¿Se ha preguntado alguna vez cuántos años le quedan por vivir? Mark Stevenson (Ashbourne, Reino Unido, 1971) se planteó esta cuestión cuando decidió dejar un trabajo que no le satisfacía y dar un giro a su vida. Y quiso obtener una respuesta. En internet hay aplicaciones muy básicas, como 'Death Clock', que permiten calcular la esperanza de vida en función de la fecha de nacimiento y el índice de masa corporal. Pero el escritor y divulgador británico quería averiguar hasta qué punto los avances de la ciencia iban a contribuir a alargar y mejorar la calidad de la vida de los ciudadanos y a resolver los principales retos a los que se enfrentará la Humanidad. De modo que hizo la maleta y viajó por todo el mundo para entrevistar a algunos de los científicos más prestigiosos y recorrer los laboratorios en los que se está 'cocinando' el futuro.
"Quería comunicar a la mayor cantidad de gente posible todos estos progresos. La mayor parte de los libros sobre ciencia y tecnología están escritos para personas que leen este tipo de libros", explica durante su visita a Madrid, invitado por la Universidad Internacional Valenciana. Incluso ha fundado la Liga de los Optimistas Pragmáticos (The League of Pragmatic Optimists), una iniciativa con la que pretende animar a los ciudadanos a que pasen a la acción. "Creo que hay mucha gente que tiene menos de 30 años y está harta de pensar que el futuro que les espera es basura. Así que mi esperanza es que al leer mi libro, mucha gente se pregunte: ¿qué puedo hacer yo?".¿Es cierto que podremos cultivar órganos dentro de nuestro cuerpo?¿Logrará el hombre frenar el envejecimiento? ¿Nos fusionaremos con las máquinas? ¿Existen ya soluciones tecnológicas eficaces para combatir el cambio climático? El resultado de su investigación ha quedado plasmado en 'Un viaje optimista por el futuro', un libro en el que Stevenson explica de manera asombrosamente sencilla los últimos y complejos avances en áreas como la biotecnología, la nanotecnología, la medicina o la robótica.
Pregunta.- Antes de iniciar su viaje, ¿era más pesimista respecto al futuro que nos espera?
Realmente no me considero optimista ni pesimista, yo diría que soy posibilista. Creo que es perfectamente posible que tengamos un futuro fantástico pero también es perfectamente posible que no. Todo dependerá de los valores que elijamos y de las decisiones que tomemos. Ahora sólo podemos hacer un ejercicio de imaginación. Creo que todos podemos contribuir a que el futuro sea mejor. Personalmente, me preocupa la falta de pensamiento racional y el proceso por el que se toman las decisiones políticas, así como el cinismo crítico que hay en la sociedad. La gente cada vez es más cínica y se muestra más deprimida en lo que respecta al futuro, y creo que esto es peligroso. Así que mi posición es ser un optimista ambicioso y pragmático.
Entre los investigadores que ha entrevistado Stevenson figura Nick Bostrom, uno de los defensores del Transhumanismo, un polémico proyecto que propugna una nueva concepción del ser humano. Según sostienen, el hombre logrará frenar el envejecimiento y sus limitaciones biológicas gracias a los avances científicos, que le permitirán alargar su vida de manera indefinida.
P.- ¿Piensa que el transhumanismo es la idea más peligrosa del mundo, como la han descrito sus detractores?
Creo que es una idea muy provocadora, porque va directamente al corazón de lo que significa ser humano. La evolución no ha terminado, y el ser humano es la primera especie en la historia que va a tener control sobre su propia evolución, y sobre la del resto de las especies. A muchas personas les asusta el alcance de estas nuevas tecnologías porque piensan que vamos a perder la esencia humana. Y yo les entiendo. Pero nos guste o no, los seres humanos somos una especie tecnológica. No podemos pararlo, aunque sí podemos utilizar esta tecnología de una manera positiva. Respecto al transhumanismo, si preguntamos a la gente si cree que se debería curar el cáncer, creo que la mayoría de la gente diría que sí. Pero si les preguntáramos si creen que la gente debe vivir 200 años, no estaría tan claro...
P.- A usted, ¿cuántos años le gustaría vivir?
A mí me gustaría vivir siempre.
P.- Bueno, entonces usted estaría entre los partidarios de utilizar los avances científicos para mejorar sus capacidades.
