Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Después del asesinato de Chávez han pasado muchas cosas, la principal de ellas es el olvido del Socialismo. Éste se volvió una declaración vacía, así como se habla del fin del mundo, como algo que puede ocurrir pero dentro de muchos años, cuando el Sol se apague. En cambio, el capitalismo regresó, para hoy, con defensores inusitados, por su importancia y trayectoria. Se habla de capitalismo sin ningún rubor, como quien habla de un socio, de algo bueno, necesario. Se impone preguntar: ¿Por qué es necesario el capitalismo, que es el capitalismo? Veamos.
El capitalismo es un sistema basado en la explotación del hombre por el hombre, donde unos pocos (capitalistas) se apropian del trabajo, de la riqueza de la sociedad toda. Se trabaja, no para la sociedad sino para estos capitalistas que usurpan en su beneficio la dirección de la actividad social, cultural, económica. Así, a los medios de producción los transforman, a través de la propiedad privada, capitalista, en instrumentos para apropiarse del trabajo ajeno y no en medios para crear riqueza social. Ahora bien, para que el robo del trabajo ajeno suceda es necesario que esté justificado en una cultura del individualismo, del egoísmo, en una fragmentación de la sociedad, en una ética resumida en el axioma: "si da lucro es ético, si me beneficia es ético, si yo estoy bien todo está bien, no importa el daño que haga a mis semejantes y a la naturaleza".
El capitalismo ha conducido a la Humanidad a las orillas de la extinción, la vida planetaria está en peligro de desaparecer, esto lo reconocen los líderes mundiales, pocos son los que se atreven a negar el daño evidentísimo que ha causado el capitalismo. El capitalismo ha plagado a los pueblos del mundo de miseria y oprobio, no hay ciudad del mundo -desde New York hasta Buenos Aires- que no tenga en sus márgenes grandes bolsones de miseria. Aquí entre nosotros vivimos la miseria del capitalismo, la inseguridad es su hija más conspicua, la guerra de todos contra todos la sentimos diariamente en la calle, los cordones de miseria copan el paisaje de las ciudades grandes y pequeñas. Vivimos en una "nosociedad".
Los voceros de este lado que, paradójicamente, defienden con más ahínco al capitalismo que los mismos oligarcas, arguyen que es necesario para elevar las fuerzas productivas, argumento frágil si tomamos en cuenta que esa elevación de las fuerzas productivas capitalista le saldrá muy cara al proyecto Socialista, lleva aparejada la ética, la conciencia, del egoísmo que impediría la construcción del Socialismo. Podemos decir que es la decapitación, la entrega del proyecto socialista. Pero además, y como si lo anterior no fuese suficiente, los capitalistas nacionales no tienen interés en elevarlas, más les conviene especular con la renta, robársela, recordemos el defalco de cadivi, se llevaron en meses más de lo que vale la compañía CITGO.
El capitalismo, lejos de ser necesario, es una peste para la humanidad, es su condena a la extinción. Es incomprensible, en el terreno del sano juicio, que los herederos de Chávez, sus hijos, aquellos que ayer adversaron al sistema hasta con la vida, los que vieron morir a muchos de sus compañeros en el intento por superarlo, hoy presenten al capitalismo como aliado, como bueno.
La Revolución sólo tiene un camino, profundizar al Socialismo, y eso se consigue con más Socialismo, nunca con capitalismo. El deber de la dirección de la Revolución es conducirla hasta el punto de no retorno, ese es el reto que nos dejó Chávez.
Sería interesante que altos voceros discutieran en público, en un debate en cadena, las bondades del capitalismo que aúpan en la práctica, y el camino al Socialismo... la Escuela Política “El Arado y el Mar" está a la orden.
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