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2 mar 2013

SIMILITUDES EVITA PERON-HUGO CHAVEZ?: OPERACION TRASLADO


Operación Traslado


Juan José Monsant Aristimuño /Exembajador venezolano en El Salvador

La historia se repite en la actualidad, redimensionada en la figura del presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, ya no como cuerpo sin vida sino como un enfermo, ocultado a su propio pueblo.
TrasladoEvita Perón murió exactamente a las ocho y veintitrés minutos de la noche, un  26 de julio de 1952 en un Buenos Aires sombrío por la lluvia pertinaz que desde ese sábado por la mañana entumecía los huesos de los caminantes, a pesar de los cálidos  abrigos de invierno que pudieran haber portado  en sus recorridos por la capital. Pero adentro, en el  Hospital de Avellanada, el mismo que fuere construido por la Fundación Eva Perón, la temperatura desde las primeras horas de la tarde aumentaba en los cuerpos de los médicos, enfermeras, custodios, familiares y sacerdotes que entraban y salían de la habitación donde reposaba la frágil estructura corporal de una mujer que fallecía con apenas 32 kilos, fruto de un cáncer uterino.
Cuando se radió la noticia, la ciudad apagó sus luces, se detuvo el tránsito, los teatros, cines y restaurantes cerraron sus puertas. La nación sintió que se les iba su protectora. Las mujeres, una luchadora que les había logrado el derecho al voto y participación en la igualdad de oportunidades; y los trabajadores, su justo reconocimiento en la producción de riqueza en la sociedad. Es evidente que Argentina fue otra, luego de la aparición de la figura de esta frágil mujer que desde la provincia, de la vastedad de la estancia donde nació,  la pobreza de su crianza, de los pequeños teatros de la gran ciudad donde incursionó y la vivencia de injusticias y acartonamientos sociales llegaría a encarnar las aspiraciones y esperanzas de un pueblo, hasta ese momento ignorado. Para ello no necesitó de grandes lecturas, ni de acercamientos a doctrinas totalitarias, marxistas, nihilistas ni fascistas, solo su instinto de justicia y libertad adherida a una férrea voluntad que se vio gratificada en la oportunidad del hacer.
En ese momento nació la leyenda, que ya había sido presagiada  por el Congreso al nombrarla “Jefa Espiritual de la Nación”  el 7 de mayo del 1952, día de su cumpleaños, dos meses antes de su muerte. Luego fue la locura, el desbordamiento de las calles, el embalsamiento de su cuerpo, la vela y el féretro bajo la custodia de la Confederación General del Trabajo donde permaneció a la espera de la construcción de un mausoleo, en el cual reposaría finalmente, junto a los héroes de la patria.
Pero, en septiembre de 1955, a mitad del segundo período presidencial del General Juan Domingo Perón se produce un movimiento militar en contrario que culmina en su derrocamiento pasando a presidir el gobierno el General  Pedro Aramburu quien se propuso desperonizar al país, y entre una de las acciones tomadas fue la de ordenar  el secuestro del cadáver de Evita Perón. Y lo hizo, para ello encomendó la extraña misión al Teniente coronel Carlos Mori  Koesling, quien una noche al mando de una tropa asaltó el edificio, colocó el cadáver en una camioneta e inició un  periplo de ocultamiento que varió de un almacén a otro, de un depósito a otro hasta que finalmente lo colocó en su propia oficina, donde inició una especie de veneración hacia el cadáver, exhibiéndolo como trofeo o amuleto.
Por esa errática conducta Koesling fue destituido de su cargo, y se le encomendó al Teniente Coronel Alejandro Agustín Lanusse la nueva misión de encontrarle sepultura anónima al cuerpo de Evita. Quién luego sería igualmente dictador militar diseñó entonces un elucubrado plan conocido como Operación Traslado que culminaría en la tumba número 41 del campo 86 del Cementerio General de Milán, Italia, donde por 17 años reposaron los restos de Evita Perón bajo el nombre de María Maggi de Magistris.
Por esas inaprensibles circunstancias de la vida, 14 años después el ahora general del Ejército Alejandro Lanusse ocupaba la presidencia de la República de Argentina, el entorno internacional había variado, la situación interna se hacía insostenible para la continuidad de una dictadura militar y el derrocado Juan Domingo Perón que finalmente había encontrado un asilo en el exclusivo barrio de Puerta de Hierro de la ciudad de Madrid, se asomaba como un eventual candidato presidencial. Quizás por ello el dictador militar que ansiaba la pacificación y vuelta a la democracia en el país dispuso ahora el Operativo Retorno, cual fue la exhumación del cuerpo de Evita del cementerio de  Milán y entregárselo al general Perón en  Madrid.
Pero no fue sino hasta 1974 que pudo ser trasladado el cadáver a Buenos Aires, por orden de la presidenta Isabel Perón, quién ubicó el cuerpo en la residencia presidencial hasta que se construyera un monumento  donde estuvieran enterrados los héroes de la patria, que no pudo tan siquiera iniciarse ante la arremetida de un nuevo golpe militar, que posteriormente entregó el cadáver a la familia Duarte, que finalmente decidió enterrarlo en el cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, situado casualmente frente al apartamento que tenía Evita cuando vivió con Juan Domingo Perón en 1944.
Esta extraña historia del deambular de un cadáver durante 17 años, de un país a otro,  embalsamado, secuestrado, ocultado, mutilado que acabó en las manos de un taxidermista fue finalmente enterrado en su propio mausoleo y en la ciudad que la amó, no fue fruto de la imaginación de un Jorge Luis Borges o García Márquez, ocurrió, fue desconcertantemente real.
Y para asombro mayor, la historia se repite en la actualidad, redimensionada  en la figura del presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, ya no como cuerpo sin vida sino como un  enfermo  que es trasladado a otro país diferente al de su origen, ocultado a su propio pueblo, que dicen que él dijo, ordenó,  se ejercitó, caminó, firmó, pero que nadie realmente ha visto ni oído sino aquellos que dicen haberlo visto y oído. Que luego es traído una madrugada a su país, pero que nadie vio ni oyó,   en tanto que un hombre que nadie eligió ni nombró ejerce por él la presidencia, inaugura obras, entrega casas y firma decretos, luego de un Operativo Retorno, como aquél que firmara un General.