LA ESTRATEGIA DE BLOQUES MONETARIOS
Cualquiera que piense que los mercaderes de divisas gobiernan el mundo, con los
hacedores de la política como sus esclavos, deberán echar una vista al dólar/yen,
que siempre subió o cayó a las órdenes de los hacedores de la política.
Simón Kupery / Gerard Baker
Financial Times 24.4.98
El siglo XX fue un siglo corto, proclamó el historiador británico Eric Hobsbawm en su
libro La Edad de los Extremos; el siglo al finalizar el segundo milenio vivió dos guerras
mundiales y una Guerra Fría que concretaron el surgimiento de un mundo bipolar basado
en la dotación de armas nucleares y sustentado en dos ideologías antagónicas: el socialis
mo real y el capitalismo con tres versiones prominentes (el anglosajón, el renano y el
nipón). Habría que matizar, porque dentro del mundo anglosajón se gestaron dos subtipos
de capitalismo: el sistema americano, de Alexander Hamilton, con proclividad protec
cionista, y el libre mercado británico, de acuerdo a las teorías de Adam Smith, practicado
por las potencias marítimas mercantiles (Holanda, Portugal y Francia).
La caída del Muro de Berlín en 1989 y el descuartizamiento del imperio soviético en 1991
enterraron al mundo bipolar nuclear y dieron paso al mundo tripolar geoeconómico que
dominan Estados .Unidos, Japón y Alemania por medio de instrumentos tecno-industriales.
mercantiles y financieros.
El comienzo del siglo XXI tripolar geoeconómico se adelantó nueve años a su fin
cronológico. Fue en 1991 cuando el presidente estadounidense George Bush emprendió la
operación bélica Tormenta del Desierto bajo el diseño del nuevo orden mundial para con
trolar el petróleo del Golfo Pérsico, la primera reserva planetaria. Fue en 1991 cuado el
imperio soviético llega su fin. Fue en 1991 cuando inicia la enésima "balcanización" de
Los Balcanes, válgase la tautología, en la fase de la post-guerra fría y en el marco del
Nuevo Orden Mundial thatcheriano-bushiano.
De paso, la superpotencia unipolar despedazaba la infraestructura industrial de Iraq y sus veleidades de dotación de armas de destrucción masiva (nucleares y bioquímicas).
También en 1991 emergieron y estallaron los instrumentos "derivados" (derivative
market) y su prodigiosa estela innovadora de recursos financieros: los "hedge-funds" (fondos de
cobertura contra riesgos), "swaps","forwards", "warrants", opciones y futuros. Los
"derivados", un invento de varias décadas atrás que tenían escondidos en los cajones de
"sastre" (y desastre) del capitalismo, explotaron de manera exponencial a partir de 1991 y
el planeta cambió radicalmente. El juego había dejado de ser nuclear y se había vuelto emi
nentemente financiero. Tres divisas expresaban el nuevo orden financiero internacional: el
dólar, el yen y el marco alemán. Curiosamente, las tres divisas pertenecen a la arquitectura
tripolar geoeconómica que se asentó en 1991.
La tripolaridad geoeconómica de Estados Unidos, Japón y Alemania fue explicada por va
rios pensadores globales estratégicos. Para estar a tono con esa Santa Trinidad citaremos
también a tres:
1-Lester Thurow, decano de la Escuela de Administración Shan del
Massachusetts Institute of Technology (MIT), muy cercano a la administración Clinton (La Guerra del Siglo XXI: La Batalla Económica Por Venir entre Japón, Europa y Estados Unidos; Ed.
William Morrow and Co.; Nueva York 1992); 2- Jeffrey Garten, subsecretario de Comercio durante la primera administración Clinton y actual rector de la Universidad de Yale (Una Paz Fría: Estados Unidos, Japón y Alemania.
La Lucha por la Supremacía; A XXth Century Fund Book, 1992) y; 3- Edward Luttwak, Director de Geoeconomía en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Georgetown, Washington (El Sueño Estadounidense En Peligro; Simón & Schuster, Nueva York, 1993).
Ahora la competencia se escenifica entre los vencedores del sistema capitalista, y Thurow,
en un libro relativamente reciente (El Futuro del Capitalismo; Ed. William Morrow and
Co.1996), proclama una serie de cambios geoeconómicos: la fractura tectónica entre la
zona del dólar y del yen; la globalización de la economía; la conversión del mundo social
ista al sistema capitalista; y el predominio tecnoindustrial basado en la capacidad intelec
tual (la edad de la información y el conocimiento), además de los grandes cambios
demográficos que impactan en la ecología.
