El movimiento del Sindicato Nacional de
Obreros Metalúrgicos de Sudáfrica hacia el socialismo
La expulsión del Sindicato Nacional de
Obreros Metalúrgicos de Sudáfrica (SINOMSA) del Congreso de Sindicatos de
Sudáfrica (CSSA) en noviembre de 2014 marcó un hito. Profundizó más la crisis dentro de la Alianza
entre el Congreso Nacional Africano (CNA, en el poder desde 1994), el CSSA y el
Partido Comunista de Sudáfrica (PCSA).
Además de luchar por un cambio radical entre los sindicatos, el SINOMSA
también jugó un papel primordial en la fundación de un Frente Unido que será
lanzado en 2015.
En diciembre de 2014 Sam Ashman y Nicolas
Pons-Vignon de la Global Labour Column (GLC) entrevistaron a Karl Cloete (KC,
Sub-secretario general del SINOMSA) sobre el tumultuoso año y el camino por
venir.
GLC: Los
que no viven en Sudáfrica pueden creer que el SINOMSA es responsable de socavar
el CSSA y la unidad de la clase obrera.
¿Cómo respondería a esto?
KC: Cuando el CSSA
se fundó en 1985 el SINOMSA estuvo en el centro de las conversaciones acerca de
la unidad. el CSSA fue producto de la
lucha colectiva y la federación sacudió el mapa político bajo el apartheid y
jugó un papel importante en el avance hacia la democracia. Pero el CSSA, particularmente en los últimos
ocho años, ha perdido casi totalmente su independencia. Se ha visto enredada en la lucha entre
facciones políticas dentro del CNA y el PCSA.
El CSSA, que solía ser una formación meramente defensora, se ha vuelto
una organización capaz de llevar adelante luchas críticas -sobre el trabajo
precario, el desempleo, la privatización y la mercantilización de los servicios
públicos. Estamos apelando legalmente
nuestra expulsión y llamamos a que se acuerde un Congreso Nacional Especial de
el CSSA. La historia del CSSA es algo de
lo que uno no puede desprenderse fácilmente.
GLC: ¿Cómo se
metió el CSSA en semejante situación, dada su historia?
KC: Hoy en día el
CSSA se limita a formar parte de la maquinaria electoral del CNA. Más allá de eso sostiene una verdadera lucha
para lograr influir en las políticas.
Ese ha sido el caso en los últimos 20 años, desde lo ocurrido al
Programa de Reconstrucción y Desarrollo (PRD, el manifiesto electoral del CNA
en 1994). Fue una idea patrocinada por
el CSSA, que se originó dentro del SINOMSA.
Sentimos que el nuevo gobierno debía hacer ciertas cosas para
reconstruir a nuestro país, para alejarnos del dominio de la minoría blanca a
expensas de la mayoría negra y promover políticas redistributivas para
redirigir la torcida propiedad y control de la economía. El PRD se volvió un compromiso entre los
socios de la alianza, pero aun después de los compromisos la oficina del PRD en
el gobierno fue cerrada, sin consultarlo.
Se introdujo un nuevo marco económico en 1996 y desde entonces el
gobierno del CNA ha seguido un camino neoliberal. Hoy en día el Plan Nacional de Desarrollo
sigue exactamente el mismo patrón. El
CSSA sólo rubrica esas políticas neoliberales.
Es útil al gobierno del CNA el tener una federación laboral aliada, pero
que sea una que no haga demasiado ruido.
En segundo lugar, existe la vieja cuestión de
asar varios conejos al mismo tiempo.
Existen varios miembros del Comité Ejecutivo Central que tienen
múltiples cargos. El Presidente de el
CSSA también es miembro del Comité Central del PCSA, es miembro del Politburó
del PCSA y miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del CNA. De manera que hoy el CSSA puede tomar una
posición, luego se abandona el CSSA y se sienta en el CEN del CNA, y luego
cambia de opinión. Y lo que ocurre
siempre es que se compromete la posición del CSSA.
El tercer problema es que el CNA y el PCSA le
han comenzado a decir a el CSSA que su enfoque se ha vuelto 'opositor', que
hablamos un lenguaje anti-CNA y anti-Alianza, y que como movimiento sindical
nos hemos vuelto 'demasiado políticos'.
