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23 mar 2015

Sudáfrica: El Estado de la Nación y la crisis del capitalismo



Por Ben Morken (Corriente Marxista Internacional)

Traducido por Chucho Nery

El inicio de las sesiones del parlamento es una ocasión para que el presidente dé su Discurso Anual sobre el Estado de la Nación (DAEN).  Tradicionalmente es una ocasión ostentosa presidida por la élite política del país. 

En uno de los países más desiguales del mundo, con niveles devastadores de pobreza y desempleo las masas son burladas anualmente con eventos de alfombra roja, oportunidades de fotos, elaborados banquetes y la pompa y ceremonia asociadas.

Sin embargo, los tumultuosos eventos durante el DAEN de este año fueron diferentes a cualquier cosa vista anteriormente.  Los hechos ocurridos en el evento de este año son conocidos por todos los sudafricanos.  Personal de seguridad armado entró violentamente en el parlamento y desalojó a diputados electos del partido Luchadores por la Libertad Económica (LLE), por atreverse a preguntarle al presidente Zuma en cuanto al escándalo Nkandla.  En el tumulto que siguió una diputada de LLE fue atropellada seriamente y supuestamente salió con la quijada fracturada.  Lo atroz del ataque fue captado por periodistas y diputados en la asamblea luego que la transmisión televisiva fuese suspendida.  Más tarde se reveló que aquél personal de “seguridad”, vestidos como meseros o barman, en realidad eran miembros de unidades especiales de la policía que habían sido entrenados especialmente en técnicas de “maltrato” antes del evento.  La agencia City Press reportó que como parte de este “entrenamiento” se usaron fotos de diputados como práctica.  Esto prueba que esto fue un intento bien calculado y deliberado de provocar una confrontación que le diera a los funcionarios al mando la excusa para desalojar a los miembros de LLE.

Los violentos desalojos, con todo y lo chocante que fueron, sólo fueron parte de una extraordinaria serie de eventos ese día.  La causa inmediata fue el escándalo Nkandla, en el cual se usó dinero de los contribuyentes para “mejorar” la residencia privada de Zuma.  Esta controversia cuelga como una Espada de Damocles sobre la cabeza del presidente.  Este escándalo ha desarrollado una lógica propia y ya es una profunda crisis que involucra al presidente, su gobierno y al parlamento.  Desde los turbulentos eventos del 21 de agosto de 2014 en los que los Luchadores por la Libertad Económica hicieron una campaña radical en el parlamento para que Zuma “devolviera el dinero”, el presidente ha evitado regresar a la Asamblea Nacional para responder a las preguntas relacionadas con este o cualquier otro asunto.

La amenaza por parte de LLE de preguntarle al presidente sobre la debacle de Nkandla en el DAEN, un escenario sin precedentes, causó pánico en todo el gobierno.  Los segurócratas implementaron y previeron las medidas de “seguridad” más elaboradas y draconianas en la historia de este evento.  En la tarde previa al DAEN, opositores de diferentes partidos fueron confrontados y atacados con cañones de agua e incluso arrestados en las calles adyacentes al recinto parlamentario.  Pero en su apasionamiento desbordado las medidas se volvieron en su contra.  Dos horas antes del inicio programado para el discurso de Zuma los periodistas que estaban dentro de la Cámara protestaron que había una aparato que interfería las señales de los teléfonos móviles.  En medio de su precipitación los segurócratas no pensaron que el bloqueo de la señal interferiría los aparatos electrónicos en el recinto y que esto significaría que el discurso de Zuma no podría ser transmitido por muchos miembros de los medios.  ¡Por lo tanto, fueron ellos los que inicialmente interrumpieron el discurso de Zuma y no LLE!  Las señales fueron restauradas luego que los diputados de la oposición elevaron el asunto al inicio de la sesión conjunta de la Cámara, ante el visible embarazo de muchos funcionarios.  Algunos testigos vieron al presidente del parlamento Ramaphosa garabatear un mensaje y pasárselo al ministro de seguridad estatal, David Mahlobo.  Lo que haya estado escrito en esa nota tuvo un efecto ya que 10 minutos después el vocero anunció que la señal de los teléfonos celulares había sido restablecida y Zuma pudo comenzar su discurso, que luego fue interrumpido por LLE.

