Por Germán Gorráiz López
El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi en su libro ‘El Crimen de la Guerra’ escrito en 1872 afirma que “las guerras serán más raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las incitan”.
Así se anticipa en casi un siglo al final de la escalada nuclear que tuvo su punto de inflexión en la Crisis de los Misiles de Cuba y que culminó con la firma por Kennedy y Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962) y la implementación de la Doctrina de la Coexistencia Pacífica. Sin embargo, tras la anexión de Crimea a Rusia mediante referéndum, asistiremos a la división de Ucrania en dos mitades casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y Este del país (incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la Unión Europea (UE), división que quedará refrendado en un nuevo Acuerdo de Ginebra y significará “de facto” el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU, la reactivación de la carrera armamentista mundial y a una posible escisión de la actual OTAN.
Nueva carrera armamentística mundial
Desde el principio de su mandato presidencial en el 2000, la obsesión de Vladimir Putin ha sido la renovación de sus obsoletos arsenales armamentísticos con el reto de lograr en el 2020 la equiparación de su potencial militar con el de EE.UU. Así, según el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres (IISS), Rusia destinó 45.300 millones de dólares para la defensa en 2012 que comprende el contrato entre el Mindef y la empresa Astilleros Unidos Sevmarch, para la construcción de siete submarinos nucleares de quinta generación destinados a portar los novísimos cohetes balísticos intercontinentales de ojivas nucleares múltiples Liner que serán la espina dorsal de la estrategia nuclear rusa para la próxima década.. Además Moscú tiene presupuestado más de 550.000 millones $ para el próximo quinquenio (el 25 % para arsenal nuclear), destacando el nuevo caza de quinta generación Sukhoi T50 (operativo en el 2015), el nuevo misil balístico intercontinental de 100 Tm (“el asesino del escudo antimisiles de EE.UU.” en palabras del viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin y operativo en el 2017), el nuevo sistema de misiles antiaéreo S-400, (lo más avanzado en tecnología de interceptación de aeronaves) con el objetivo inequívoco de equipararse a EE.UU. como superpotencia mundial en el horizonte del 2020. Por su parte, EE.UU. tendría planificado un programa nuclear con una duración de treinta años y un coste de un Billón $ así como un sistema diseñado para detectar misiles de crucero en territorio estadounidense (JLENS), carrera armamentística que por mimetismo se extenderá al espacio geográfico que se extiende desde Israel hasta Corea del Norte (incluyendo a países como Irán, Paquistán, La India y China), quedando América Latina y el Caribe libres de armas nucleares tras la firma del Tratado de Tlatelolco (1.967) a pesar del riesgo potencial de la presencia de submarinos nucleares británicos en las Malvinas.
La rusofobia de Brzezinski
Zbigniew Brzezinski, exconsejero de Seguridad Nacional del presidente Jimmy Carter, declaró en una conferencia en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins que “la dominación de Estados Unidos que tras la Guerra Fría determinaba la agenda internacional, ha terminado y no podrá restablecerse durante la vida de la próxima generación”, añadiendo que “ninguna de las potencias mundiales puede alcanzar la hegemonía mundial en las condiciones actuales, por lo que Estados Unidos debe elegir mejor los conflictos en los que va a participar ya que las consecuencias de un error podrían ser devastadoras”. Según explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000, “los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,(European Phased Adaptative Approach, EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un primer ataque sorpresa de EE.UU. que destruiría el potencial nuclear ruso en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por medio de los misiles estacionados en Polonia, siendo previsible que EE.UU. utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del “asesino del escudo antimisiles de EE.UU.”
Donald Trump y la OTAN
El presidente estadounidense, Barack Obama tras su reunión con el mandatario electo en Ucrania, Piotr Poroshenko como parte de su gira por Europa para asistir en Bruselas a la cumbre del G7 (Rusia fue excluida como parte de la política asumida por Occidente ante el conflicto ucraniano), insistió en la política de su Gobierno de fortalecer su presencia militar en Europa al tiempo que anunció que solicitará al Congreso estadounidense la aprobación de un presupuesto de cerca de mil millones de dólares para tal propósito e instó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a incrementar los recursos destinados al desarrollo militar además de informar de sus proyectos de colaborar en esa área con países como Ucrania, Georgia y Moldova (EE.UU. habría enviado ya a Polonia 12 F-16 y 200 soldados de refuerzo tras la crisis ucraniana y el contingente total de sus tropas en Europa ascendería a unos 70.000 miembros). Ello en la práctica significará la vulneración del Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997 por la cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa”.
Por otra parte, en una reciente entrevista a la cadena estadounidense ABC, el futurible candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump expresó sin ambages la idea de que la “OTAN está obsoleta, no sirve para combatir el terrorismo y cuesta demasiado a EE.UU.”, por lo que exigió a los países europeos integrantes de la Alianza Atlántica “pasar por caja”, por lo que en la prevista Cumbre de la OTAN a celebrar en Varsovia el próximo mes de julio, se analizará el “refuerzo del flanco occidental de la OTAN” y se espera la asunción por la OTAN de la nueva doctrina 'Smart Defense' (Defensa Inteligente), nuevo concepto operativo que implicará la cesión parcial de la soberanía de los países miembros a la coordinación de defensa con la OTAN así como el incremento de las partidas de gasto de los países europeo, pues la aportación económica de dichos países europeos sería de un exiguo 2 % del PIB nacional, quedando el grueso de la financiación en manos de EE.UU. (el 70 % de cerca del billón $ del total del presupuesto).
¿Escisión en la OTAN?
Aparcado de momento la quinta fase del despliegue del Euro DAMN, asistimos a unas sorprendentes declaraciones del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond recogidas por el diario The Telegrah en las que afirma que “Londres podría acoger misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en medio de las tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el retorno a una carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra Fría con la URSS ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU. y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962) podría ser visto por Francia como una pérdida de su soberanía y traducirse en una salida provisional de Francia de las estructuras militares de la OTAN. Caso de consumarse la escisión, surgirá una nueva estructura militar con el objetivo inequívoco de ser bloque de contención de los ideales expansionistas de Putin y que estaría integrada por Gran Bretaña, Países Bálticos, Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, Chequia, Rumania, España, Italia, Malta, Chipre, Grecia y Turquía, lo que supondrá de facto el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”.
De otro lado, se procederá al robustecimiento del Eje Berlín-París, liderado por Francia y Alemania y que tendrá gravitando en su órbita de influencia a los países de su área de influencia primigenia (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo y Austria), fruto de la reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante la deriva del otrora “socio americano”, (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1.963). Así, desde De Gaulle, la resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un factor de la política exterior de todos los presidentes franceses, (aunque la discrepancia fundamental será en las formas teniendo como paradigma el apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1.962) se traducirá en una salida provisional de Francia de las estructuras militares de la OTAN, (emulando el desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés por De Gaulle (1.966) y teniendo nuevo como columna vertebral la “Force de Frappe”.La “Force de Frappe” nació en 1960 como consecuencia de la proclamación de la V República Francesa por el General De Gaulle. y fue concebida como uno de los elementos clave de la independencia económica, diplomática y militar del país frente a las dos grandes potencias EEUU-URSS enfrentadas en la Guerra Fría y en la actualidad basa la mayor parte de su poder en la utilización de submarinos nucleares balísticos (SSBN) clase Redoutable y Triomphant I y aunque la responsabilidad de las fuerzas armadas esté compartida por el presidente y el primer ministro según la Constitución Francesa de 1958, un decreto de 1962 atribuye en exclusiva al presidente la capacidad de autorizar el uso de armamento nuclear.
http://www.hispantv.com/newsdetail/opinion/254072/trump-otan-guerra-nuclear-rusofobia