El asentamiento tripolar se fortaleció en algunas de sus zonas respectivas de influencia,
pero también menguó en otras. Desde el 2 de julio de 1997, un día después de la reincor
poración de Hong Kong a China, no sólo el mundo financiero de Asia oriental trastocó la
correlación de fuerzas geopolíticas regionales, sino que también se modificaron las co
rrelaciones geoestratégicas de fuerzas planetarias.
En esa fecha indeleble, el megaespeculador cosmopolita George Soros inició el feroz
ataque especulativo con las armas de los hedge funds contra el "baht" tailandés que, por
efecto dominó, derrumbó una a una las divisas del bloque Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (ASEAN) y cuyos efectos deletéreos alcanzaron tanto a Corea del Sur
como a Hong Kong en lo que se llamó el "efecto Dragón".
La esfera de influencia periférica de Japón quedó seriamente dañada. Es evidente que la
presión megaespeculativa sobre Hong Kong, con libre convertibilidad y una paridad fija
con el dólar estadounidense (similar al de Argentina y conocido en inglés como "curreney
board'\ o Consejo Monetario), causó trepidaciones en el YUAN (popularmente conocido
como el "Renmimbi") y trémulos en la China marxista-monetarista, que no goza de libre
convertibilidad dentro de su esquema dirigista estatocéntrico y neo-keynesiano (expresado
en sus inversiones por un Trillón de dólares para incentivar la infraestructura). China gra
dualmente se despoja de sus empresas ineficientes para conectarse con la zona especial de
libre mercado alrededor del polo de Shanghai y garantizó al mundo capitalista aglomerado
en el foro pagano de Davos que no devaluaría al Yuan (ver Anexo 1: LA MURALLA
CHINA FINANCIERA).
La zona de fractura tectónica entre el dólar y el yen, a la que hizo referencia Thurow, se
traslució en varios eventos significativos, agregados a los conocidos choques por el
superávit comercial del Japón y el déficit de Estados Unidos.
El choque más ominoso ocurrió el año pasado durante la cumbre del Grupo de los Siete (G-
7, en Denver EU). En el contexto de la pontificación triunfalista del presidente Bill Clinton
sobre el modelo estadounidense desplegado, el entonces Primer Ministro nipón, Ryutaro
Hashimoto, amenazó con vender los Bonos del Tesoro estadounidense en manos de su país,
lo que equivalía a una declaración de "guerra financiera" que no se atreve a decir su nom
bre. Sobra recalcar la consecuencia que tuvo tamaña amenaza en los indicadores bursátiles
de Wall Street a pesar de los desmentidos poco convincentes del mismo Hashimoto cuyo
país es el segundo tenedor de Bonos del Tesoro de Estados Unidos (después de Gran
Bretaña).
Posteriormente tuvo lugar el intercambio de visitas entre Clinton y el presidente de China,
Jiang Zemin. ¿Clinton jugaba a la "carta china" para contener a Japón, es decir, el dólar se
aliaba al yuan chino contra el yen nipón? Tres artículos prominentes en la influyente revista
Foreign Affairs durante un año sostuvieron esta línea de argumentación:
l-"Una Geoestrategia para Eurasia", por Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad
Nacional de Jimmy Cárter, quien describió a China como el "ancla" oriental, con un nuevo
enfoque sobre el rol a jugar por Japón (edición septiembre-octubre 1997);
2-"La Porquería de Finanzas de Japón", en el que Edward Lincoln, del Instituto Brookings,
sostuvo que Japón no era un aliado confiable para rescatar las finanzas del sudeste asiático
y que, por el contrario, ha estado postergando sus promesas sin cumplir, en especial la
limpieza de su deuda "chatarra" de sus bancos cobijados por el gobierno por US$1.5
Trillones (mayo-junio 1998); y 3-"¿Se Necesitan Tropas de Estados Unidos en el Japón?"
de Morihiro Hosokawa, ex primer ministro japonés, quien argumentó que la presencia de
las tropas de Estados Unidos no representaba ningún favor gracioso y que era tiempo de
que los estadounidenses se fue-ran a su casa (julio-agosto 1998).
