Admito que estoy confundida acerca de los productos transgénicos. Como muchos estadounidenses, me desafié a comprender las consecuencias de organismos modificados genéticamente en el cuerpo, la familia y en el ambiente. Conocer estos factores ayudará a guiarnos en las decisiones que adoptamos para todas las cosas que nos importan.
Mientras que aún falta un estudio a largo plazo de los organismos genéticamente modificados (OGM), una significativa parte del mundo está preocupada por sus efectos: los 27 países de la Unión Europea prohíben o limitan los cultivos transgénicos. Egipto y Argelia también restringen los OGM, al igual que Perú, Brasil, Bolivia y Paraguay.
Con más del 75 por ciento de todos los alimentos no orgánicos en Estados Unidos que contienen ingredientes manipulados genéticamente, ¿por qué la FDA y el USDA, los ángeles guardianes del suministro de alimentos del país, no se han movido en esa dirección o al menos adoptado un enfoque más cauteloso? ¿Y por qué no se etiquetan los alimentos transgénicos para que podamos tomar decisiones informadas?
Algunas cosas que debe saber sobre los OGM:
• Los alimentos transgénicos están hechos con nueva e incierta tecnología: Los métodos más antiguos de cruce de plantas, como la hibridación y la selección, se han utilizado durante siglos. Estos métodos son naturales y seguros. Ellos no tratan de empalmar ADN de lenguado en tomates para resistir las heladas (nadie ha probado nunca la infame combinación "tomate pescado", una falla de ingeniería genética de los años 90). Los impactos a largo plazo de los OMG son desconocidos.
• Los OGM están en todas partes: Gran parte de la comida, aunque no están etiquetadas como tales, son OGM: el 85 por ciento de la soja, 40 por ciento de maíz, 75 por ciento de canola, y el 76 por ciento del algodón cultivado en Estados Unidos son transgénicos, informa el USDA.
• Sobre todo el Herbicida ‘Roundup’: el 80 por ciento de los cultivos alimentarios de OMG se crían para la tolerancia al herbicida glifosato o ‘Roundup’, fabricado por Monsanto, según el Diario de Agrobiotecnología de Gestión y Economía. Una planta resistente al Roundup vive, mientras que el herbicida mata las malezas rivales. El problema es que el glifosato se mantiene en la planta. Si usted come el maíz o la soya transgénica se está comiendo el herbicida también. En 2009, un tribunal francés encontró a Monsanto culpable de falsificar un anuncio publicitario que señalaba que el glifosato es biodegradable, según informó BBC News.
Un estudio europeo de 2011 encontró glifosato en el 44 por ciento de los voluntarios de 18 países. Usted está expuesto incluso si come orgánicamente: un estudio de 2011 redactado en GreenMedInfo.com "detectó glifosato en el 60-100 por ciento de todas las muestras de lluvia y aire en EE.UU.". Otro estudio de 2012 lo encontró muy extendido en las aguas subterráneas, informa Reuters.
• Problemas con ‘Roundup’: El glifosato ha sido relacionado en estudios científicos con el cáncer de mama, la enfermedad de Parkinson, el autismo, esclerosis múltiple, infertilidad, enfermedades gastrointestinales y el Alzheimer. La Academia Americana de Medicina Ambiental dice que los alimentos transgénicos "representan un riesgo grave para la salud", y ha pedido la suspensión del uso de los OGM hasta que se realicen más estudios.
• ¿Si los OGM son riesgosos, por qué están en todas partes? Alguien dejó la puerta del granero abierta, una puerta giratoria entre la industria y el gobierno. Michael Taylor, por ejemplo, es a la vez el ex vicepresidente de Políticas Públicas de Monsanto y el Subcomisionado actual de Alimentos bajo la administración Obama. Como regulador, Taylor aprobó el uso de rgBH, hormona de crecimiento bovina, un controvertido OGM, pese a su vinculación con el cáncer, las alergias, y las mayores tasas de asma infantil.
Todo el mundo sabe que no se debe poner a un zorro en el gallinero, ya que mientras el señor Zorro puede saber más sobre pollos que cualquier otro ser vivo, el conocimiento no implica buenas intenciones.
Cuando yo estaba cultivando, una pava, Penélope, se escapó de una granja en la carretera y se vino a vivir con nuestros pollos. Eventualmente, ella sonaba como un pollo, y con los ojos vendados nunca se podía saber. Los proponentes de los OGM les gustaría que nos quedemos con los ojos vendados y creamos que el salmón modificado genéticamente es igual que sus hermanos silvestres. Ellos quieren que permanezcamos ciegos a los posibles problemas por la vía de la rápida aprobación de los transgénicos y de la acumulación de la cubierta reglamentaria. Ellos quieren que nos hagamos de la vista gorda frente a la creciente cantidad de estudios negativos sobre los OGM, y que continuemos confiando en que Monsanto, culpable de mentir y contaminar, puede proteger nuestra salud mientras nos dicen que una pava es un pollo.
Con más estados productores de alimentos promoviendo el etiquetado obligatorio de los OGM, está claro que con el despertar el público estadounidense se opone al abuso y la manipulación de nuestro sistema alimentario.
Es hora de que el Congreso se quite las anteojeras y aprueben un proyecto de ley responsable de etiquetado de los OMG proteja la salud de todos. La seguridad es lo primero.
(*) Karen Johnston es una consultora ayurvédica, ex agricultora y activista alimentaria de la comunidad radicada en Hardwick, Vermont © Blue Ridge Press 2013.