencial de la tecnología. Los segundos basan su posiciones en argumentos tales como: a) todo lo relacionado con la consciencia es de naturaleza distinta a lo físico y material; b) existe un salto cuántico entre la materia y la consciencia que no entendemos ni podremos entender; c) en lo más profundo de la materia existen fenómenos “fantasmales” -- o surrealistas, podríamos decir -- tales como la “complementariedad" y el“entrelazamiento cuántico”, para los que no tenemos explicación; d) la consciencia es un misterio del cerebro que nunca podrá ser explicado, algo así como que la consciencia nunca podrá explicarse a sí misma.
En el fondo de este debate late la idea de si el mundo, y el hombre mismo, es sólo lo que vemos y sentimos y lo podremos explicar completamente a través de la ciencia empírica, o existe un mundo de las ideas, una espiritualidad, un ser íntimo consciente que no ha surgido de la materia cuya explicación será mucho más difícil.
Muchos científicos y, por supuesto, muchos filósofos actuales se inclinan por lo primero. Son monistas como hemos dicho en blogs anteriores. Tienden a pensar que somos simplemente materia surgida en nuestro mundo de forma natural y espontánea. Sólo es cuestión de tiempo que podamos explicar todo y explicarnos a nosotros mismos.
Los más sutiles dentro de estos últimos, como John Searle, creen que hay una dualidad y que efectivamente hay diferencias de naturaleza entre las ideas, los qualia, y la materia, pero es una diferencia “propietaria”, es decir, circunstancial, y que sólo tiene existencia en la mente física de cada individuo. Las neuronas y las sinapsis las crean con sus interconexiones y desaparecen con ellas.
Algunos siguen este razonamiento y opinan que más allá de la materia y de las ideas, en un nivel profundo de lo que somos, existe una realidad de la que emergen ambas. También en cuanto a ese nivel profundo hay desacuerdos: unos sugieren que más abajo sólo hay formas especiales de materia y otros creen que es algún tipo de consciencia lo que está al fondo de todo.
Están los que creen fuertemente en tal posibilidad y fijan incluso fechas exactas para ello, como es el caso de Ray Kurzweil, y los que creen a priori que nada de eso podrá ocurrir. Los primeros se apoyan en la racionalidad tecnológica de nuestro mundo actual y en el crecimiento exponencial de la tecnología. Los segundos basan su posiciones en argumentos tales como: a) todo lo relacionado con la consciencia es de naturaleza distinta a lo físico y material; b) existe un salto cuántico entre la materia y la consciencia que no entendemos ni podremos entender; c) en lo más profundo de la materia existen fenómenos “fantasmales” -- o surrealistas, podríamos decir -- tales como la “complementariedad" y el“entrelazamiento cuántico”, para los que no tenemos explicación; d) la consciencia es un misterio del cerebro que nunca podrá ser explicado, algo así como que la consciencia nunca podrá explicarse a sí misma.
En el fondo de este debate late la idea de si el mundo, y el hombre mismo, es sólo lo que vemos y sentimos y lo podremos explicar completamente a través de la ciencia empírica, o existe un mundo de las ideas, una espiritualidad, un ser íntimo consciente que no ha surgido de la materia cuya explicación será mucho más difícil.
Muchos científicos y, por supuesto, muchos filósofos actuales se inclinan por lo primero. Son monistas como hemos dicho en blogs anteriores. Tienden a pensar que somos simplemente materia surgida en nuestro mundo de forma natural y espontánea. Sólo es cuestión de tiempo que podamos explicar todo y explicarnos a nosotros mismos.
Los más sutiles dentro de estos últimos, como John Searle, creen que hay una dualidad y que efectivamente hay diferencias de naturaleza entre las ideas, los qualia, y la materia, pero es una diferencia “propietaria”, es decir, circunstancial, y que sólo tiene existencia en la mente física de cada individuo. Las neuronas y las sinapsis las crean con sus interconexiones y desaparecen con ellas.
Algunos siguen este razonamiento y opinan que más allá de la materia y de las ideas, en un nivel profundo de lo que somos, existe una realidad de la que emergen ambas. También en cuanto a ese nivel profundo hay desacuerdos: unos sugieren que más abajo sólo hay formas especiales de materia y otros creen que es algún tipo de consciencia lo que está al fondo de todo.
Los médicos y los científicos del cuerpo humano suelen ser los más materialistas. Puede que a ellos les afecte especialmente la frase, a veces achacada a Ramón y Cajal, “nunca me he encontrado con el alma en mis disecciones”. Aunque, dicho sea de paso y en relación con esto último, es difícil que sea así, ya que este autor se refirió a las neuronas de forma tan poética como “esas revoloteantes mariposas del alma”.
