JUAN FRANCISCO ALONSO | EL UNIVERSAL
domingo 23 de septiembre de 2012
Caracas.- En la madrugada de hoy falleció en su residencia de Caracas el dirigente político y periodista Domingo Alberto Rangel Bourgoin, de 89 años de edad, víctima de un infarto al corazón.
La información la suministró su hijo y secretario General de la organización Resistencia Civil, Domingo Alberto Rangel, quien informó que el sepelio se producirá probablemente hacia finales de semana, pues están dando tiempo para que todos sus familiares puedan trasladarse hasta la capital.
Interrogado sobre dónde se realizará el velorio, Rangel dijo que aún no lo tenían definido. "Mi papá fue un luchador revolucionario que murió según sus creencias y sería un contrasentido hacerle un entierro faraónico. Seguramente será en un sitio donde puedan acceder sus seguidores y simpatizantes que eran las personas más pobres, aquellas que no tienen carro".
Rangel participó en la fundación del partido Acción Democrática (AD), tolda por la que fue electo diputado en 1959 y de la que se separó en 1960 para fundar junto a otros dirigentes juveniles el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Durante las últimas décadas se dedicó al periodismo y a través de las columnas de opinión que tenía en distintos medios impresos fijaba su posición sobre el acontecer nacional. Fue duro crítico del bipartidismo que imperó en Venezuela hasta 1998, pero también lo fue de la gestión del presidente Hugo Chávez.
Interrogado sobre dónde se realizará el velorio, Rangel dijo que aún no lo tenían definido. "Mi papá fue un luchador revolucionario que murió según sus creencias y sería un contrasentido hacerle un entierro faraónico. Seguramente será en un sitio donde puedan acceder sus seguidores y simpatizantes que eran las personas más pobres, aquellas que no tienen carro".
Rangel participó en la fundación del partido Acción Democrática (AD), tolda por la que fue electo diputado en 1959 y de la que se separó en 1960 para fundar junto a otros dirigentes juveniles el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Durante las últimas décadas se dedicó al periodismo y a través de las columnas de opinión que tenía en distintos medios impresos fijaba su posición sobre el acontecer nacional. Fue duro crítico del bipartidismo que imperó en Venezuela hasta 1998, pero también lo fue de la gestión del presidente Hugo Chávez.
PERFIL DE DOMINGO ALBERTO RANGEL BOURGOIN
En la epopeya de su vida, Domingo Alberto Rangel ha sido un hombre
impermeable; una paradoja, ya que fue "jurunga muertos" y, hoy, su
proverbial crudeza existencial continúa enfocando todo con la
radicalidad y hasta cordialidad posibles.
Dio un viraje igualmente extremo, luego de militar durante 20 años en
Acción Demcorática, que le arrugó el alma ante el concepto de las
relaciones humanas. Sólo Valmore Rodríguez y Andrés Eloy Blanco
enaltecen su prolífica galería de recuerdos. "Desde que rompí con AD
no he vuelto a ver ningún adeco".
Cuando el café era el primer rubro de exportación de Venezuela y
recién estallaba el pozo petrolero Barroso II, el 23 de mayo de 1923,
nace en Tovar Domingo Alberto Rangel Bourgoin. En la Mérida de esa
Venezuela agrícola, es atendido rigurosamente por sus padres, José
Ramón Rangel, proveniente de un terrateniente y comerciante de la
zona; y Leticia Burgoin, de una familia oligarca, hija de franceses.
Don José era abogado de la Shell en Maracaibo y "sólo lo veía dos o
tres veces en el año". En 1930, tras el divorcio familiar, su abuela y
tías maternas se convierten "prácticamente en mis dos madres". De los
cuatro hermanos, Margarita se casaría "con el mártir de AD Alberto
Carnevalli", mientras Luis Enrique sería ministro de defensa en el
gobierno de Luis Herrera Campins.
impermeable; una paradoja, ya que fue "jurunga muertos" y, hoy, su
proverbial crudeza existencial continúa enfocando todo con la
radicalidad y hasta cordialidad posibles.