Lo primero que debe señalarse aquí es la ironía implícita en esta situación en lo que atañe a los líderes del partido gobernante.  El CNA construyó todo su legado histórico sobre la lucha por y el logro de los derechos democráticos.  Pero ahora está claro que en el momento de crisis algunos sectores del liderazgo están totalmente preparados para tirar por la ventana estos derechos, junto con la Constitución liberal.  El derecho a reunión fue coartado en los alrededores del recinto parlamentario.  El derecho a la libertad de expresión y a la libertad de informar fue socavado con el bloqueo de las señales de los teléfonos celulares y con la entrada de policías armados a la cámara de la Asamblea Nacional y el desalojo de diputados por el pavoroso crimen de hacer preguntas incómodas.

Como marxistas condenamos cualquier intento de coartar los derechos democráticos elementales en los términos más contundentes posibles y defendemos todos los derechos democráticos por los que se peleó y se ganó a través de los heroicos sacrificios de la clase trabajadora y que fueron pisoteados tan intencionadamente el 12 de febrero.  No luchamos por estas exigencias en lo abstracto, sino con la convicción que en esta sociedad estos derechos democráticos son las mejores herramientas que permiten a la clase trabajadora luchar por el completo derrocamiento del capitalismo.

Si examinamos más profundamente la naturaleza de la reacción a los eventos por las diferentes figuras del CNA, surge una imagen muy interesante.  En los días que siguieron al DAEN la situación escaló aun más cuando algunos líderes, como el presidente nacional Mbete (quien también es el vocero de la Asamblea Nacional), lanzaron un ataque a gran escala contra LLE, y especialmente contra Julius Malema.  Inicialmente sus escandalosos y deshumanizantes comentarios fueron defendidos por el partido a través del vocero nacional.  Pero más tarde la imagen cambió drásticamente cuando el secretario general del CNA Gwede Mantashe se metió en la refriega con una declaración muy conciliatoria y diplomática.  “Los eventos que se llevaron a cabo la semana pasada durante el Discurso sobre el Estado de la Nación nos llama a retroceder y reflexionar y a hacernos la pregunta, ¿qué necesita hacerse?  Cualquiera que sean nuestras diferencias debemos mantener el interés de nuestro país por encima de todo lo que hagamos”, dijo.  Él también condenó la interferencia de las señales de los teléfonos celulares.

Luego que Mantashe bajara la línea del partido, toda la postura del liderazgo del CNA cambió.  En una escena sin precedentes, Mbete emitió una disculpa pública inesperada y sin precedentes a Julius Malema por sus insultos peyorativos, que Malema aceptó rápidamente.  Este pequeño episodio y la intervención de Ramaphosa para que la señal fuese restituida demuestra que un sector de la burguesía ligado al liderazgo del CNA está muy preocupado por la situación.  Ellos entienden, por un lado, que LLE, que defiende abiertamente un programa revolucionario, es una amenaza a su sistema.  Sin embargo, ellos también se dan cuenta que ellos se arriesgan a socavar la legitimidad de este mismo sistema -con consecuencias revolucionarias- si van demasiado lejos al ponerle freno a los derechos democráticos formales.

Alzamiento parlamentario

Bajo el capitalismo el papel fundamental del parlamento es administrar los asuntos comunes de los capitalistas, tratar asuntos secundarios y dar a las masas una ficción de “democracia”, mientras que las verdaderas grandes decisiones se toman en las salas de reuniones de los bancos y otras corporaciones multinacionales.  En última instancia la democracia parlamentaria burguesa sirve a los intereses de los burgueses.  Sin embargo, como lo vemos en el caso de LLE, el parlamento también ofrece una buena oportunidad para exponer el sistema podrido y para ganar la atención de las masas.

El gran mérito de LLE ha sido que ha expuesto la verdadera naturaleza de la democracia liberal burguesa, que es incompatible con las políticas radicales.  Las reglas del parlamento nunca fueron diseñadas para semejantes políticas y por lo tanto el liderazgo del CNA y demás partidos políticos establecidos no tienen idea de cómo responder a la posición militante de los diputados de LLE.

