Toby Valderrama y Antonio Aponte
El gobierno nacional insiste en denunciar una invasión y prepara la resistencia. Grave asunto que atañe a todos, urge discusión. Estudiemos la calidad de la invasión y las características del rechazo. Veamos.
El carácter de la invasión es difuso, en la anterior alerta de invasión se señaló como agresor a los gringos, se recogieron firmas por todo el continente, se alertó a los gobiernos amigos y poco duró la emergencia: las firmas no se entregaron, se pidió que aceptaran al pichón de embajador de Venezuela, se abrazaron con altos funcionarios del gobierno "invasor".
Hoy tenemos la misma incertidumbre, por ejemplo gobiernos "hostiles" presencian los ejercicios militares, gente de macri, enemigo jurado, estaba allí. Este hecho que parece una cortesía, despoja de contenido, de seriedad, a la denunciada invasión. Se podía alegar que es del sur, que la guerra es contra los imperialistas, pero cómo explican que estaban China, Francia, Alemania, España, mejores representantes del imperialismo imposible. De la confusión surge una pregunta fundamental, ¿por qué nos irían a invadir, cuál es la razón política, quién nos invadiría?
La invasión no es un hecho aislado, no es un capricho del general del comando sur, al contrario, es una pieza de un fino plan que tiene como objetivo derrotar al Socialismo, a la causa que Chávez liberó del olvido: nos invadirían por haber sido Socialistas y Chavistas auténticos, no sólo de imagen. Los capitalistas no aceptan nada de Socialismo, ni un feliz recuerdo, por eso no toleran las medias tintas del Presidente Maduro.
Esta invasión contra el Socialismo, su idea, su recuerdo comenzó con el asesinato del Comandante en Jefe del Ejército Socialista, con el magnicidio de Chávez, esa fue la primera acción militar invasora. Y es desde allí, saldando las cuentas con ese combate, que debe comenzar la Resistencia Socialista. Si no se investiga, si no se le da su contenido político toda preparación militar carecerá de alma, estará vacía, tendrá una deuda con la historia.
El gobierno luce errático, incongruente, porque abandonó a Chávez, a su Plan de la Patria, al Socialismo, se deslizó al capitalismo, y en esa posición no puede ir a la raíz de nada, sólo puede alardear, vociferar en la superficie, todo le saldrá como una opereta. Se prepara para una invasión y llama a diálogo a los invasores, está aliado entrañablemente con los que debían ser sus enemigos, los capitalistas. ¿Cómo darle seriedad a una batalla dirigida por los capitalistas del gabinete, los tradicionales y los saltadores de talanqueras, aquellos que ayer eran marxistas y ahora simples reformistas mencheviques?
Ahora los capitalistas necesitan salir de un gobierno que ya entregó al Socialismo, pero (y esto es importantísimo) necesitan derrotar la espiritualidad socialista que aún pueda existir en Venezuela. Ese es el objetivo y lo delata capriles cuando dice:
“Maduro prefiere un golpe que un revocatorio, porque un golpe lo victimizaría, le daría otra oportunidad quizás. El revocatorio es hasta luego, para siempre. En política no hay muertos pero sería muy difícil que después de que el pueblo te revoca no te despidas de la política. Por eso tanta resistencia. Un golpe haría de Maduro una víctima, una pérdida del revocatorio lo dejaría en ridículo".
Con ese objetivo en mente se mueven todas las piezas en el tablero; la invasión fuerza al diálogo que debilita al gobierno y moraliza al bando capitalista en los dos lados de la contienda.
En este ambiente cabe la pregunta clave de cualquier ejercicio militar, ¿cuáles son las razones del combate, cuáles las razones que moralizan a los combatientes, por qué se lucha?
Todos los teóricos militares coinciden en que la moral de combate decide la contienda, desde Bolívar es así; Morillo se declara derrotado por la moral de combate de los centauros; Churchill, Mao, Fidel todos se preocuparon por fortalecer el alto grado de moral a su gente.
Da pena, es terrible ver toda esa movilización que no emociona, que no tiene razones sagradas. Lo que debía ser una conmoción del corazón de la Patria, no pasa de ser un acto formal de televisión y declaraciones descoloridas. Sin Socialismo, sin Chávez, no hay victoria. El primer ejercicio ante una invasión es rescatar el espíritu de Chávez, investigar el magnicidio, romper con los capitalistas, definir los enemigos… el resto será bufonada.
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