En este entorno se gestaron, sino nuevos realineamientos conspicuos, por lo menos acer
camientos sumamente interesantes, como sucedió, por un lado con China y, por otro lado,
entre Japón y Rusia a punto de resolver para el año 2000 la devolución a Japón de las Islas
Sakhalin, pletóricas en petróleo, así como la participación de Tokio en el rescate masivo del
Fondo Monetario Internacional (FMI) a Moscú. La periferia del archipiélago nipón se
calentó con la prueba del misil norcoreano de mediano alcance que cayó en dos pedazos en
mares del Japón. Más allá de las declaraciones de rigor, no se notó de parte de Beijing ni
Washington demasiada preocupación: ¿Dejaron "hacer y pasar" la prueba del misil nor-
coreano para presionar a Tokio? La prueba denunciada no impidió que Washington y
Pyongyang avanzaran en las negociaciones de desnuclearización de la península coreana a
cambio de ayuda alimentaria para mitigar la hambruna en el norte socialista de la penínsu
la, después de que fue exhibida con lujo publicitario por la prensa de Estados Unidos la
construcción clandestina de material nuclear por el régimen de Kim II Jong.
El mundo nuclear posee sus propias lecturas y reglas. Ni los misiles ni las ojivas nuclea
res se comen, como lo demuestra la grave crisis en Moscú que naturalmente puede desca
rrilar, con la macabra desregulación nuclear, el orden financiero capitalista, instaurado
después de la segunda guerra mundial con la prominencia del FMI, el Banco Mundial (BM)
y el Acuerdo General de Tarifas y Comercio (GATT, absorbido por la OMC.Organización
Mundial del Comercio) en los acuerdos de Bretton Woods.
La derrota de la URSS expandió el sistema capitalista y sus instituciones multilaterales
acoplado a la expansión paralela y sincronizada de la Organización del Tratado Atlántico
Norte (OTAN). Esto fue cuando el "Fin de la Historia" —pero no el fin de la "histeria"—
era proclamado como dogma integrista y desintegrador por Francis Fukuyama.
Incontenible, la globalización se volvía "inevitable"(sic) y por medio de uno de sus subti
pos, la globalización financiera especulativa, acumulaba más activos contables y desqui
ciaba la flotación de las divisas.
De acuerdo a la teoría de la "economía-mundo" de I. Wallerstein, el epicentro de la glo
balización (específicamente el referente al subtipo de la globalización financiera especula
tiva, la cual, por su velocidad instantánea de un teclazo de computadora se distingue de la
distribución más diversificada y pausada del subtipo de la "globalización mercantil") se
ubicaría en el G-7—extensivo al grupo del G-10 que en realidad son 11, que epitomiza al
Banco de Pagos Internacionales, el BIS (Bank of International Settlements) con sede en
Basilea, apodado como el "Banco de Bancos" que representa a los principales bancos cen
trales del planeta.
Si bien "todos los animales son iguales, existen unos más iguales que otros", parodiando a
George Orwell, pues, dentro del G-7 (extensivo al G-10/11) despunta nítidamente el núcleo
de la tripolaridad geoconómica respecto al reparto del producto interno bruto glo-bal, según
datos de Waters, Baker & Coggan (Financial Times 2.09.98): Unión Europea (29.3%);
Estados Unidos(25.2%>); y Japón (17.4%) que suman el 71.9% del PIB global. Le siguen
Asia y el Pacífico (10.6%; Latinoamérica y el Caribe (6.1%), la Europa "emergente" (cen
tro-europea) y Asia Central (2.4%>); Medio Oriente y África del Norte (1.9%); Rusia (1.2%;
Nota: antes del "efecto Vodka"); Sub-Sahara y África (1%) y el resto del mundo (4.9%).
El motor principal de la Unión Europea es Alemania, la tercera potencia geoeconómica
planetaria (PIB:US$2.36 Trillones, es decir el 6.6% del PIB GLOBAL en 1995). Las otras
dos potencias geoeconómicas, Estados Unidos y Japón, exhiben respectivamente US$7.26
Trillones y US$4.6 Trillones—según ei informe "Etat dit Monde" (1998; París).
Quienes fueran aliados de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Japón y Alemania, que
se beneficiaron del Plan Marshall y del paraguas nuclear estadounidense (que a su vez
cohibía su absorción por la URSS), se han vuelto socios difíciles y poco acomodaticios en
la era de la posguerra fría. Las fracturas tectónicas entre el yen y el dólar se profundizaron
aún más y el próximo surgimiento del "euro", la moneda de la UE (que solamente fue adop
tada al inicio por 11 de sus 15 miembros), desde el 1 de enero de 1999, asentará los reales
de la división tripolar entre las tres divisas que reflejan el poderío geoeconómico de sus
emisores.
Se han detectado fuertes tensiones dentro de la tripolaridad geoeconómica. La tensión entre
el dólar y el yen es sobradamente conocida. En últimas fechas, la hermenéutica de las
declaraciones entre Washington y Berlín, trasluce tensiones subyacentes. Stanley Fischer.
subdirector del FMI (por la mayor participación porcentual de Estados Unidos dentro del
organismo tiene mas poder funcional que el director francés, Michel Camdessus). no ocultó
su amargura y fustigó la indolencia de Alemania, en mero período electoral teutón, por no
haber impedido el colapso ruso con mayor convicción monetaria—después de mencionar
que la célebre carta de George Soros al Financial Times, reclamando una devaluación del
"rublo", le propinó el tiro de gracia.
