La turbulencia recorre a toda la sociedad, no hay rincón ajeno a sus embates, no existe refugio protegido de su acción perniciosa. Las soluciones no aparecen, al contrario, los movimientos de gobierno y oposición trastocan.
El gobierno más que errático es inexistente, se diluye en acciones propias de la normalidad, parece ignorar la gravedad del momento: Los conatos de saqueos abundan, los saqueos son diarios, la tranca de vías ya no sorprende, los muertos por acción de la olp siembran conciencia fascista sin que nadie alerte, los muertos en acciones de protesta aparecen señalando la radicalización de los enfrentamientos entre pueblo desesperado y pueblo uniformado que reprime, las protestas suben el tono. Mientras tanto, el gobierno objeta las firmas, se bate duro, activa toda su inteligencia... para que no haya revocatorio; la vida sigue, pasa enfrente de los que llevan la demanda a un tsj en quien pocos acreditan.
La situación es terminal, la gobernabilidad se diluye, la cohesión del gobierno estalla, cualquiera declara sobre cualquier cosa, no hay voceros autorizados; todos hablan, nadie escucha. La credibilidad se esfuma, la queribilidad quedó en el pasado. El gobierno no está caído pero cada vez manda menos, y lo aceptan menos. La ceguera es total.
Ahora bien, no se trata simplemente de la decadencia de un gobierno cualquiera, se trata del gobierno que heredó a Chávez, su suerte se confunde con la suerte del Chavismo, del Socialismo. Varios son los aspectos que debemos precisar.
Ante todo la responsabilidad de los chavistas de mantener la lealtad al legado de Chávez, al Socialismo, no es posible decirse chavista sin ser socialista, sin ser anticapitalista, antiimperialista, sin seguir el Plan de la Patria, sin sentir horror por la oligarquía, por el reformismo.
Y debemos decir con valentía que esto no es Socialismo, y menos Chavismo, que nunca el nombre del Comandante esté unido a este desastre, que es responsabilidad del capitalismo, de la burguesía, de los empresarios y de los gobernantes pusilánimes que le brindaron la dirección del gobierno, hasta mendoza está allí en el corazón del gobierno planificando sus movimientos más importantes.
Quedan establecidos dos aspectos que deben dirigir las conductas futuras de los chavistas: la responsabilidad con el pensamiento de Chávez y su coherencia con la obra de gobierno.
De aquí se desprende que es momento para que los altos dirigentes del Chavismo, los hijos, pero más los discípulos, los seguidores de su pensamiento, se manifiesten:
declaren que esto no es Socialismo, no es Chavismo; que el gobierno se desvió y que lo exhorten a retomar el camino, que dejen claro que no es una acción contra el Presidente Maduro, al contrario, es una invitación a que se salve, salve a la Revolución, por el camino que vamos la derrota es inevitable, ya se prefigura en el horizonte cercano. Ese pronunciamiento sería bueno, pero mucho mejor sería una autorcrítica del Presidente, del alto gobierno, que declare sus errores en las alianzas con el capitalismo, su distanciamiento del Plan de la Patria, de los consejos de Chávez, solo así subiría el prestigio, la credibilidad del gobierno, en ese caso pueden decir como lo dijo Chavez una vez: “Venga tempestad”, Venga referendum, los aplastaremos con el Socialismo, con Chávez, con el pueblo concientizado y organizado.
Pero al silencio de hoy lo sucederán los lamentos del mañana, pero ya será tarde, quien no habló, quien no dirigió hoy, quien sólo se aferró sin arriesgar, mañana no tendrá oportunidad de hacerlo, quien no sembró no puede cosechar.