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29 may 2012

Los ateos disfrutan más del sexo que los creyentes


Religión y sexo son dos conceptos antagónicos. Los creyentes sufren un fuerte sentimiento de culpabilidad tras practicar relaciones sexuales, incluso en el caso de las conyugales. Su satisfacción, por tanto, es menor que la de los ateos y agnósticos. Estas son las principales conclusiones de la investigación Sexo y secularismo realizada por el sociólogo estadounidense Darrel Ray. El autor partió de las premisas de su experiencia personal (se crió en el seno de una familia próxima al fundamentalismo cristiano en Kansas) y las contrastó entrevistando a más de 14.500 personas con edades comprendidas entre los 25 y 30 años.


El sentimiento de culpabilidad por tener deseo sexual es casi el doble entre los devotos que entre los no creyentes. En una escala de cero a 10, los practicantes de religiones estrictas con los valores morales obtuvieron una media de 8,9, frente al 4.71 y 4.81 de los ateos y agnósticos, respectivamente. En el caso de los cristianos la media desciende hasta el 6,34. Una evolución o “mutación religiosa”, según las palabras del autor, entre las nuevas generaciones de practicantes que las lleva a “no seguir al pie de la letra lo que predica el Papa”.


Los mormones encabezan el ranking de culpabilidad


A pesar de todo, el sentimiento de culpabilidad no es un freno para las personas religiosas a la hora de practicar sexo; “sólo les hace sentirse mal”, apunta Ray. Esta situación, continúa el autor, los lleva posteriormente a pedir el perdón de Dios. “Es como si la Iglesia les diagnosticase una enfermedad, y luego, les ofreciese una falsa cura”. Los mormones encabezan el ranking de este estudio con la mayor connotación negativa sobre el sexo, seguidos por los testigos de Jehová y los pentecostales. Los católicos están en el puesto número 11 de las 24 prácticas religiosas categorizadas en el análisis.La comunidad científica ha criticado el sesgo ideológico del estudio, además de su "simplismo y reduccionismo".
Las reacciones del mundo académico al estudio tampoco se han hecho esperar, calificándolo de simplista y reduccionista, además de cuestionar el valor científico de la metodología utilizada (cuestionarios cerrados enviados y respondidos por correo electrónico). El autor del estudio ya puso de relieve sus fobias personales sobre las creencias religiosas en el ensayo The God Virus: How God infects our lives and culture. Un libro que buena parte de la comunidad científica ha criticado por su sesgo ideológico. “Las conclusiones del estudio deben cogerse con pinzas porque sólo las personas que se sienten más identificadas con el tema tratado responden al cuestionario”, advertía a BBCNews el sociólogo de la Universidad de Texas Mark Regnerus. Asimismo, cuestiona el propio perfil investigador de Ray, cuyos métodos “no coinciden con los estándares más extendidos en las ciencias sociales”.


La masturbación fue otro de los elementos de análisis. El 22,5% de las personas criadas en hogares muy religiosos admitieron sentirse avergonzados y ridiculizados por masturbarse, un sentimiento que sólo afecta al 5,5% del resto de la población criada en hogares seculares. La educación sexual temprana es una de las claves para desprenderse de la culpabilidad en la vida adulta, según matiza el autor del estudio.


Mejor sexo tras perder la fe


La mayoría de las personas que abandonaron sus creencias religiosas declararon haber mejorado “mucho” su vida sexual, aumentando la percepción personal de sus nuevas experiencias hasta un 7,81 sobre 10. Unos resultados contradictorios con la creencia popular y que sorprendieron al propio Darrel Ray. “Los Uno de cada cinco creyentes se siente avergonzado por masturbarsedatos obtenidos demuestran los efectos de la religión en la vida sexual de las personas, pues siguen adelante con unas relaciones bastantes satisfactorias tras abandonar sus creencias”, explica el autor.


El género también es un factor diferencial a la hora de desprenderse de la culpabilidad una vez abandonadas las prácticas religiosas. Las mujeres son las que más facilidades tienen para desprenderse de estos prejuicios. De hecho, el 38,6% declaró disfrutar más del sexo tras dejar de creer, frente al 26,9% de los hombres.


Fuente.


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