Esa impugnación se ha dividido en dos facciones -una facción apoya el
statu quo del CNA y el PCSA, y la otra dice que nuestra lealtad debe ir hacia
nuestros miembros, resoluciones, campañas y programas.
GLC: ¿Usted piensa
que la unidad del CSSA aun puede salvarse?
¿O le ha llegado la hora al SINOMSA y a los sindicatos que lo apoyan, de
construir una nueva federación independiente?
KC: Primero hay
que aclarar unas cosas aquí. Primero, la
facción dominante dentro del grupo que lleva la 'voz de la razón' está
constituida por los sindicatos del sector público. Eso es interesante por varias razones. En junio de 2013 en el XIII Congreso Nacional
del PCSA hubo un informe que llamaba a una forma diferente de organizar al
sector público, bajo la línea de 'hacerse responsable de la revolución', es
decir, que los sindicatos no debían oponerse a los programas
gubernamentales. Ellos deben suministrar
un mejor servicio público, aun bajo medidas de austeridad. De manera que su papel debe ser diferente al
de los sectores industrial y minero. Y
esa perspectiva quedó obsoleta dentro del CSSA y se relaciona con el punto que
mencioné anteriormente sobre el presidente del CSSA que es al mismo tiempo
miembro del PCSA. Se ha desarrollado una
división entre los sindicatos del sector privado como el SINOMSA y los del
sector público en donde no existe tolerancia hacia el disenso. Esto ha llevado a muchos dentro del sector
público a darse cuenta que los líderes se han vuelto contra sus propios
estatutos y miembros. Las prácticas
democráticas son arrojadas por la ventana.
La gente ha decidido que es hora de desafiar el dominio de un liderazgo
conservador, derechista y corrupto en estos sindicatos, que se comportan como
delegados sindicales del CNA y el PCSA.
Esta es la razón detrás del llamado a la
formación de un nuevo sindicato del sector público. Eso no tiene nada que ver con el SINOMSA,
sería erróneo por nuestra parte hacerlo, pero sí pienso que la gente se ha
inspirado en las resoluciones tomadas en el Congreso Especial del SINOMSA de
diciembre de 2013.
De momento en el CSSA existen ocho sindicatos
contra la expulsión del SINOMSA. Ellos
decidieron exigir la reincorporación incondicional del SINOMSA dentro del CSSA
y dijeron que no van a participar en ningún organismo del CSSA hasta que eso
ocurra. El Presidente del CSSA afirma
una y otra vez que el SINOMSA fue expulsado pero los trabajadores metalúrgicos
deben permanecer dentro de la federación; algunos han llegado al extremo de
fundar un rival del SINOMSA, que ha solicitado su membresía.
Hemos decidido ir a tribunales para exponer el
deliberado proyecto para sacar al SINOMSA y porque queremos asegurar el respeto
a las reglas de la federación. La visión
del SINOMSA es reclamar a la CSSA inclusive si hay que ir a los tribunales,
pero si todo eso fracasa debemos comenzar el proceso de construcción de una
nueva federación. Es doloroso cuando das
a luz algo y ya no eres parte de él, pero hay que continuar. La realidad es que sólo el 30% de los
trabajadores de Sudáfrica están organizados en sindicatos.
GLC: ¿Por qué ve
necesario regresar a las políticas democráticas de masas de los años 80, y cómo
ve el avance del Frente Unido?
KC: Sudáfrica es
la capital mundial de las protestas por los malos servicios públicos; hay
resistencia a las políticas neoliberales impuestas a nuestro pueblo, pero es
una resistencia sin liderazgo. No hay
orientación. Algunas veces las protestas
se vuelven violentas y la rabia no es canalizada apropiadamente. Necesitamos un nuevo Frente Unido [luego del
Frente Democrático Unido de los años 80] para enlazar el sitio de trabajo con
las luchas comunitarias.
Un día el PCSA dice que el SINOMSA es una
formación 'obrerista', al día siguiente dice que somos demasiado políticos, que
regresemos al sitio de trabajo. Pero
siempre hemos creído en la confluencia de las luchas comunitarias y
laborales. Debemos llevar a las
comunidades a la acción laboral y la acción laboral a las comunidades. Este es un nuevo despertar, debemos tomar de
nuevo nuestro poder. Hemos sido
secuestrados por una pequeña élite negra que se da un banquete por medios
corruptos. Si no salimos a las calles
probablemente no vayamos a cambiar las cosas.