Dio un viraje igualmente extremo, luego de militar durante 20 años en
Acción Demcorática, que le arrugó el alma ante el concepto de las
relaciones humanas. Sólo Valmore Rodríguez y Andrés Eloy Blanco
enaltecen su prolífica galería de recuerdos. "Desde que rompí con AD
no he vuelto a ver ningún adeco".
Cuando el café era el primer rubro de exportación de Venezuela y
recién estallaba el pozo petrolero Barroso II, el 23 de mayo de 1923,
nace en Tovar Domingo Alberto Rangel Bourgoin. En la Mérida de esa
Venezuela agrícola, es atendido rigurosamente por sus padres, José
Ramón Rangel, proveniente de un terrateniente y comerciante de la
zona; y Leticia Burgoin, de una familia oligarca, hija de franceses.
Don José era abogado de la Shell en Maracaibo y "sólo lo veía dos o
tres veces en el año". En 1930, tras el divorcio familiar, su abuela y
tías maternas se convierten "prácticamente en mis dos madres". De los
cuatro hermanos, Margarita se casaría "con el mártir de AD Alberto
Carnevalli", mientras Luis Enrique sería ministro de defensa en el
gobierno de Luis Herrera Campins.
En Tovar, las Avendaño, esas típicas "señoritas clásicas", se
encargaron de impartir a DAR sus primeras letras, tan inolvidables
como el castigo de "meternos una tijera punta roma en el brazo".
Testigo de un "gomecismo cruel pero no tan bárbaro como el nazi", en
quinto grado, le omnibulan la revolución francesa y las guerras
napoleónicas, historias impartidas con vehemencia por el propio jefe
civil de su pueblo natal, "el coronel uniformado" Antonio Paredes
Pulgar.
En Pamplona, Colombia, inicia el bachillerato; allí, le impresionan
los diarios recorridos en los páramos de las fuerzas militares
colombianas, ante "las fuerzas venezolanas que pasaban todo el día
sentadas".
Referencia para aconsejar a su menor hermano, ya ministro en 1980,
quien le confiaría su propósito de "cuadrar el mapa de Venezuela a
expensas de Colombia (...) yo le dije que tuvieran cuidado porque
aquellos militares estaban entrenados y ellos no". (Hoy los dos
hermanos discuten el tema).
Culmina la secundaria en San Cristóbal. El Salón de Lecturas de la
capital tachirense le convierte en un ratón de biblioteca. Inicia la
carrera de derecho en la ULA, hasta graduarse en la UCV.
Veinteañero, en 1943, inicia su vida política en AD, como agitador
estudiantil. Para el 18 de octubre de 1945 era secretario general del
partido en Caracas. El golpe lo sorprende durmiendo en la pensión
donde vivía en el centro de la capital. En medio del alzamiento en los
cuarteles, "vi a los veteranos de la policía de Medina derrotar a los
muchachitos del ejército insurgente, hasta que la policía se repliega,
misterio que hasta hoy no comprendo... ¡y es que el ejército
venezolano nunca ha servido para nada¡". Admiró a su jefe Rómulo
Betancourt; "era más muchacho y AD un partido marxista como el PCV".
En 1947, es elegido diputado a la Asamblea Constituyente -"la mejor de
la historia y que todas las de Bolívar"-. Todas las loas son para
Andrés Eloy Blanco; pocas veces se ha visto vibrar a Rangel al
referirse a alguien. "Un espíritu superior, genial, talentoso; el
venezolano más excepcional en todo el siglo pasado y lo que va de
este".
Igual, se mofa de Rafael Caldera como si fuera hoy: "Caldera se
indignaba más que los curas de la constituyente, también
reaccionarios, cuando Gustavo Machado, en plena sesión, blasfemaba
contra los símbolos católicos para provocar a los copeyanos".
Tras el golpe de noviembre de 1948, ya casado con Consuelo Mantilla
-hermana del ministro del interior en 1963, Manuel Mantillay con tres
hijos, vive su primer exilio en Colombia. En Bogotá, escribe para El
Espectador y El Tiempo; "leía los telegramas más horrendos sobre
masacres contra las aldeas liberales" En 1950 entra clandestinamente
al país y es detenido en la frontera. Estuvo cuatro años preso en San
Juan de Los Morros, donde devora todos los libros del Fondo de Cultura
Económica. Su hermano, teniente del ejército, pide a Pérez Jiménez su
libertad.