Sí. Y si miramos atrás, veremos que el hombre siempre ha intentado vivir para siempre. Detrás de las religiones también está la idea de la vida después de la muerte. Es parte del ser humano. Pero el hecho de vivir durante mucho tiempo va a cambiar todas las instituciones y las relaciones sociales.
P.- En su libro plantea los dilemas éticos y algunos ejemplos de esta transformación que sufrirá la sociedad si la gente vive mucho más tiempo (jubilaciones, pensiones o cuestiones como si la gente seguirá casándose si sabe que va a vivir muchos años). Además, se agravaría el problema de la sobrepoblación y la falta de recursos ¿Cree que la gente llegará a estar preparada para estos cambios?
Tendremos que evolucionar. La sociedad y las relaciones tendrán que cambiar por completo. Sin embargo, creo que el problema de la sobrepoblación no va a ser tan decisivo. Cuanto mas vives, menos hijos tienes, y creo que la población del mundo se estabilizará. Si utilizamos la tecnología de manera adecuda es perfectamente posible tener recursos y energía suficiente.
P.- Dice usted que el transhumanismo no llegará tras una revolución, sino paso a paso, terapia a terapia. Así que no podemos hacer para evitarlo.
Ya lo estamos viendo [enciende su ordenador y muestra fotos]. Ya somos capaces de mejorar nuestras capacidades. Llevo lentillas en mis ojos que me permiten ver, pero dentro de poco podremos tener acceso a internet con ellas, por ejemplo. Personas minusválidas llevan ya implantes que les permiten moverse, incluso controlados desde su cerebro. Pronto habrá implantes cocleares que nos permitan oír diferentes frecuencias... la tecnología no se va a detener.
P.- Así que en el futuro las personas sanas pedirán que les sustituyan miembros por otros artificiales más potentes y mejorados.
Sí, de hecho, ya está ocurriendo.
P.- Usted sostiene que nadie estará obligado a mejorar su cuerpo y a incorporar estos avances. Pero habrá un momento en que el mundo se dividirá en superhombres y supermujeres y personas 'normales'. ¿Cómo se podrá lograr la convivencia y evitar los conflictos en una sociedad así?
Bueno, existe la posibilidad de que la generación de 'superhombres' aniquilara a los seres 'normales', que cometiera un genocidio, pero no creo que ocurriera algo así, aunque puedo equivocarme. Pienso que se logrará un equilibrio. La tecnología permitirá un mayor acceso a la información, a la educación, y todo el mundo resultará beneficiado. Si analizamos cómo ha evolucionado la longevidad de las personas en los últimos cien años, podemos ver que los ricos viven más, pero también ha aumentado la esperanza de vida de los pobres. No intento hacer predicciones, sino plantear preguntas sobre lo que puede ocurrir, y qué podemos hacer para evitar los posibles problemas que pueden surgir.
En su libro, Stevenson afirma que si hay una tecnología que tenga el potencial para reconfigurar radicalmente nuestro mundo y nuestra economía es la nanotecnología [que permite reordenar átomos y moléculas para fabricar nuevos productos y materiales con propiedades extraordinarias]. La define como la que es, quizás, la tecnología más poderosa jamás creada, capaz incluso de acabar con el capitalismo.
P.- Los futuristas hablan de la Revolución GNR (Genética+Nanotecnología+Robótica) ¿cree que esta fórmula es la clave para entender los cambios que se avecinan?
Yo diría que la tecnología, por sí sola, no es lo más importante. Hay otros cambios necesarios a nivel institucional. La manera en la que organizamos la escuela, el gobierno, el sistema político, legal y financiero...todo está basado en la Revolución Industrial. Es un sistema que claramente no funciona. Y lo estamos notando ya. Es un cambio que tenemos que acometer en esta generación, tenemos que replantearnos completamente el modelo de sociedad. Va a ser doloroso para mucha gente, pero creo que también ofrecerá oportunidades. Habrá que plantearse quiénes somos, cómo nos vamos a preparar para lo que viene y disfrutar también con este proceso. Es emocionante vivir en una época en la que todo está cambiando y en la que hay enormes retos en el futuro.
P.- Dice usted que, pese a la percepción general, la violencia no ha dejado de descender en las últimas décadas y sin embargo la gente tiende a pensar que el mundo es más violento y cada tiene más miedo.
