Golpear la conciencia humana es el objetivo del artista Brett Bailey en una Europa que ha cambiado poco en su trato con las personas originarias de África [Foto: Especial]
Una muestra del artista sudafricano Brett Bailey está causando polémica en Bruselas, al recrear las exposiciones humanas del periodo colonizador europeo.
Por: Márcia Bizzotto I Notimex
Una muestra del artista sudafricano Brett Bailey está causando polémica en Bruselas, al recrear las exposiciones humanas del periodo colonizador europeo.
Al entrar en la Iglesia del Gesu, un antiguo local de culto transformado en centro para intervenciones artísticas, el público se impacta con una serie de telas vivas. Los cuadros en esa “exposición performática”, como el creador define su Exhibit B, son actores de la compañía Third World Bunfight, de la que Bailey es el director.
Todos ellos son negros y aparecen expuestos en vitrinas como meros objetos, vestidos con trajes tribales africanos que en muchos casos dejan ver los pechos de las mujeres y los tatuajes y cicatrices que caracterizan sus pueblos.
Al lado de cada escena, una etiqueta explicando las características y origen del “objeto encontrado” en el nuevo territorio descubierto por los exploradores europeos.
El objetivo de la obra es denunciar la violencia de esos exploradores contra el pueblo africano y transmitir a los ciudadanos de hoy una idea de lo que fueron los zoológicos humanos organizados en aquella época por las potencias europeas para exhibir sus conquistas.
Bailey recuerda una exposición organizada en París en 1899 en la que se han recreado pueblos africanos, aborígenes y samoanos e invitado a representantes de esas comunidades, que luego se vieron encadenados a los escenarios que les correspondía, como animales en un zoo.
“Aquellas muestras etnográficas no eran simplemente para divertir, sino que eran un código de imperialismo. Los europeos sentían que podían sacar a la gente de su mundo colonizado y exhibirla en vitrinas y zoos”, señala el artista sudafricano.
“Esa dramaturgia reforzaba la idea de que esa gente colonizada no era realmente gente y que la colonización era justificada”, completa. Para aumentar el impacto de las escenas, Bailey cuidó para que los visitantes de Exhibit B sean obligados a encarar a solas cada tela.
“En un grupo sería más fácil para el espectador esconderse. En general, la gente sale de la sala muy silenciosa, algunos incluso llorando. Y para los artistas también es muy duro. Es muy emocional, pero abre puertas”, acredita. El diario La Libre Belgique ha calificado la obra de “muy particular, casi un manifiesto, un acto militante sin matices, de una fuerza extrema”.
Exhibida en Bruselas como parte del festival de artes Kunsten, la muestra es la segun-
da de una trilogía dedicada al tema de la colonización europea, y sus performances se centran principalmente en la colonización belga y francesa en El Congo.
La primera pieza, Exhibit A, ponía el acento en la colonización alemana en el sudoeste de África, en la región de Namibia; mientras que la próxima, Exhibit C, prestará atención a las colonias británicas Rhodesia y Kenya.
No obstante, la obra de Bailey no deja también de criticar el trato que reciben los ciudadanos africanos en la moderna Europa de hoy.
El local elegido para realizar Exhibit B en Bruselas se encuentra desde hace años ocupado por un grupo de inmigrantes sin papeles que aguardan una respuesta de las autoridades belgas a sus solicitudes de asilo, una realidad que el artista sudafricano decidió aprovechar.
En el altar de la iglesia transformada en sala de exposición, en el lugar del crucifijo, una candidata a asilo con las manos atadas, al lado de una fila de asientos de avión, lanza su mirada sin esperanza al público, que puede leer en la etiqueta el nombre del objeto: Semira Adamu.