Apenas unos meses atrás, Andrés Carrasco, director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires (UBA-Conicet), fue invitado por el Parlamento europeo con sede en Bruselas, Bélgica, para exponer sus trabajos de investigación sobre agrotóxicos.
Con los antecedentes reunidos, la Unión Europea limitó y/o prohibió en todo su territorio un amplio vademécum de estos peligrosísimos productos, como asimismo la utilización de organismos transgénicos modificados, en salvaguarda de los habitantes de ese continente. En Argentina –y especialmente en Entre Ríos-, los legisladores actúan a la inversa.
Hay que recordar que Carrasco disertó en la Legislatura de Entre Ríos sobre este tema, y salvo quien lo invitó a hacerlo, el entonces diputado Héctor De la Fuente, ningún legislador entrerriano concurrió a escuchar su exposición. Una vergüenza.
Y no solo no concurrió ningún legislador, sino que tampoco lo hizo el secretario de Ambiente de la provincia, Fernando Raffo. Otra vergüenza.
Por estos días se está reeditando localmente el mismo escenario planteado en Europa el año pasado: la Legislatura está debatiendo el tema de los agrotóxicos, específicamente su aplicación a través de las fumigaciones.
En el contexto provincial, contrapuesto al del “Viejo Mundo”, los legisladores no invitaron a Carrasco ni tampoco a ninguno de los investigadores que en Argentina se están ocupando del tema.
Tampoco invitaron a las Asociaciones Civiles que vienen bregando para que se establezcan en forma perentoria la protección a ciudadanos y la naturaleza de la provincia que son víctimas de estos ataques a la salud y a la vida; ni a los médicos que están enfrentando este flagelo como Daniel Verseñazi de Paraná o Roberto Lezcano de Basavilbaso.
Asimismo, tampoco invitaron a las víctimas de estas prácticas que deambulan por hospitales de la provincia, donde son atendidas solo por la generosidad de algunos profesionales, dado que el sistema de salud de Entre Ríos “no registra casos” de afectados por los agrotóxicos a pesar de ser un territorio invadido por la soja transgénica.
Los legisladores entrerrianos en cambio invitaron a los representantes de la Federación Agraria, de la Mesa de Enlace, de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de la provincia, de la misma asociación cuyos miembros en Gualeguaychú afirmaron en la Facultad de Bromatología que en la provincia no había ningún caso de intoxicación por agrotóxicos, ante un auditorio en el que estaba Fabián Tomassi (banderillero de Basavilbaso), cuya salud ha sido destruida por estos venenos, consignó Funda Vida.
Incluso a pesar de que está prohibido aplicar estos productos, a menos de mil metros de una vivienda o escuela rural, las denuncias de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), acerca de que los alumnos son rociados por estos venenos quedan impunes.