Por Pedro Echeverría V.
Se
ha demostrado y probado millones de veces la presencia de la CIA,
FBI, DEA y eso que llaman ASN (Agencia de Seguridad Nacional) metidos
con oídos y narices en todas las naciones del mundo.
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1.
Tan grave es pensar que Julian Assange y Edward Snowden son agentes
del imperialismo que obedecen a estrategias de espionaje,
entretenimiento o desviación, planeado por el gobierno yanqui, como
pensar que son personajes de oposición que luchan como izquierdistas
para destruir el poder del imperialismo que aplasta a todos los
pueblos del mundo. Son tan grandes los secretos y los engaños que
como pueblo hemos sufrido a través de milenios, que tenemos que
aprender a reflexionar –pero muy rapidito- para ayudar realmente a
nuestro pueblo y así evitar que nos sigan viendo la cara de tontos o
de imbéciles. Si no leemos y reflexionamos no aprenderemos a
desentrañar -aunque sea una parte- de la problemática que nos
enreda y aprisiona.
2.
Que el pueblo esté luchando por sus problemas inmediatos o
cotidianos está bien: que no le suban la luz, el agua, la renta; que
le construyan una carretera, le reparen una calle o le pongan
vigilancia; que le aumenten aunque sea un cinco por ciento su ingreso
o que el capataz de la empresa no sea un déspota. Estas batallas
pueden servir de entrenamiento para otras luchas, o simplemente
pueden perderse como millones de éstas. Sin embargo, desde mi punto
de vista, la bronca no está por allá sino en el derrumbe del
imperio mundial o por lo menos en las batallas nacionales que, aunque
limitadas, pueden ayudar un poco. El asunto no es “regalar pescado
ni enseñar a pescar” sino buscar como mover el mar para que mueran
todos los tiburones que se tragan a pescados y pescadores.
3.
“Creo que hay un insoportable tufo a caballos de Troya (escribe el
novelista Ángel Ruiz Cediel) Ni Wikileaksha descubierto
la cuadratura del círculo para que ponga contra las cuerdas a EEUU y
Gran Bretaña con todo el circo que tiene a su alrededor, ni es
factible que Snowden, un analista casi adolescente de medio pelo,
pudiera burlar los filtros, controles y medidas de contención
informáticas de las agencias de los servicios secretos más
importantes, peligrosos y con mayores recursos del mundo. Caballos de
Troya que tendrían un probable doble objetivo: dar a conocer
públicamente lo que ya todo el mundo que debe conocerlo sabe, o bien
entregar pequeñas dosis de verdad para colocar una enorme mentira,
infiltrándose en las filas adversarias”.
4.
Siempre que han surgido protestas o luchas contra el poder la clase
dominante, el imperialismo, los medios de información, se han
dedicado a desvirtuarlas, a desprestigiar a sus dirigentes, con el
fin de debilitarlos y que sean reprimidos. Y nunca han faltado los
imbéciles que sin pensar, repiten los argumentos que la TV o radio.
Yo con los ojos cerrados estoy siempre con los explotados y oprimidos
y contra la clase dominante o capitalista; por ello cuando
apareció Assange, Manning, Snowden, denunciando a los asesinos
imperialistas que gobiernan los EEUU no he dudado en apoyarlos en mis
artículos; pero cuando he recibido posiciones diferentes
inteligentes las he difundido o por lo menos me han obligado a
reflexionar, como es el caso actual.
5.
¿Quién es el señor Ángel Ruiz? Al parecer –según Google-
cuenta con muchos trabajos publicados y es autor de la novela “Los
días de Gilgamesh”. ¿Pueden ser Assange, Manning, Snowden, el
mismo Ángel Ruiz, agentes del imperialismo yanqui? Sí, pero si
seguimos esa ruta “todos somos agentes del imperialismo yanqui”
o, como decían hace 50 años, del imperialismo ruso. Sin embargo veo
en el artículo de Ruiz, de unas seis cuartillas, argumentos
valiosos, aunque no definitivos. No me olvido que cuando estallaron
en México los movimientos estudiantiles de 1968 y el del Yo soy 132
en 2012, sus enemigos para calumniarlos se pasaron inventando que
determinadas personas o grupos estaban tras ellos dirigiendo. Por
ello, aunque Ruiz me ha provocado algunas dudas y reflexiones, debo
de reconocer que las denuncias de Assange y Snowden, han ayudado
mucho.
