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21 ene 2015

DISOCIADOS VENEZOLANOS TIENEN RAZON, EL MODELO FRACASÓ por Chucho Nery



DISOCIADOS VENEZOLANOS TIENEN RAZON, EL MODELO FRACASÓ

por Chucho Nery

            Los disociados venezolanos saboteadores y degolladores, dignos alumnos de los sicarios de la CIA (que algunos pendejos insisten en llamar “oposición”), vienen repitiendo la letanía según la cual el modelo económico impuesto por el gobierno (que no sé por qué ellos llaman “socialista”) ha fracasado y por tanto es el responsable de la actual crisis económica, llegando al cinismo de llamarlo “fábrica de pobres”, entre otras sandeces telegrafiadas desde sus centros de mando y laboratorios de guerra sucia para así poder tener “argumentos” que escupir ante sus medios de desinformación locales y extranjeros y así poder generar la masa crítica necesaria en la opinión pública nacional e internacional para justificar una intervención militar, como ya ha ocurrido y sigue ocurriendo en otros países que son blanco de las ambiciones de las corporaciones transnacionales anglo-sajonas por sus riquezas estratégicas.

            Pero lo que no dicen estos pobres títeres es que el modelo global en el cual estamos todos insertos y al cual no hemos podido escapar desde hace siglos es de vieja data y no fue ni diseñado ni impuesto por nuestros gobernantes sino por las élites que nos han explotado económicamente, dominado políticamente, masacrado militarmente, discriminado socialmente y alienado mentalmente desde los países metropolitanos industrializados del hemisferio norte de nuestro planeta.

            Los disociados venezolanos, a quienes les degollaron la mente haciéndoles olvidar su propia historia, han olvidado que fueron las cabezas coronadas de Europa, los mismos que nos “descubrieron”, quienes originalmente impusieron aquí el modelo colonial según el cual nosotros (América Latina, Africa y Asia) sólo serviríamos como simples suministradores de materias primas, mano de obra esclava y como mercado consumidor-importador de sus bienes fabricados (y bien caros); un modelo que por cierto sigue tan vigente hoy en día como lo fue en el siglo XV y en épocas subsiguientes, con sus cíclicas crisis de sobreproducción, escasez, acaparamiento, especulación, distribución, hiperinflación, desempleo, hambrunas, guerras, etc.

            De nada valieron las “independencias” con el consabido saldo de muertos y destrucción material, llevadas a cabo para cambiar ese modelo, pues la chimba independencia política no ha servido para cambiar la más importante y trascendente dependencia económica, por no hablar de la crucial dependencia intelectual que ha traído como consecuencia que los demagogos de turno se la hayan pasado importando más modelos de esos mismos países que no les interesa para nada cambiar este modelo pues con el mismo han tenido bastante éxito industrializando sus propios países, enriqueciéndose a costa de empobrecer a los nuestros.

            Con nuestras “independencias” lo único que hemos logrado es que ahora podemos elegir a nuestros capataces (antes lo hacían las autoridades coloniales, siguiendo a su vez los dictados de Madrid), los caporales que antes le manejaban la hacienda a los reyes de España y ahora se la manejan a las élites de Washington, Londres, Berlín y Tokio, aunque nosotros creamos que somos “soberanos” y “protagónicos” y nos damos nuestros propios “modelos”.  Eso se les olvidó a los disociados venezolanos, cuando por ejemplo sus líderes cuartorrepubicanos puntofijistas importaban modelo políticos y económicos (los tristemente célebres paquetes neoliberales) para sacarnos de las crisis que ellos mismos provocaban con sus modelos trasnochados, resultando en todo un éxito para las élites que se beneficiaron de las privatizaciones de empresas estatales y en la quiebra de bancos, pero que terminaron en más fracasos para los trabajadores que se quedaron en la calle y en las clases medias que se quedaron sin sus ahorros.

            Lo que los disociados venezolanos saboteadores, degolladores y acomplejados en realidad quieren decir es que nadie en estos países mediocres y atrasados debería atreverse a cambiar ese añejo modelo colonial disfrazado de “independiente y soberano”, ese modelo feudalista disfrazado de capitalista que tenemos en Venezuela y en el resto de países “emergentes”, pues eso contraviene lo planificado originalmente por sus amos gringos y sus aliados falderos de Europa y Japón, como lo ha demostrado la triste historia de “revoluciones” y “revolucionarios” a lo largo y ancho de nuestros continentes.

