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AUTOBIOGRAFIA DEL DR. FRANZ LEE

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25 oct 2014

PARA EL CAPITALISMO MORIBUNDO LA GUERRA ES MUY BUENA

Robert Kaplan –miembro del Consejo de Política del Pentágono y anterior asesor del secretario de Defensa Robert Gates– emprende en Stratfor la apología de la guerra:“¿Por qué la guerra es buena?” (http://goo.gl/nJ51oQ).

Desde 2005, Kaplan –anterior soldado del ejército de Israel catapultado a “principal analista de geopolítica” del portal texano-israelí Stratfor– aboga por la guerra contra China: el “escenario Kaplan” (http://goo.gl/pSP2TU).

Hace dos años el ex soldado israelí Kaplan vaticinó la “anarquía que viene en Colombia y Venezuela” (http://goo.gl/znGtRu).

Un día antes de la apologética bélica de Stratfor/Kaplan, en forma “coincidente”, el locuaz subsecretario del Pentágono Robert Work “amenazó con una guerra contra Rusia y China” (http://goo.gl/86YdMQ) ante el muy influyente CFR (http://goo.gl/kxRXdx), donde sentenció que “no recordaba ningún lugar en el que Estados Unidos no haya respondido militarmente”, por lo que tampoco le preocupaba (sic) la tercera guerra mundial, ya que “ambos países definitivamente creen que el actual orden mundial, según lo establecido en los recientes 70 años, debe cambiar”.

El balcanizador de lo ajeno Kaplan sustenta su apología de la guerra en el polémico libro que saldrá mañana del historiador británico Ian Morris, de Cambridge, luego de la Universidad de Chicago y ahora de Stanford: ¡Guerra!, ¿para qué sirve?, conflicto y progreso de la civilización desde los primates hasta los robots (http://goo.gl/7y1pSm).

El controvertido Morris es un supremacista “WASP” (protestante blanco anglosajón) al que delata su libro muy sesgado de hace cuatro años Por qué Occidente reina... por ahora (http://goo.gl/tmdjkB ), que le valió elogios ditirámbicos de la revista neoliberal The Economist y una revisión supina del historiador también británico Niall Ferguson, panegirista de los banqueros esclavistas Rothschild y del financiero israelí-alemán Siegmund Warburg, cuyo banco familiar se inició en Venecia en el siglo XVI. La obra El mercader de Venecia del genial Shakespeare, donde brilla el repelente Shylock, fue escrita a finales del mismo siglo. ¿Shylock habrá sido una referencia a los Warburg?
Destaca en Morris/Kaplan/Stratfor la conectividad financierista bélica con la distorsión onanista de la historia.

La hermenéutica singular de Kaplan cita sin rubor a Morris: “librando guerras, la gente ha creado más y mayores sociedades organizadas que han reducido el riesgo de que sus miembros mueran violentamente”. Compara discrónicamente sin asepsia la Edad de Piedra, cuando “existía un 20 por ciento de probabilidad de morir violentamente a manos de otros seres humanos”, con el siglo XX –“con todo y sus trincheras, aun con Hitler, Hiroshima, el terrorismo y una panoplia de guerras del Tercer Mundo (sic)”–, cuando existe “solamente (sic) 1% o 2% de probabilidad de morir violentamente”.

Al sesgadísimo Kaplan se le pasan por alto todas las guerras de sus aliados Estados Unidos/Gran Bretaña (desde el siglo XVI)/Israel durante todo el siglo XX e inicios del siglo XXI, como también oculta la otra bomba atómica arrojada por Estados Unidos en Nagasaki y los infanticidios de Israel en Gaza.
A juicio de Morris, citado por su hermeneuta Kaplan, hay que agradecer a Estados Unidos y a su “sociedad compleja y productiva”, proveniente de “la planificación de sus conflictos armados”, ser el globocop: el policía mundial. Thanks a lot USA!

