-La actriz, cantante y presentadora Margarita Rosa de Francisco asegura que aunque se educó en el catolicismo, nunca “se comió el cuento” de los rituales y la religión. “No creo en Dios como creer en una persona. Como si Dios fuera una cosa o una persona parecida a nosotros, en la cual se pudiera creer. El solo hecho de estar existiendo recurre a un principio que es ajeno a nosotros, a nuestra escogencia. Y ese principio es el que yo califico como Dios”.
-La actriz Alejandra Borrero, quien es declarada lesbiana abiertamente, dice que no cree en el mismo ser superior de los católicos. “Yo creo en un ser superior que está adentro mío y siempre está presente. Creo en un Dios con mayúscula, pero no creo en el Dios católico o de ninguna otra religión”.
-El actor Fernando Solórzano afirma que se considera una persona religiosa, pues sostiene que ha practicado diferentes creencias espirituales, y con la que más se identifica es con lo que creían los indios Sioux: “El gran espíritu”. “No creo en el concepto de Dios. Me gusta más como lo llamaban los indios Sioux, se acerca más a la idea que tengo de eso. Pienso además que, a pesar de todo lo erróneo que ha hecho la iglesia católica, la Biblia es un libro sagrado donde se encuentran cantidad de mensajes profundos sobre la vida y el ser humano”.
-El periodista deportivo César Augusto Londoño dice que no cree en Dios por las desigualdades sociales y que se aferra más a la ciencia. “La afirmación de que Dios es infinito, sin principio ni fin, es bien difícil de explicar, pues las cosas no se hacen de la nada y menos un dios. Creo en la evolución de la especie humana y en que la vida surgió cuando un primer organismo adquirió la capacidad de autorreplicarse a partir de moléculas formadas por complejas cadenas de carbono”.
-Al pensamiento del periodista César Londoño, se suma el del escritor Héctor Abad Faciolince. “No me hace falta un dios para explicarme por qué hay vida humana, animal o vegetal. Me parece una hipótesis innecesaria y creo que la respuesta a las preguntas por la vida, por la existencia de las cosas o del universo las resuelve mejor la ciencia que la teología”.