Con el sicad, la burguesía podrá comprar los dólares que quiera sin ningún control. ¡Qué sea el mercado el que regule!, gritan alborozados pretendientes y pretendidos. ¡Aprobado!, dice el gobierno.
Sin entrar en profundidades, podemos decir que el sicad es una operación que favorece al capitalismo, a la lógica del capital. Conociendo el prontuario de la burguesía, seguro se llevarán los dólares que se le pongan al alcance de su voracidad. Y seguro quedarán con hambre.
Ahora bien, no importa el monto que mueva el sicad, lo resaltante es que la política de satisfacer las demandas de la burguesía nos lleva al consabido mercado, es un reconocimiento de la Revolución al alma del capitalismo. Y este concepto de mercado marcará a la sociedad. La burguesía puede alegar que si el mercado funcionó para acabar con el dólar paralelo, por qué entonces no dejarlo actuar para curar el desabastecimiento, o para que controle los precios, ahorrémosle fatigas a Tarazón y que el mercado haga su trabajo. O más directo, ¿por qué el Estado no se limita al orden público y el resto se lo deja al mercado, es decir, a la burguesía?
Es así, los pasos en la economía no son inocentes, la manera de resolver los problemas económicos no son inofensivos, al contrario, marcan un sentido, y éste del sicad, que es sinónimo descarado de mercado capitalista, es camino franco hacia la reafirmación del capitalismo rentista. Se puede derrotar al dólar paralelo, quizá, pero lo que sí es seguro es la elevación de la conciencia egoísta, raspacupo, facilista, individualista, y la disminución de la conciencia socialista, el sentido de pertenencia a la sociedad. Por esta vía, los triunfos serán del capitalismo, es decir, avances en la entrega del sueño socialista, del mandato de Chávez.
Los problemas de hoy no son las guarimbas, no es la inasistencia de los burgueses a las mesas de diálogos, ni siquiera que los gringos nos amenacen. Esos no son los problemas centrales hoy. El problema principal es la falta de rumbo cierto hacia el Socialismo, la falta de medidas socialistas, la pérdida de fe en el Socialismo para resolver los problemas de la sociedad.
Vamos, reconozcámoslo o no, hacia el afianzamiento del capitalismo, ya las concesiones en el campo económico, el sicad, las zonas económicas especiales, son señales claras de ese rumbo de restauración. Ese afianzamiento del capitalismo reclamará, ya está reclamando, un reacomodo político, necesita una forma política que se adecúe a la nueva forma económica que va surgiendo. En conclusión, y para ser lapidarios: con todo esto que hace el gobierno, con sus medidas económicas, con su separación de las masas, está cavando su propia sepultura. O este gobierno rectifica, o será él y sólo él culpable de su propia destrucción.
Ya el pacto político que acompaña la restauración económica asoma su pestilencia en las llamadas mesas de paz y en las injerencias internacionales. Recordemos el grupo de "amigos" que nos envió lula, o la comisión de la oea de gaviria. Allí se cocina el nuevo pacto de punto fijo, la nueva alianza capitalista, el bloque antisocialismo.
Volvamos a la pregunta inicial: ¿cuántos dólares son necesarios para hacer una Revolución? No sabemos, pero siempre serán menos que los necesarios para saciar a la burguesía. De lo que sí estamos seguros es que se necesitan toneladas de conciencia revolucionaria, de sentido del deber social.
¡Socialismo o barbarie! ¡Viva Chávez!