Una combinación de análisis de cuatro estudios independientes, con más de mil muestras humanas y un equipo de investigadores de las universidades de Hungría, Dinamarca y Estados Unidos examinaron el proceso de asimilación de los OMG, ya que actualmente estos se consumen alrededor del mundo. Esto también incluye derivados de cultivos de transgénicos como jarabe de maíz rico en fructosa (JMAF) hecho de maíz genéticamente modificado, proteína de soja genéticamente modificada y hasta la carne de animales alimentados con una dieta basada en transgénicos.
Después de examinar los datos de cómo el cuerpo humano procesa estos y otras formas de OMG, el equipo descubrió que los transgénicos no son digeridos completamente por el cuerpo durante el proceso digestivo. Lo que normalmente se degrada en sustancias más pequeñas como amino ácidos y ácidos nucleicos se encontró que aun permanecían completos. Adicionalmente, se encontraron de estos fragmentos que pueden pasar directamente al sistema circulatorio, a veces a un nivel más alto que el del mismo ADN del ser humano.
“Basado en los análisis de más de mil muestras humanas de cuatro estudios independientes, reportamos evidencia de que los fragmentos de ADN derivados de alimentos, que sean lo suficientemente grandes como para albergar genes, son capaces de evitar la degradación y, a través de un mecanismo desconocido, entrar al sistema circulatorio”, explicaron los autores en su resumen del estudio.
“En una de las muestras de sangre, la concentración de ADN vegetal es la misma que del ADN humano”.
Genes transgénicos alteran la composición de la flora del tracto digestivo
Este descubrimiento es sorprendente ya que comprueba que son falsas las afirmaciones hechas por Monsanto y otros- que los transgénicos no son distintos a los que no lo son a la hora de interactuar en el cuerpo.
Monsanto hasta declara en su página de “Seguridad de Alimentos” que el ADN de los OMG se “digieren exhaustivamente” y que “no presentan ningún peligro”, declaraciones que ahora se comprueba son mentiras.
Basado en los últimos análisis de cómo los genes de las comidas son transferidas del tracto digestivo al sistema circulatorio, ahora es evidente que los genes de los OMG sí logran pasar por el sistema circulatorio en su totalidad. Su presencia también está asociada a enfermedades como la inflamatoria del intestino, adenoma y cáncer colorrectal.
Ante la presencia de genes transgénicos en el intestino delgado se encontró también que afecta la composición de la flora intestinal, a las bacterias responsables de proteger al intestino en contra de invasores foráneos y de ayudar a absorber los nutrientes de los alimentos. Personas con ileostomías, o perforaciones en sus paredes abdominales como resultado de una cirugía, literalmente albergan secuencias completas de ADN de transgénicos en sus tractos digestivos.
Por supuesto, nada de esto es verdaderamente sorprendente, ya que las actividades biológicas detrás de cómo el cuerpo procesa los OMG nunca han sido estudiadas legítimamente. Compañías biotecnológicas sólo han promulgado que los transgénicos son iguales a los alimentos naturales, pero sin evidencias para respaldarlo, y esto fue suficiente para que muchos gobiernos en el mundo los aprueben para su consumo.
“Una mutación pequeña dentro del cuerpo humano puede determinar mucho. Sólo con mover un gen, un solo gen, un diminuto gen fuera de un organismo y dentro de otro, cambias su contexto por completo”, dijo David Suzuki, cofundador de la Fundación David Suzuki. “No hay manera de predecir cómo se va a comportar y cuál será el resultado".