Se llama “Roboy”, mide aproximadamente 1,2 metros y su principal novedad es el sistema de tendones artificiales que permite que sus movimientos se parezcan mucho más a las de un humano.
El profesor y doctor Rolf Pfeifer, director del laboratorio de inteligencia artificial de la Universidad de Zúrich, comentó en medios locales que: “Roboy en vez de ser alimentado con leche materna, fue nutrido con todos los conocimientos que tenemos hasta ahora. Con una mezcla pura de esqueleto casi humano, desde los cables, resortes y tornillos: Roboy es un parto con fórceps, en el sentido literal de la palabra”.
Sus creadores lo acaban de presentar ante la prensa y pronto podrá participar como cualquier humano en una mesa redonda, hacer un guiño con sus ojos azules, caminar con plena naturalidad y prestar otras utilidades que le serán programadas.
Cerca de 40 personas y 15 empresas participaron en la creación del prototipo y hasta ahora no se tiene el propósito de producirlo en masa hasta que sea bien desarrollado.
El fin de Roboy, según sus creadores, es ayudar a ancianos y minusválidos en las tareas del hogar. El viejo sueño de la humanidad para crear compañeros y ayudantes que faciliten las tareas diarias esta cada vez más cerca.
El 9 de marzo Roboy apareció por primera vez públicamente como embajador de las investigaciones en robótica, en el marco del Congreso Mundial “Robots on Tour” en Zurich, Suiza.