Por Thabo Seseane Jr. (Comité Internacional de
la IV Internacional)
Traducido por Chucho Nery
2 de Marzo de 2015
En revelaciones relacionadas con los
documentos filtrados de los “Cables Espías” publicados por Al Jazeera en
colaboración con el diario Guardian, el diputado de la opositora Alianza
Democrática (AD) David Maynier afirmó que se le advirtió que no investigara un
proyecto conjunto de vigilancia entre Rusia y Sudáfrica. Se cree que se trata de un satélite usado por
espías sudafricanos rivales para husmearse entre sí a través de Rusia.
En una aparición en Al Jazeera el 27 de
febrero Maynier, el Ministro de Defensa y Veteranos a la sombra, afirmó que “se
lanzó un satélite (para Inteligencia de Defensa de Sudáfrica) alrededor del 14
de diciembre de 2014,” bajo el nombre código Flauta. El programa de vigilancia satelital sería
para uso militar estratégico, culminando eventualmente en el lanzamiento de un
satélite por intermedio de Rusia en nombre de Sudáfrica para integrar los
programas de vigilancia satelital de los dos países para suministrar una
cobertura más amplia en toda África inclusive hasta Israel.
Según la filtración el informe ultra-secreto
de la Agencia de Seguridad Estatal de Sudáfrica (SSA por sus siglas en inglés)
muestra que Rusia y Sudáfrica están cooperando en un programa secreto de
vigilancia satelital, que la SSA bautizó con el código Proyecto Cóndor.
“De forma bizarra,” como como explica un
boletín de prensa en la página web de Maynier, “la Agencia de Seguridad Estatal
parece haber estado recolectando inteligencia sobre un programa de vigilancia
satelital a implementarse por Inteligencia de Defensa.”
El informe de la SSA fechado el 28 de agosto
de 2012 representa la primera vez que se informa sobre el Proyecto
Cóndor/Flauta al público. Dice que la
SSA confiaba en un agente en Rusia para saber detalles sobre el proyecto conjunto
de vigilancia satelital entre los rusos e Inteligencia de Defensa.
Las revelaciones vinieron días después que Al
Jazeera y el Guardian comenzaran a publicar lo que ellos trataron de vender
como “cientos de informes secretos de inteligencia de agencias de todo el
mundo.” Los Cables Espías incluyen
informes redactados por espías que trabajan para el Mossad de Israel, el MI6 de
Gran Bretaña, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia, la Organización de
Seguridad de Inteligencia de Australia y la SSA.
El Ministro de Seguridad Estatal David Mahlobo
dijo en una entrevista con el Mail & Guardian que la filtración
“socava la efectividad operacional de la inteligencia y su misión de asegurar
las relaciones diplomáticas y de estado.”
Negó que la lucha entre facciones dentro del partido de gobierno pueda
ser un factor importante en las revelaciones.
En lo que sonó como un intento adelantado por
repartir culpas Mahlobo añadió: “Heredamos un (servicio) de inteligencia de un
pasado fragmentado. Tuvimos agentes de
la inteligencia del apartheid y los de los movimientos de liberación. Fueron reunidos para servir al país...”
El jefe de Mahlobo, el Presidente Jacob Zuma,
encabezó el ala de inteligencia del Congreso Nacional Africano (CNA) en el
exilio. Que las filtraciones hayan
aparecido durante su mandato parecen ser un asunto delicado.
Los Cables Espías describen a Johannesburgo
como “El Dorado del espionaje”. Expertos
han dicho que, mientras bajo el apartheid el país estuvo relativamente aislado
del mundo, con la explosión de la cantidad de embajadas abiertas luego del
ascenso del CNA al poder en 1994 hubo un aumento proporcional en el número de
espías en Sudáfrica.
Aunque Sudáfrica cada vez más se alínea con
Rusia y China -que ahora es el socio comercial más grande del país- a través de
organismos multilaterales como el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica) el país sigue estando susceptible a la presión de las agencias
occidentales de inteligencia.
Supuestamente el MI6 británico y la CIA han fomentado una predisposición
anti-iraní entre los espías sudafricanos.
Ellos advirtieron que los iraníes usaban Sudáfrica como campo de
reclutamiento para grupos como AlQaeda y le pidieron a los sudafricanos que
vigilaran a sus diplomáticos.
Según uno de los documentos filtrados la SSA
consideró espiar para la CIA. Al hacer
esto, siguió el razonamiento, pudo haber aclarado lo que EE.UU. consideraba de
más importancia, y revelar algunos objetivos de los esfuerzos por recolectar
información por parte de EE.UU.
Las filtraciones llegan en un mal momento para
Mahlobo. Días antes de la primicia de Al
Jazeera el ministro se vio obligado a anunciar una investigación sobre la
interferencia de la señal que evitó que los periodistas usaran sus teléfonos
celulares durante el discurso sobre el estado de la nación el 12 de febrero.
En el palco de prensa los periodistas
impedidos de cubrir el evento en tiempo real agitaron sus aparatos coreando
“¡Restauren la señal!”. El Jefe de
Disciplina de la AD John Steenhuisen se levantó para objetar el apagón comunicacional
y fue seguido por otros diputados de la oposición, que lo denunciaron como una
violación del reglamento parlamentario y por lo tanto inconstitucional.
Una nota escrita a mano del Vicepresidente
Cyril Ramaphosa a Mahlobo provocó que el ministro abandonara la Cámara unos
minutos. Cuando regresó también lo hizo
la señal de la red celular.
Minutos después los diputados de los
Luchadores por la Libertad Económica (EFF por sus siglas en inglés) fueron
atacados por funcionarios policiales armados y personal de seguridad del
parlamento con atuendos blancos y negros.
Los diputados del EFF fueron sacados de la sesión conjunta de la
Asamblea Nacional y el Consejo Nacional de las Provincias por interrumpir el
discurso del presidente, exigiendo saber de Zuma cuándo pensaba devolver los 23
millones de dólares en fondos estatales que gastó ilegalmente en su complejo
privado en Nkandla.
El caos en el parlamento y las infructíferas
investigaciones de Maynier sobre los acuerdos secretos del satélite espía entre
Rusia e Inteligencia de Defensa es representativo. Que se le diga a un diputado en funciones,
como lo informa Maynier, por parte de personas desconocidas, que el satélite de
vigilancia no es algo que él quiera ver demasiado de cerca apunta hacia algo
más que un sigiloso autoritarismo. La
impotencia de los políticos de oposición se hace cada vez más evidente.
Estos eventos revelan los límites de la
democracia parlamentaria burguesa.
Habiendo perdido el poder de persuasión el partido gobernante gira hacia
un mayor secretismo y, cuando hace falta, hacia mayores demostraciones de
fuerza. La AD y los EFF son incapaces de
obligar a Zuma a aceptar responsabilidad alguna por ningún satélite o por
Nkandla, por no hablar de la restitución de alguna parte de los gastado por él
personalmente. Ni el CNA ni los
reaccionarios de los EFF y la AD pueden dar expresión a la voluntad popular de
la clase trabajadora sudafricana.
La represión en el parlamento tiene que ver
con las maniobras de los agentes de la SSA y sus 140 contrapartes foráneas en
toda Sudáfrica. Todos reflejan
sutilmente las gigantescas presiones sociales desatadas por la crisis sistémica
del capitalismo global desde 2008. Ninguna
de las facciones elitescas de ninguno de los partidos en el parlamento representan
una salida para los trabajadores empobrecidos y los desempleados. Para las masas la respuesta yace en la
construcción de un partido independiente de la clase obrera con una perspectiva
socialista internacional.
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