            El modelo a que hacemos referencia y que los disociados venezolanos con Alzheimer adelantado no se atreve a mencionar no es otro que el capitalismo globalizado, que sí ha sido exitoso para el 1% de la humanidad que acumula toda la riqueza producida por el restante 99% explotado, dominado, masacrado, discriminado y alienado, para quienes sí que ha sido un rotundo y sonoro fracaso, y será por ello que siempre lo han rechazado y siempre han intentado sacudírselo de alguna forma, aunque nunca hayan tenido éxito.

            Decir que el modelo que Hugo Chávez propuso para Venezuela y el resto del mundo ha fracasado es tanto como decir que un feto en el vientre de su madre ha fracasado como ser humano, sin haber nacido, crecido y dejado su huella en este mundo.  Sólo puede decirse que ha fracasado un modelo, un proceso, cuando este ha terminado, sólo puede hacerse un balance cuando se haya delimitado con precisión un principio y un fin, nunca antes de que haya culminado, mucho menos antes de que haya nacido.  Lo bizarro de la llamada “oposición venezolana” es que rechazan un modelo que aun no nace, echan maldiciones sobre un feto dentro del vientre de su madre, se resisten a una posibilidad que aun no se ha hecho una realidad, una condición que le da aun más fuerza porque sigue siendo una esperanza, sigue siendo lo nuevo dentro de este mundo viejo, agonizante.  ¿Será por eso que odian tanto al socialismo, porque saben que en el fondo sigue siendo una posibilidad a la que no hay que darle el chance de nacer?

            Venezuela y otros países han sobrellevado intentos por cambiar el viejo y fracasado modelo feudal-capitalista, que ya lleva más de 500 años asolando a la humanidad, sólo que no lo hemos logrado porque nunca nos hemos preocupado por cambiar el principal modelo, el principal motor de todas nuestras dependencias, el modelo mental acomplejado e ignorante que todos llevamos en nuestro espíritu de esclavo, en donde la maldita religión impuesta por nuestros amos coloniales-patronales juega un papel fundamental, y mientras no toquemos ese modelo seguiremos siendo presa fácil de cualquier campaña de desestabilización material o mental que las élites mundiales gobernantes quieran lanzarnos para mantener su modelo, y de ella no escapan ni los disociados ni los llamados “camaradas” que siguen desdeñando todo intento por conscientizarnos políticamente, estudiando anteriores y creando nuestra propia teoría-práxis socialista revolucionaria-emancipatoria, como tantas veces lo intentó Hugo Chávez y muchos otros en el pasado.

            Tienen razón, señores y señoras disociadas, el modelo fracasó, pero ha sido SU modelo, feudal-capitalista.  Y si alguien tiene alguna duda que le pregunten a los millones de esclavos africanos e indígenas americanos muertos en las haciendas, a los millones de niños muertos de enfermedades, de hambre o masacrados por sicarios en los campos y en las ciudades porque sus padres no conseguían trabajo o se iban a la huelga, a los millones que murieron en las guerras de “independencia”, “revoluciones” o guerrillas, luchando por cambiar ese modelo, a los millones que mueren de hambre o son masacrados como consecuencia de sanciones económicas o guerras preventivas de exterminio para controlar las fuentes de riqueza petrolera, minerales estratégicos y recursos naturales cada vez más escasos, a los millones de “negros”, “árabes”, “latinos” y “chinos” que son constantemente discriminados y masacrados en las calles de los países “civilizados” y desarrollados, a los millones de trabajadores que son explotados a cambio de una miseria de salario, y también pregúntense a sí mismos los miles de millones de disociados ignorantes acomplejados y mediocres que nunca se darán cuenta de y por su propia alienación de lo rotundamente fracasado de este maldito modelo moribundo.

            En todo caso los modelos socialistas que se han intentado en otros países a lo largo de la historia han “fracasado” no porque el socialismo sea intrínsecamente “malo” sino porque el socialismo en un solo país es impracticable, inviable e irrealizable en un océano de países capitalistas, como en su momento lo demostró la Unión Soviética y tantos otros después de ella, tal y como lo predijeron Marx y Engels en sus obras científico-filosóficas.  El actual capitalismo globalizado nos demuestra cada día que es imposible el socialismo en una isla o en un solo país, que sólo podrá materializarse mediante una revolución permanente mundial de todos los trabajadores concientizados y dispuestos a hacer lo que haya que hacer para erradicar de la faz de la Tierra este modelo capitalista errático y fracasado.