GLC: Ya hemos visto una respuesta agresiva a los
acontecimientos dentro del SINOMSA. Se
han intervenido teléfonos, se han destruido carros y oficinas, y han sido
asesinados tres delegados sindicales en 2014.
¿Cómo planean enfrentar esta franca oposición?
KC: Nunca será fácil construir una alternativa al
CNA, un movimiento de liberación nacional con 103 años de vida. En África y los países del III Mundo existe
un inmenso apego sentimental por el partido que liberó al pueblo. No nos hacemos ilusiones, será un trabajo
duro. Pero es necesario trabajar
políticamente para que la gente renueve la confianza. Muchos de los que han permanecido leales al
CNA esta vez decidieron no votar. Si
Usted enfoca su atención a las zonas metropolitanas verá que el CNA ha perdido
su arraigo. Eso es lo que debemos
discutir en el lanzamiento del Frente Unido: ¿estamos listos para presentar
candidatos a las elecciones de gobiernos locales del 2016, y sobre qué
plataforma, o tendría que participar en las elecciones un Partido Obrero?
GLC: ¿Cómo ve el
avance del SINOMSA como sindicato de los obreros metalúrgicos? ¿Qué tanto debería el SINOMSA dirigir estas
diferentes luchas?
KC: El SINOMSA seguirá siendo un sindicato y no
se transformará en un partido político.
Vemos la des-industrialización y pensamos que no hay mejor ocasión para
re-industrializar. La transformación (de
los recursos minerales) es puro bla-bla-bla pero no hay acciones. El SINOMSA tiene una tarea. Estamos negociando los contratos en todos los
sectores metalúrgicos y de ingeniería.
Tenemos un plan hasta nuestro congreso nacional de 2016 que exige un
trabajo de unión interna para servir a nuestros miembros pero también para
hablar de asuntos socio-económicos más amplios.
En todos los frentes hace falta una
alternativa, pero el SINOMSA nunca debe cambiar las bases sobre las cuales
descansa -luchar contra la opresión, la discriminación y la explotación
dondequiera que se encuentre dentro de la sociedad y asegurar el control de la
clase obrera en la economía, lidiando con la desigualdad de género, levantando
los asuntos a pie de máquina. El SINOMSA
es probablemente el único sindicato en crecimiento de Sudáfrica. Dijimos en 2012 que para el 2016 debemos ser
400.000 y nos acercamos cada día más. En
julio del 2014 teníamos 346.000 miembros.
No se puede alimentar a los trabajadores con consignas políticas. Por eso es que insistimos que ser un
sindicato, responder a las necesidades de los trabajadores, es central y no es
negociable.
GLC: ¿Cómo ubica al SINOMSA en relación a otros
intentos internacionales por resistir al neoliberalismo?
KC: Hacemos trabajo internacional sobre la base
del respeto a la independencia y la visión política de los demás, y su respeto
hacia nosotros, dándonos cuenta que luchamos contra un enemigo común. Tenemos vínculos con muchos países. En Brasil tenemos relaciones con el MST y
CONLUTAS, pero no nos alejamos de la CUT o el PT. Los viejos y nuevos amigos deben respetar que
trabajaremos con cualquiera que comparta nuestra perspectiva. No vamos a descartar nuestra relación con el
sindicato IG Metall en Alemania pero estamos haciendo nuevos amigos en Die
Linke. Estamos trabajando con los
camaradas en Bolivia y nos emocionó la reelección de Evo Morales; en los EE.UU.
tenemos varias conexiones, y recientemente recibimos una gran delegación del
UNITE del Reino Unido. En países
particulares pueden haber tensiones; no interferiremos, pero nadie debe escoger
por nosotros con quién debemos trabajar.
Estamos haciendo una gira internacional de estudio como parte de nuestra
exploración del nuevo Movimiento por el Socialismo; y estaremos convocando una
conferencia nacional sobre el socialismo.
Nos estamos colocando rápidamente a la cabeza.
Artículo original en inglés: We are Steaming Ahead: NUMSA’s Road to the Left
Traducido por Chucho Nery
Sudáfrica: El Estado de la Nación y la crisis del capitalismo
Temas relacionados: