Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
La afirmación del título puede parecer una exageración, ojalá que así fuese, pero lamentablemente es una realidad que nos choca en la cara. Veamos.
Los gobiernos socialdemócratas (y este, qué duda cabe, lo es en su fase de agotamiento, agónica, de crisis) necesariamente acuden a la represión y la persecución de corte fascista. Ejemplos sobran, la represión en los gobiernos socialdemócratas de la cuarta, de los adecos, es legendaria; todavía la comisión de la verdad se aboca a descifrar aquella madeja de violación de derechos humanos, de desaparecidos, de lanzados de helicópteros.
¿Pero la cuarta reprimía porque eran malucos, genéticamente represivos o era el sistema el que lo exigía? La respuesta la encontramos en la esencia de la socialdemocracia, ésta es una forma de gobierno capitalista que tiene como fin servir de muro de contención al Socialismo, a la insurgencia de los humildes; cuando su tinglado de elecciones hipócritas, de simulación de popularidad, cuando el engaño se agota y pierde la capacidad de mantener el control de las masas, entonces se caen los maquillajes y la tal democracia burguesa saca su esencia de dictadura burguesa. Esa es la historia de la cuarta, es suficiente recordar el “dispare primero y averigüe después” o los campos de concentración en la Isla del Burro, los asesinatos políticos, comenzando por Fabricio, Américo Silva, Chema. Los agentes represivos eran héroes de la cuarta, allí está carlos andrés que, bañado en sangre, llegó a presidente.
Una etapa similar vivimos hoy, el gobierno está en apuros (él mismo se los buscó, pero eso es tema para otro día), en estas circunstancias el gobierno tiende a resolver los problemas con represión; a la inseguridad le opuso el nefasto "operativo de liberación del pueblo", de fuerte tufo fascista, o las razzias de Aragua, cuya denuncia enardece al gobernador de esa padeciente entidad.
En lo político, la situación es más complicada. El gobierno socialdemócrata se chorrea hacia la derecha y pierde credibilidad a pasos de gigante, en estas circunstancias lo que más le irrita, lo que le enfurece es que se denuncie el golpe de timón al revés: puede hacer negocios con las compañías que atacaron a Chávez cuando el sabotaje petrolero, puede adoptar a escarrá que retó al Comandante a un duelo, pero no puede ni ver a los que escriben que las cosas van mal y que van mal porque el gobierno se apartó del legado de Chávez, abandonó el Socialismo.
El odio del gobierno hacia la crítica es evidente, no lo puede negar, hace maromas para ocultarlo, acepta críticas pero controladas, las pide pero hasta cierto punto. Este odio, que tiene la dimensión proporcional a las veces que hablan de amor, es la base de la conducta fascista que permea al resto de la población, a los plumíferos. Ya se leen en Aporrea artículos que acusan a los críticos del gobierno de cualquier barbaridad sin fundamento. Estos ataques coinciden con los ataques del Presidente de la República, y las dos acusaciones, la de los plumíferos y la del Presidente, tienen la misma base con la que se han atacado a los revolucionarios desde que la Revolución es Revolución, desde Lenin, Trotsky, hasta Fidel, Chávez: ¡Se les acusa de agentes enemigos! De esta manera todo está justificado, toda acusación es aceptada; todo disparate, asimilado.
El gobierno sigue el guión de la socialdemocracia, ahora entra en su fase represiva.
elaradoyelmar.blogspot.com