Un grupo de mujeres marchará el 27 de julio en Rio de Janeiro contra la violencia de género en lo que se conoce como la “marcha de las putas”, durante la visita del papa Francisco.
La protesta se realiza desde 2011 en distintas ciudades de Brasil -el movimiento comenzó en Canadá y se extendió por todo el mundo- y se caracteriza porque los manifestantes -sobre todo mujeres, pero también travestis y algunos hombres- usan ropas sensuales y provocativas.
“Realizar el acto durante la visita del papa es una forma de colocar a otra juventud en la calle, estableciendo un contrapunto político. Queremos mostrar que hay otra juventud y otra forma de pensar el mundo”, dijo Rogéria Peixinho, una de las organizadoras, citada por el sitio UOL.
La “marcha de las putas” (‘marcha das vadias’, en portugués) coincide con la visita del papa Francisco a Rio de Janeiro a propósito de la Jornada Mundial de la Juventud, que espera congregar entre el 23 y 28 de julio a 1,5 millones de personas de todas las nacionalidades.
El 27 de julio, mientras las ‘vadias’ protestan en la popular playa de Copacabana, miles de jóvenes participarán de una vigilia en Guaratiba, en la zona oeste, a 40 km de Rio, donde está prevista la participación del papa argentino.
El movimiento protesta contra la violencia doméstica, las violaciones a mujeres, la homofobia y a favor del “aborto legal, gratuito y seguro en Brasil”, según el último manifiesto de 2012. Los dos últimos puntos chocan con los valores de la Iglesia católica.
“La presencia del papa y los recursos públicos destinados a la visita de un líder espiritual pone en jaque la laicidad del Estado (…). Ese tema está dentro de los puntos de la marcha, como también el derecho al cuerpo, las denuncias de violaciones que están aumentando principalmente en Rio y la formulación de políticas públicas para proteger a las mujeres”, añadió Peixinho.
La convocatoria se hizo a través de redes sociales.
Peixinho, que curiosamente se viste en cada marcha como una monja, dijo que repetirá el sábado el disfraz como un “símbolo de cuestionamiento sobre la posición de la iglesia al aborto. Muchas mujeres se embarazan dentro de conventos y son obligadas a abortar”.
El 25 de julio está programado igualmente un “beijaço” (besazo) entre homosexuales en Copacabana, durante el discurso de bienvenida del papa a los jóvenes católicos.