En Sudáfrica, el sistema educativo todavía mantiene los vacíos y desigualdades que dejó el apartheid. Los precios de las matrículas han subido. La falta de recursos, instalaciones y profesores cualificados son el panorama con el que se encuentran muchos estudiantes.
Solo el 15 % de los estudiantes sudafricanos llega a la Universidad
Sudáfrica tiene uno de los niveles más altos de desigualdad de ingresos entre ricos y pobres de todo el mundo. Casi la mitad de los surafricanos malviven en la pobreza extrema. Un título universitario es una de las vías de escape para que los jóvenes puedan romper el círculo vicioso de la miseria heredada. Sin embargo la brecha social, la mala formación en primaria y secundaria convierten los estudios superiores en una meta inalcanzable para la mayoría.
Bailar: algo más que moverse con gracia
Fuimos a Johannesburgo para averiguar cómo progresan en la barra de ballet los niños más desfavorecidos. En centros como la Escuela de Desarrollo, la Escuela Nacional de las Artes o el Ballet Juvenil de Johannesburgo promueven la danza como carrera profesional. Para los que están solo de paso los profesores aseguran que las clases ayudan a los alumnos en sus estudios. Ensayos, consejos de salud, armonía y habilidades de liderazgo son algunas de los beneficios inmediatos.