Bruselas • Telecomunicaciones, paneles solares, cerámicas... Los contenciosos se acumulan entre China y la Unión Europea (UE), lo que se traduce en una nueva espiral de tensión en los intercambios comerciales.
Desde Pekín, el gobierno amenazó, el 16 de mayo, con responder a la UE si ésta decide investigar los apoyos a sus empresas de telecomunicación. “Si la parte europea insiste en hacerlo, la parte china tomará, conforme a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y al derecho chinos, medidas de protección para salvaguardar sus derechos e intereses legítimos”, anunció el Ministerio chino de Comercio.
Karel de Gucht, el comisario europeo de Comercio, había anunciado un día antes su intención de examinar las subvenciones públicas y otros préstamos de los cuales se benefician los fabricantes chinos para apoderarse de los mercados de infraestructuras telefónicas. La mira está puesta en primer lugar en Huawei, el número dos mundial.
Este contencioso viene a engrosar una lista ya larga de reclamos.
Este contencioso viene a engrosar una lista ya larga de reclamos.
La UE acaba de ampliar por cinco años las tasas antidumping sobre las importaciones de cerámica china, dispuestas en diciembre anterior.
De Gucht ya había propuesto también, el 8 de mayo, imponer tasas antidumping a los paneles solares y, a modo de réplica, China anunció una investigación de los tubos sin soldar de Europa, cada vez más irritada a su vez frente al poderoso ascenso, y a los métodos, de la “fábrica del mundo”, doce años después de su adhesión a la OMC, en 2001.
La preocupación es tan grande que en la UE se discute la mejor manera de apoyar a sus industrias, con el telón de fondo de la crisis y de un desempleo masivo.
Uno de los predecesores de De Gucht, el británico Peter Mandelson, dejó ver su exasperación ante el desequilibrio creciente de los intercambios. Pero De Gucht ha apostado regular los contenciosos por vía amistosa a través de un “diálogo económico de alto nivel”, si bien los resultados siguen siendo modestos. El déficit comercial de la Unión Europea frente a China no ha dejado de crecer, superando los 120 mil millones de euros en 2011.
Última parada, de naturaleza más geopolítica, los Veintisiete esperan lanzar a mediados de junio, pa pesar de las reservas de Francia, la negociación de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Con una segunda intención: contrabalancear el auge de China en los intercambios mundiales.
¿Se perfila una guerra comercial? No realmente, ya que las dos partes conocen su grado de interdependencia.
En Bruselas no se excluye avanzar, finalmente, hacia un acuerdo de libre comercio con China, a condición de que Pekín esté listo antes a abrir su mercado.
En señal de buena voluntad, De Gucht está listo a su vez a contemporizar antes de comenzar a investigar el apoyo chino a las telecomunicaciones.
Se trata, según él, de “permitir negociaciones con vistas a una solución amigable”.
Al respecto en Pekín, un vocero del Ministerio de Comercio recordó que siguen esperando una respuesta a las propuestas hechas a los europeos para cerrar la demanda: “Esto hace dudar de la sinceridad de la Unión Europea para resolver conflictos por la vía de las consultas”, comentó el funcionario.