En relación con esta cuestión Daniel Dennet dice que no hay motivos para pensar en la existencia de fenómenos no materiales cuando no aparecen por ningún sitio al estudiar al hombre y a su mundo. John Searle, por otra parte, otro de los llamados neuro-filósofos actuales, dice que tampoco hay razones para ello si se tiene en cuenta que nunca desde el principio de los tiempos registrados se ha producido ningún fenómeno sobrenatural verdaderamente constatado.
Ambos pueden equivocarse si se tienen en cuenta las ideas de físicos, también actuales, como Michio Kaku, que hablan y escriben del Hiperespacio, De los Universos Paralelos y de la Física de lo Imposible. Este autor dice claramente que no vemos otras dimensiones de la realidad del Universo porque estamos sumergidos en nuestro mundo al igual que los peces en una pecera. Creemos que los peces no son conscientes de su mundo y de su existencia, pero si lo fueran, contarían lo que ven de forma muy distinta a cómo lo contamos nosotros. También nosotros, en general, vivimos en el mundo cerrado, no sólo de la naturaleza, sino de nuestras concepciones y de nuestra racionalidad.
Salir de ese mundo claustral es muy importante y por eso en este blog damos importancia a la racionalidad tecnológica, desde luego, pero también a las ideas novedosas sobre nuestro mundo recogidas en teorías bien enraizadas ya entre nosotros como la Selección Natural, la Relatividad, la Mecánica Cuántica, y en las todavía más recientes de las Supercuerdas, de la Energía Oscura:, del Principio Antrópico y de los Universos Paralelos.
Después de lo dicho en este blog sobre Cognotecnología creemos difícil y poco probable que los hombres construyan máquinas conscientes, aunque desde luego, no lo descartamos. La tecnología tendrá que avanzar mucho más así como su interrelación con el cerebro. En todo eso se progresa hoy de forma destacada y en este blog pretendemos seguir de cerca ese proceso tecnológico así como la evolución paralela de las ideas y concepciones sobre lo que somos y lo que hacemos aquí.
En relación con esta cuestión hay que reconocer que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Es decir, es probable que estemos lejos de construir máquinas espirituales, o conscientes, y que necesitemos tecnología mucho más radical que la actual, pero desde hace mucho tiempo existe tecnología importante relacionada con las actividades del cerebro.
En relación con esta cuestión Daniel Dennet dice que no hay motivos para pensar en la existencia de fenómenos no materiales cuando no aparecen por ningún sitio al estudiar al hombre y a su mundo. John Searle, por otra parte, otro de los llamados neuro-filósofos actuales, dice que tampoco hay razones para ello si se tiene en cuenta que nunca desde el principio de los tiempos registrados se ha producido ningún fenómeno sobrenatural verdaderamente constatado.
Ambos pueden equivocarse si se tienen en cuenta las ideas de físicos, también actuales, como Michio Kaku, que hablan y escriben del Hiperespacio, De los Universos Paralelos y de la Física de lo Imposible. Este autor dice claramente que no vemos otras dimensiones de la realidad del Universo porque estamos sumergidos en nuestro mundo al igual que los peces en una pecera. Creemos que los peces no son conscientes de su mundo y de su existencia, pero si lo fueran, contarían lo que ven de forma muy distinta a cómo lo contamos nosotros. También nosotros, en general, vivimos en el mundo cerrado, no sólo de la naturaleza, sino de nuestras concepciones y de nuestra racionalidad.
Salir de ese mundo claustral es muy importante y por eso en este blog damos importancia a la racionalidad tecnológica, desde luego, pero también a las ideas novedosas sobre nuestro mundo recogidas en teorías bien enraizadas ya entre nosotros como la Selección Natural, la Relatividad, la Mecánica Cuántica, y en las todavía más recientes de las Supercuerdas, de la Energía Oscura:, del Principio Antrópico y de los Universos Paralelos.
Después de lo dicho en este blog sobre Cognotecnología creemos difícil y poco probable que los hombres construyan máquinas conscientes, aunque desde luego, no lo descartamos. La tecnología tendrá que avanzar mucho más así como su interrelación con el cerebro. En todo eso se progresa hoy de forma destacada y en este blog pretendemos seguir de cerca ese proceso tecnológico así como la evolución paralela de las ideas y concepciones sobre lo que somos y lo que hacemos aquí.
En relación con esta cuestión hay que reconocer que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Es decir, es probable que estemos lejos de construir máquinas espirituales, o conscientes, y que necesitemos tecnología mucho más radical que la actual, pero desde hace mucho tiempo existe tecnología importante relacionada con las actividades del cerebro.