Esta es una de las razones por la que LLE ha logrado semejante impacto inmediato.  Mientras que los partidos políticos burgueses establecidos se cuidan de “jugar con las reglas” y por lo tanto sólo se oponen al partido de gobierno de una forma superficial, LLE no ha temido usar al parlamento para exponer la podredumbre del capitalismo sudafricano y la impotencia de su democracia.  Esto también explica la subida en su popularidad entre las masas, muchas de las cuales sienten que finalmente tienen una voz en el parlamento.

LLE ha expuesto exhaustivamente cómo el partido gobernante usa su mayoría parlamentaria para esconder su corrupción.  Al presionar de esa manera al CNA este ha sido prácticamente paralizado y puesto en la posición de ser incapaz de usar su mayoría del 60% para arrollar a la oposición, como lo hizo en el pasado.  Aquí tenemos un partido de 6% que ha demostrado un total desdén por las reglas y normas burguesas establecidas y ha sido capaz de sacudir el sistema y sigue planteando el debate público.  El escándalo Nkandla es un ejemplo de ello.

Pero en este punto la pregunta es ¿qué sigue?  ¿Hacia dónde apunta LLE a partir de aquí?  La lucha parlamentaria es importante porque le da al partido una plataforma muy pública.  Pero por más importante que sea sólo es una arena de lucha.  Lo que llama la atención del panorama político sudafricano es lo bien constituida que está la clase trabajadora en sindicatos militantes.  Una lucha exitosa contra el capitalismo es impensable sin el papel central de los sindicatos.  Luego de los eventos del DAEN muchos líderes sindicales han salido en contra de LLE.  Desafortunadamente esto sugiere que LLE no ha llevado a cabo el necesario trabajo paciente de ganarse a las bases de los sindicatos con un programa revolucionario ligado al derrocamiento del sistema.  Esta debe ser la prioridad para los Luchadores.

Asimismo, las masas trabajadoras no sólo buscan que el parlamento les soluciones sus exigencias diarias.  Ellos participan activamente en movimientos de protesta masiva desde las bases.  Estas protestas han absorbido al país en la última década.  Los niveles de las “protestas por los malos servicios” nunca han sido tan altos.  Es cierto que los líderes de LLE han apoyado algunas de estas protestas.  Pero lo que hace falta es una campaña a gran escala para conectar todas estas luchas a nivel nacional.  Esta es una meta a la que se comprometió el partido en su primer congreso nacional.  ¡Ahora lo que hace falta es acción!  En particular es importante buscar alinear esto de manera constructiva al Frente Unido iniciado por el NUMSA, que ya está muy involucrado en este proceso.

Por último, es importante tener un enfoque correcto hacia las bases del CNA y la Alianza Tripartita.  A pesar del progreso indudable de LLE, es dentro y alrededor del CNA y la Alianza que el núcleo de las masas potencialmente revolucionarias están aun organizadas.  Existen numerosos ejemplos en todo el país donde muchas de las grandes luchas son encabezadas en realidad por miembros del CNA y la Alianza.  Por lo tanto, una cosa es criticar el liderazgo quebrado, pero las bases también son una cosa diferente.  Si LLE no tienen una actitud amistosa hacia estas bases y diferencia claramente entre ellas y los líderes del CNA, esto sólo servirá  para establecer barreras innecesarias.  Lo que hace falta es luchar por las exigencias diarias de las masas y vincularlas en un programa revolucionario que apunte a la abolición del capitalismo.

Crisis de todo el sistema

Los eventos del DAEN de 2015 confirman que la crisis del capitalismo ahora también se manifiesta como una crisis del sistema político.  En Sudáfrica, en las últimas dos décadas, los burgueses han sido capaces de gobernar sobre la base de la democracia parlamentaria.  Esto se logró en los últimos tiempos por medio de la lucha revolucionaria de la clase trabajadora contra el régimen del apartheid.  Durante y después de la transición democrática la clase dominante, junto a los capos del CNA, fueron capaces de estabilizar la situación sobre la base de una mejora relativa en la economía, que les permitió inicialmente hacer algunas concesiones, aliviando algunas de las presiones más intolerables sobre la clase trabajadora.  Pero esta mejora fue forzada a una parada estrepitosa luego de la crisis de 2008.  Y con el retorno de la crisis vino el regreso de la bulliciosa lucha de clases de la última década, que ha hecho de Sudáfrica la “capital mundial de la protesta”.  En última instancia, esto es lo que está detrás de la volátil situación política.