Es cierto que la violencia es ahora la excepción. No hay que remontarse muy lejos en la historia para comprobar que antes, casi todos los conflictos se resolvían mediante la violencia. Por un lado los seres humanos son, por naturaleza, prudentes, lo que explicaría en parte esa percepción. Además, ahora, si alguien es asesinado en Edimburgo aparece en los periódicos de Londres. Asi que aunque cada vez hay menos asesinatos y la violencia es cada vez más excepcional, cada vez somos mas conscientes de lo que ocurre en otros sitios.
P.- Algunos avances científicos, en biotecnología por ejemplo, podrían entrañar también riesgos para la seguridad. ¿Cree que se está prestando atención a los peligros potenciales de estas tecnologías?
No. Pero creo que tampoco se está prestando mucha atención a la parte positiva. Pienso que aún estamos en la fase de desarrollo. Más adelante se verán tanto las ventajas como los posibles problemas.
P.- En la parte de su libro sobre el cambio climático, afirma que los Gobiernos actúan de forma inmediata cuando se trata de arreglar el sistema financiero pero no cuando se trata de la atmósfera, aunque ya existen soluciones tecnológicas para combatirlo.
Así es. Creo que el sistema político actual ya no funciona. No ha cambiado mucho desde hace siglos. Cuatro años es mucho tiempo, pero para un político es muy poco, así que intenta resolver problemas inmediatos durante su mandato. Como la crisis financiera, que afecta a los ciudadanos de manera inmediata. El cambio climático se considera una preocupación de futuro, de 20, 30 o 40 años. Creo que no se trata tanto de que los políticos sean necesariamente buenos o malos. Son las instituciones políticas las que ya no están a la altura de los problemas de nuestra era. Y si no funciona el sistema, los políticos deberían arreglarlo, es su trabajo. Igual que espero que mi médico me cure cuando estoy enfermo.
P.- Asistió a un consejo de ministros submarino celebrado en Maldivas, un país con riesgo real de quedar sumergido por el aumento del nivel del mar y que ha puesto en marcha medidas eficaces para frenar el cambio climático. Según le confesó uno de los políticos que entrevistó, sus colegas internacionales les suelen preguntar por qué se molestan si es inevitable ¿Cree que es éste es el sentir general de los políticos?
Sí, de nuevo nos encontramos con el mismo problema. El cinismo es el mayor enemigo del futuro, una excusa para la pereza, el mayor obstáculo para conseguir avanzar y poner las cosas en marcha. Es difícil combatirlo, y yo mismo me he descubierto siendo cínico.
P.- ¿Qué opina sobre Los Indignados? ¿Le parece eficaz para intentar conseguir cambios?
Pienso dos cosas sobre este movimiento. Por un lado, estoy feliz de ver este entusiasmo, y de ver cómo la gente se moviliza para quejarse y para manifestar que las cosas no funcionan. Realmente creo que la protesta pública es el único medio que tiene alguna posbiilidad de lograr que el gobierno cambie de parecer. Me encanta el activismo, que se salga a la calle, incluso si no estoy de acuerdo con ellos. Pero creo que hay un problema. Y es que, aunque no conozco muchos detalles sobre Los Indignados de España [sí sé que hay protestas por los recortes en la educación, que considero que es lo más importante], creo que, en general, muchas de las cosas que piden son una vuelta a cosas que se han perdido. Los Gobiernos están buscando soluciones en el modelo de la revolución industrial. Y esto es lo mismo. Creo que el activismo necesita mirar al futuro en lugar de intentar recuperar cosas del pasado.
P.- Pero una de sus peticiones es poder lograr un empleo cuando acaban sus estudios.
Sí, pero la idea de estar empleado por un empleador va a cambiar. Lo estamos viendo ya en algunas industrias. Una de las objetivos de la Liga de los Optimistas Pragmáticos es animar a la gente que no tiene trabajo a iniciar su propio negocio. Creo que la idea de que debes tener un empleo por el que alguien te pague va a cambiar. Ahora la responsabilidad va a ser tuya. Si tienes acceso a internet, tienes todas las herramientas que necesitas. Y hay gente que ya lo está haciendo. Puedes cambiar el mundo con la tecnología que ya existe, porque la tecnología es la fuerza más poderosa que hay para democratizar. No digo que sea fácil. Pero si quieres cambiar el mundo no lo hagas mirando hacia el pasado, sino hacia adelante.
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