Lo interesante aquí no es desmenuzar la desinformación histórica, las distorsiones sofistas y las elucubraciones bizantinas de Morris/Kaplan, sino entender la intoxicación hollywoodense de Stratfor con el fin de preparar a las trasnacionales israelí-anglosajonas y a la muy ingenua opinión publica de Estados Unidos para una nueva guerra, quizá con la vieja fórmula de los banqueros Warburg/Rothschild (en orden cronológico dinástico) para prevalecer financieramente sobre el resto del mundo catalogado de “inferior” (ideología straussiana).

Los circuitos israelí-anglosajones desde los neoconservadores straussianos hasta la revista Commentary (fundada por American Jewish Committee) de Norman Podhoretz han anunciado ideológicamente desde hace 10 años la cuarta (¡supersic!) guerra mundial, antes de la detonación de la “tercera” (http://goo.gl/QA3n7s).

Kaplan abulta los sofismas de Morris, quien “explora varios escenarios para las guerras futuras, desde las insurgencias de guerrillas, pasando por los guerreros robóticos hasta los misiles en el espacio” y lo considera “optimista (supersic!)”, creyendo que “la humanidad, después de milenios de guerra, puede alcanzar un punto de culminación, en el que el número de humanos muertos por otros humanos continúa descendiendo dramáticamente” (¡supersic!).

Vulgar sofisma de Morris propalado por Kaplan: ambos peroran sobre “guerras futuras”, pero con una disminución de muertes civiles, lo cual es totalmente mendaz y falaz en términos absolutos, más que en términos relativos, cuando no son comparables las poblaciones de la Edad Media ni sus estructuras con las del siglo XXI.

A diferencia de las guerras anteriores, hoy quienes menos mueren son los “soldados” en los frentes de batalla, cuando los “civiles” se convirtieron en la carne de cañón de los ejércitos de Estados Unidos/GB/Israel: desde Irak, pasando por Gaza (que naturalmente omite el ex soldado israelí Kaplan), hasta Afganistán.

Las muertes de los “soldados” invasores/ocupantes israelí-anglosajones han sido menores a los “civiles” autóctonos diezmados, sin contar la masiva destrucción económica y financiera ajena.
Avanza la seudocivilización israelí-anglosajona cuando “Las guerras de Siria y Ucrania elevaron las cotizaciones de defensa de EU a niveles récord”, según Richard Clough, de Bloomberg News (http://goo.gl/4mI497), a mi juicio, gracias a la “bursatilización de la Yihad” en las plazas financieristas de Wall Street y la City en Londres, donde brilla el quinteto bélico Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon, General Dynamics y Boeing.

El quinteto bélico de Estados Unidos recibió contratos federales el año pasado por 105 mil millones de dólares y se calcula una “demanda de equipo y armas militares” por otros 66 mil millones de dólares, gracias al montaje hollywoodense de los yihadistas del Estado Islámico, con quienes confesó haberse reunido el pugnaz cuan mendaz senador John McCain, en un memorable lapsus linguae freudiano a una televisora: el “primer califa” de la Yihad bélico-financierista (http://goo.gl/m2CRuO).

La tercera guerra mundial de Estados Unidos, que “no le preocupa” al subsecretario del Pentágono Robert Work, perturba a los aludidos Rusia y China, quienes también toman sus providencias.
Sergey Glazyev, consejero del presidente Putin, aborda “La amenaza de guerra y la respuesta rusa” (http://goo.gl/SSO27d).

Glazyev se enfoca en la crisis financierista del dólar y sus Shylocks emblemáticos, y propone crear “una coalición de fuerzas sanas (sic) que aboguen por la estabilidad, una coalición global antiguerra con un plan positivo para arreglar la arquitectura internacional financiera y económica con principios de beneficios mutuos, equidad y respeto a la soberanía nacional”.

¿Se podrá ejercer la soberanía ante un insaciable globocop: el “nuevo leviatán”?

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