"Pero si lo matan es culpa de él", dijo el dictador al otorgarle un
nuevo exilio. En 1954 llega a Panamá y a través del "inolvidable canal
de Panamá" hasta Arica, en Chile; allí, le impresiona el ferrocarril
trasandino que lo lleva finalmente a Bolivia. Su intacto acento andino
enaltece su admiración por el altiplano y por el ex presidente Hernán
Siles Suazo, a quien asesora en economía internacional.
(Todavía piensa que la "inescrupulosa" izquierda boliviana es como "un
Chávez elevado al cubo"). De Bolivia pasa a Colombia y de allí a Costa
Rica. Caído Pérez Jiménez, le impresiona la división interna de AD.
En 1960, paralelo a su docencia en economía en la UCV, termina su luna
de miel con AD y forma el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR). Junto a Gumersindo Rodríguez, prende la mecha de la
insurrección; "Gumersindo es el primero que se raja... ¿dónde está ese
carajo?... ¿en su lujoso apartamento de Nueva York?".
Pompeyo Márquez, compañero de luchas, recuerda:
"Cuando estuvimos en el FLN era un ser especial, un acure literario,
un pensador que impresionaba cuando se sentaba ante una máquina de
escribir...
nunca cita bibliografías, por su increíble cultura".
El director de Zeta, Rafael Poleo, tiene su versión:
"El esquema militar de la subversión, de tipo nasserista, costó
centenares de vidas. Domingo Alberto Rangel, líder teórico de la
insurrección, dijo en el Congreso que sería el primero en irse a la
montaña... no estuvo en ninguno de estos combates".
Secretario general del MIR, es apresado a finales de 1963 y
encarcelado en el cuartel San Carlos.
Es liberado en 1967; salvo Mantilla, que era familia política, "nunca
más volví a ver a ningún adeco". Junto a Andrés Eloy, sólo otro es
bien recordado, por ser el más radical: Valmore Rodríguez.
Parte a su último exilio, en Italia, y a su regreso al país ejerce el
profesorado en la Facultad de Economía en la UCV -"mi campo de batalla
con grupos políticos radicales"hasta el 2005, "cuando el mal de
Parkinson indicó mi retiro" .
Hoy extiende su alergia adecocopeyana al chavismo. Mantiene uno que
otro amigo en el PCV:
"un pobre partido", pero mejor que "las toneladas de imbecilidad de
Nicolás Maduro... la ignorancia dentro del chavismo no tiene
excepción".
Todavía, y desde 1968, es activista de la abstención total y una sola
clase social.
"Aislado", "sectario" y "quijotesco", porta una dualidad peculiar, que
describe Freddy Muñoz:
"Luchador infatigable, valiente, honesto pero muy atrasado, ya que,
dentro de su extraña concordancia con Chávez, es antichavista pero
defiende la revolución cubana"· Con el único hobby de la lectura,
autor de libros polémicos y, hoy, de impecables artículos en la
prensa, Domingo Alberto, sarcástico y descarnado, tampoco varía los
gustos culinarios de su dieta andina infantil. Morirá jurando que la
solución "empieza por la disolución de ¡todas! las instituciones".
Va más allá: "ninguna sociedad del mundo es ideal... todas son
hipócritas". Una utopía:
"la sociedad jacobina".
Su coraza indoblegable no esquiva a sus amistades de toda la vida.
Pompeyo Márquez confiesa:
"Con las desavenencias de los sesenta nos separamos, pero yo sigo
siendo su amigo, así el no responda cuando he intentado acercármele".
Sobrio hasta en la vestimenta, detesta profundamente la hipocresía
-"como Chávez y su régimen"-, así como hablar de sí mismo, "para tener
autoridad moral y decir todo lo que digo"; radicalidad pura y
acompasada por la melodía de Schubert y Tchaikowski.