La crisis política se manifiesta también en las instituciones estatales burguesas.  Muy pocas no se han visto afectadas.  El parlamento está en crisis, como hemos visto.  Casi a diario hay revelaciones sobre serios y profundos problemas arraigados en instituciones como la Fiscalía Nacional, el servicio de impuestos, la unidad especial de investigaciones, la policía, los servicios de inteligencia, la unidad investigadora de crímenes prioritarios (también conocida como los Halcones), y muchas más.  Contrario a la afirmación del presidente Zuma, las instituciones no están muy fuertes.  Están en crisis, lo que explica la turbulenta situación política.

En última instancia, la turbulencia en el panorama político es una manifestación de la crisis del capitalismo.  El logro de derechos democráticos burgueses fue un sub-producto de las luchas revolucionarias de la clase trabajadora.  Bajo la amenaza de ser derrocada la burguesía concedió significativos derechos democráticos a la mayoría de la clase trabajadora.  Pero mantuvieron la propiedad y el control de los medios de producción, asegurando así su permanencia como la clase dominante de la sociedad.  En el proceso ella también cooptó un pequeño número de negros en sus bases, que ahora pujan en el frente político.  No obstante lo importante que fue el logro de derechos políticos, esto no disminuyó la dominación continua por parte de la clase burguesa.  Hoy en día, sin embargo, cuando se usan las instituciones democráticas para hacer notar las exigencias de las masas y la degradación de los gobernantes, la clase dominante no lo piensa dos veces para despojar los derechos democráticos más fundamentales.

Hoy en día en Sudáfrica 26 millones de personas, de una población de 52 millones, viven en extrema pobreza.  Dos hombres, Johann Rupert y Nicky Oppenheimer, poseen más riqueza que los 26 millones mencionados.  El índice de Gini, que mide la desigualdad, está en 0.77, entre los más altos del mundo.  Esto quiere decir que la desigualdad en el ingreso hoy en día es más amplia que la que había bajo el apartheid.  En términos materiales actuales Sudáfrica no “le pertenece a todos los que viven en ella”, como clama estupendamente la Constitución.  La tierra, los bancos, la industria, las minas y otros monopolios pertenecen a los Rupert, Wiese, Oppenheimer, Bekker, Glasenberg, Ackerman, Ramaphosa y Motsepe.  La tasa de desempleo ha estado rondando la marca del 25% en la última década.  El desempleo juvenil real se mantiene en más del 60%.  Muchas personas están sin hogar.

A lo que nos enfrentamos aquí es a una crisis orgánica del capitalismo.  Todas estas son acusaciones devastadoras contra el sistema capitalista y la élite gobernante y muestra el estado real de la nación.  Al confrontar estos datos no es sorprendente que la situación política sea tan volátil.

Seis años después del colapso de Lehman Brothers en 2008, el capitalismo global atraviesa su crisis más grande de la historia.  Esta ha afectado a cada región de la Tierra.  Ahora más nubes de tormenta se juntan en el horizonte.  Hoy en día Grecia está en medio de una profunda crisis.  Esto también es cierto para Nigeria, Venezuela, Paquistán y Egipto.  La situación global ha impactado profundamente a Sudáfrica, que ya está sufriendo una aguda crisis.  Pero existe una salida revolucionaria.  Los monopolios y los principales recursos productivos deben ser tomados por el estado bajo el control y la administración de los trabajadores.  Sólo así se pueden asegurar las necesidades básicas de las masas.

El 12 de febrero el proletariado revolucionario sudafricano estuvo observando los eventos en el parlamento en cifras récord.  Las mediciones de audiencia para el DAEN se fueron al cielo.  La clase trabajadora estaba observando, escuchando, y sacaba lecciones.  Las condiciones objetivas nunca han sido más favorables para construir una genuina corriente marxista que crecerá con la revolución y guiará el camino hacia la verdadera liberación de las masas, es decir, hacia la transformación socialista de la sociedad.  Se logrará un genuino gobierno de la mayoría sólo sobre la base de una revolución encabezada por la clase trabajadora, armada con un programa socialista revolucionario consciente y el logro de un estado obrero democrático.

Título original en inglés: South Africa: TheState of the Nation and the Crisis of Capitalism



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