Según el físico brasileño, Fran de Aquino, el proyecto militar HAARP cuenta con la capacidad no sólo de generar terremotos o huracanes sino de alterar la dimensión temporal para viajar a futuros alternativos.
De Aquino de la Universidad de Maranhao tiene un trabajo publicado en el sitio de la Universidad de Cornell Arvix, donde planeta un nuevo tipo de nave espacial, una nave gravitacional, que podría viajar por los recovecos del tiempo canalizando la correlación entre la masa gravitacional y la masa inercial y un factor electromagnético. Esta misma correlación, la afectación de un campo electromagnético uniforme de alta frecuencia sobre la gravedad –a su vez vinculada con la estructura del tiempo-espacio según la relatividad de Einstein– es lo que según De Aquino podría propiciar que una aeronave volando por la ionósfera atravesrá el espejo dimensional del cielo hacia otra secuencia temporal, una especie de universo paralelo doblado en el telar del espacio.
Es importante notar que el campo electromagnético, además de ser uniforme, debe de permanecer con la nave durante el tiempo de transición. Si no es uniforme cada parte de la nave realizará transiciones hacia distintos tiempos en el futuro… Personas dentro de la nave relizarían transiciones a distintos tiempos en el futuro porque su conductividad y su densidad serían distintas.
De Aquino considera que HAARP podría disparar una onda electromagnética de alta frecuencia uniforme capaz de hacer que un avión cruzara a otro tiempo en el futuro. ¿Debemos de tomar en serio esta teoría? Primero sería importante comprenderla cabalmente, algo que supera personalmente la capacidad del autor de este post –dilucidar una supuesta conciliación de la relitividad con la teoría cuántica en medio de un lenguaje que evoca la ciencia ficción de Thomas Pynchon. Mostrándole este paper a un asesor con estudios en física su respuesta fue que dicha teoría carece de sustento sólido para tan extraordinaria proposición, y que sería necesario investigar los trabajos a los que hace referencia este físico especializado en el estudio de la gravedad cuántica.
Más apropiado parece tomar esta teoría como un cautivador ensayo de ciencia ficción –y no por eso menos o más real. Seamos o no capaces ya de hacerlo, una civilización suficientemente avanzada seguramente desarrollaría tecnología para manipular el tiempo (ya no solo el clima). Nuestra imaginación empieza a desbaratarse como un bólido que se acerca a la velocidad de la luz de solo pensar en las posibilidades de manipular el espacio-tiempo, de habitar todos los jardines de los senderos que se bifurcan. Tiempos que se entrelazan, se superponen y se desanudan. Las claúsulas del infinito.
Antes que la popular serie Fringe empezará a hacer excursiones imaginarias a otros universos, Phillip K. Dick, en su novela Wait for Last Year, elucubró una droga, JJ-180, desarrollada por una civilización extraterrestre que permitía de manera adictiva y espeluznante a un usuario viajar a universos alternos. El dictador planetario Molinari incluso utilizaba esta droga para obtener información sobre futuros posibles en otras líneas de tiempo, para así manipular el conjunto de los tiempos hacia una concrescencia en la que se salvara a la humanidad de la más abyecta esclavización.
La tecnología para manipular el tiempo evidentemente tiene el potencial de crear una vertiginosa concatenación de alucinaciones y simulacros, hasta el punto de que ninguna realidad primaria sería distinguible o afirmable.
Sería fascinante hablar con Phillip K. Dick sobre HAARP, un aparato conjurado por la imaginación (o la alucinación) humana para englobar muchas de sus más temibles y hermosas paranoias. Hay cierta poesía en disparar un rayo de luz invisible (una onda electromagnética uniforme) a la bóveda celeste y alterar el flujo del tiempo, descubriendo, como de una nube cuántica, un nuevo universo en el que somos otros, siendo los mismos. Aunque esto igualmente podría ser la sustancia de una atroz pesadilla (con reptiles indterdimensionales, sociedades secretas, vampiros energéticos y tecnología de la Atlántida). De cualquier forma resulta estimulante meditar sobre la posibilidad de encontrar, parafraseando a Paul Eluard, otros mundos dentro de este.
Con información de pijamasurf.com