Memoria prodigiosa, no recuerda haber sido optimista, "porque hoy
estoy más pesimista que nunca". Su ateismo incluye no hablar del tema,
"por respeto a los sentimientos católicos", aunque lee la Biblia y el
Corán, "por su hermosa literatura".
A pesar de su exilio vivencial, una de sus llaves de la subversión precisa:
"Con todo y su carácter, la Venezuela democrática tiene en Domingo
Alberto Rangel un baluarte".
Y allí queda, en su refugio desde los años 40, en Las Mercedes, casi
única residencia en la zona integrada pero excluida del aplastante
auge comercial, tal como ha sido su vida ante la historia política
reciente.
encargaron de impartir a DAR sus primeras letras, tan inolvidables
como el castigo de "meternos una tijera punta roma en el brazo".
Testigo de un "gomecismo cruel pero no tan bárbaro como el nazi", en
quinto grado, le omnibulan la revolución francesa y las guerras
napoleónicas, historias impartidas con vehemencia por el propio jefe
civil de su pueblo natal, "el coronel uniformado" Antonio Paredes
Pulgar.
En Pamplona, Colombia, inicia el bachillerato; allí, le impresionan
los diarios recorridos en los páramos de las fuerzas militares
colombianas, ante "las fuerzas venezolanas que pasaban todo el día
sentadas".
Referencia para aconsejar a su menor hermano, ya ministro en 1980,
quien le confiaría su propósito de "cuadrar el mapa de Venezuela a
expensas de Colombia (...) yo le dije que tuvieran cuidado porque
aquellos militares estaban entrenados y ellos no". (Hoy los dos
hermanos discuten el tema).
Culmina la secundaria en San Cristóbal. El Salón de Lecturas de la
capital tachirense le convierte en un ratón de biblioteca. Inicia la
carrera de derecho en la ULA, hasta graduarse en la UCV.
Veinteañero, en 1943, inicia su vida política en AD, como agitador
estudiantil. Para el 18 de octubre de 1945 era secretario general del
partido en Caracas. El golpe lo sorprende durmiendo en la pensión
donde vivía en el centro de la capital. En medio del alzamiento en los
cuarteles, "vi a los veteranos de la policía de Medina derrotar a los
muchachitos del ejército insurgente, hasta que la policía se repliega,
misterio que hasta hoy no comprendo... ¡y es que el ejército
venezolano nunca ha servido para nada¡". Admiró a su jefe Rómulo
Betancourt; "era más muchacho y AD un partido marxista como el PCV".
En 1947, es elegido diputado a la Asamblea Constituyente -"la mejor de
la historia y que todas las de Bolívar"-. Todas las loas son para
Andrés Eloy Blanco; pocas veces se ha visto vibrar a Rangel al
referirse a alguien. "Un espíritu superior, genial, talentoso; el
venezolano más excepcional en todo el siglo pasado y lo que va de
este".
Igual, se mofa de Rafael Caldera como si fuera hoy: "Caldera se
indignaba más que los curas de la constituyente, también
reaccionarios, cuando Gustavo Machado, en plena sesión, blasfemaba
contra los símbolos católicos para provocar a los copeyanos".
Tras el golpe de noviembre de 1948, ya casado con Consuelo Mantilla
-hermana del ministro del interior en 1963, Manuel Mantillay con tres
hijos, vive su primer exilio en Colombia. En Bogotá, escribe para El
Espectador y El Tiempo; "leía los telegramas más horrendos sobre
masacres contra las aldeas liberales" En 1950 entra clandestinamente
al país y es detenido en la frontera. Estuvo cuatro años preso en San
Juan de Los Morros, donde devora todos los libros del Fondo de Cultura
Económica. Su hermano, teniente del ejército, pide a Pérez Jiménez su
libertad.
"Pero si lo matan es culpa de él", dijo el dictador al otorgarle un
nuevo exilio. En 1954 llega a Panamá y a través del "inolvidable canal
de Panamá" hasta Arica, en Chile; allí, le impresiona el ferrocarril
trasandino que lo lleva finalmente a Bolivia. Su intacto acento andino
enaltece su admiración por el altiplano y por el ex presidente Hernán
Siles Suazo, a quien asesora en economía internacional.
(Todavía piensa que la "inescrupulosa" izquierda boliviana es como "un
Chávez elevado al cubo"). De Bolivia pasa a Colombia y de allí a Costa
Rica. Caído Pérez Jiménez, le impresiona la división interna de AD.
En 1960, paralelo a su docencia en economía en la UCV, termina su luna
de miel con AD y forma el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR). Junto a Gumersindo Rodríguez, prende la mecha de la
insurrección; "Gumersindo es el primero que se raja... ¿dónde está ese
carajo?... ¿en su lujoso apartamento de Nueva York?".
Pompeyo Márquez, compañero de luchas, recuerda:
"Cuando estuvimos en el FLN era un ser especial, un acure literario,
un pensador que impresionaba cuando se sentaba ante una máquina de
escribir...
nunca cita bibliografías, por su increíble cultura".
El director de Zeta, Rafael Poleo, tiene su versión:
"El esquema militar de la subversión, de tipo nasserista, costó
centenares de vidas. Domingo Alberto Rangel, líder teórico de la
insurrección, dijo en el Congreso que sería el primero en irse a la
montaña... no estuvo en ninguno de estos combates".
Secretario general del MIR, es apresado a finales de 1963 y
encarcelado en el cuartel San Carlos.
Es liberado en 1967; salvo Mantilla, que era familia política, "nunca
más volví a ver a ningún adeco". Junto a Andrés Eloy, sólo otro es
bien recordado, por ser el más radical: Valmore Rodríguez.
Parte a su último exilio, en Italia, y a su regreso al país ejerce el
profesorado en la Facultad de Economía en la UCV -"mi campo de batalla
con grupos políticos radicales"hasta el 2005, "cuando el mal de
Parkinson indicó mi retiro" .
Hoy extiende su alergia adecocopeyana al chavismo. Mantiene uno que
otro amigo en el PCV:
"un pobre partido", pero mejor que "las toneladas de imbecilidad de
Nicolás Maduro... la ignorancia dentro del chavismo no tiene
excepción".
Todavía, y desde 1968, es activista de la abstención total y una sola
clase social.
"Aislado", "sectario" y "quijotesco", porta una dualidad peculiar, que
describe Freddy Muñoz:
"Luchador infatigable, valiente, honesto pero muy atrasado, ya que,
dentro de su extraña concordancia con Chávez, es antichavista pero
defiende la revolución cubana"· Con el único hobby de la lectura,
autor de libros polémicos y, hoy, de impecables artículos en la
prensa, Domingo Alberto, sarcástico y descarnado, tampoco varía los
gustos culinarios de su dieta andina infantil. Morirá jurando que la
solución "empieza por la disolución de ¡todas! las instituciones".
Va más allá: "ninguna sociedad del mundo es ideal... todas son
hipócritas". Una utopía:
"la sociedad jacobina".
Su coraza indoblegable no esquiva a sus amistades de toda la vida.
Pompeyo Márquez confiesa:
"Con las desavenencias de los sesenta nos separamos, pero yo sigo
siendo su amigo, así el no responda cuando he intentado acercármele".
Sobrio hasta en la vestimenta, detesta profundamente la hipocresía
-"como Chávez y su régimen"-, así como hablar de sí mismo, "para tener
autoridad moral y decir todo lo que digo"; radicalidad pura y
acompasada por la melodía de Schubert y Tchaikowski.
Memoria prodigiosa, no recuerda haber sido optimista, "porque hoy
estoy más pesimista que nunca". Su ateismo incluye no hablar del tema,
"por respeto a los sentimientos católicos", aunque lee la Biblia y el
Corán, "por su hermosa literatura".
A pesar de su exilio vivencial, una de sus llaves de la subversión precisa:
"Con todo y su carácter, la Venezuela democrática tiene en Domingo
Alberto Rangel un baluarte".
Y allí queda, en su refugio desde los años 40, en Las Mercedes, casi
única residencia en la zona integrada pero excluida del aplastante
auge comercial, tal como ha sido su vida ante la historia política
reciente.
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