La réplica alemana no tardó y provino insólitamente de su embajador en Sudán, quien sen
cillamente subrayó que la empresa farmacéutica de los suburbios áeJartúm, bombardeada
con misiles crucero Tomahawk bajo el supuesto de fabricar precursores para armas quími
cas, no disponía de tal capacidad letal. Alemania desmentía así, sin reverencia y a la luz del
día, la coartada del bombardeo de Estados Unidos contra presuntas instalaciones terroris
tas islámicas. Porque si bien es cierto que existe una fractura tectónica entre el Yen nipón
y el dólar que Lester Thurow considera insalvable, tampoco se puede soslayar la próxima
fractura tectónica tripartita entre el "euro", el dólar y el Yen, en espera del ascenso irre
sistible del Yuan chino apuntalado desde la penumbra del poder en Washington para
enfrentar y contener al Yen.
Para valorar el alcance de esta lucha titánica es fundamental rememorar las recientes
declaraciones severas de los funcionarios chinos, en medio de terribles inundaciones flu
viales, quienes fustigaron el deliberado desliz devaluatorio del Yen nipón que desataría
ineluctablemente una espiral de "devaluaciones competitivas" y, sobre todo, presionaría al
reacomodo a la baja del Yuan que tomó posición como el "ancla" de la seguridad y la esta
bilidad monetaria asiática.
Por el contrario, a Japón no le disgustaría un Yen devaluado que alentaría aún más sus
imparables exportaciones, lo cual reanimaría las tensiones con el dólar. Los recientes
altibajos bruscos de las cotizaciones del dólar y el yen no fueron gratuitos ni espontáneos.
Como nunca, los gobiernos, en particular Japón y Estados Unidos, intervinieron en los dos
sentidos: para alentar el alza o presionar la baja. ¿Dónde quedaron el libre mercado y la
libre flotación? La relación inversamente proporcional entre el dólar (mayor importador) y
el yen (mayor exportador) enmarca la contienda comercial real entre Washington y Tokio,
que se extendió a una "guerra financiera" sin cuartel. A esta "guerra financiera" se inte
graron los megaespeculadores con las armas ominosas de los instrumentos "derivados" que
instauraron la anarquía monetaria por doquier. En particular, en las zonas de influencia
respectivas de la tripolaridad monetaria del dólar, yen y el euro y a la que busca integrarse
el Yuan para conformar un nuevo cuarteto monetario que delimitaría el nuevo orden geo-
económico mundial del siglo XXI.
En este marco conceptual de la tripolaridad geoeconómica, en los umbrales de un nuevo
asentamiento cuatripartita con la incrustación forzada del Yuan, ¿dónde queda Latino
américa y, en especial, el Mercosur que tiene (nota:"tenía", antes del "efecto Samba") la
potencialidad de afianzarse como el cuarto bloque comercial planetario?
Son quizá los momentos más difíciles de Latinoamérica. Los "mercados emergentes"
fueron literalmente vapuleados por los megaespeculadores (ver Anexo 2: ESPECU
LADORES CONTRA PAÍSES) soltados sin piedad a demoler la infraestructura financiera
de los países latinoamericanos que sufren los embates provenientes de Asia y Rusia, los
cuales, de hecho traducen los cuentos y recuentos del libre-comercio de divisas y su libre
flotación (ver epígrafe) y que en realidad reflejan la triple fractura tectónica de la tripola
ridad geoeconómica y su tripleta monetaria (dólar, yen y "euro").
México se devalúa a pesar de su adhesión al acuerdo norteamericano de libre comercio
(TLC o NAFTA). Mejor dicho al revés, el dólar omnipotente deja que se deprecie la mo
neda de su segundo socio comercial, el peso mexicano. Queda atrás el sueño inconfeso de
los funcionarios de la administración de Ernesto Zedillo de implorar la instauración de una
moneda única común (mucho menos, en las actuales circunstancias geopolíticas) para el
NAFTA, al estilo del "euro".
La devaluación (que ahora de manera eufemística se denomina "ampliación de la banda
superior de flotación" en imitación a las insuperables enseñanzas aztecas) del peso colom
biano con la nueva administración de Andrés Pastrana, no solamente presionó al desfalle
ciente "bolívar" venezolano que se encuentra en su fase terminal para una severa depre
ciación, sino que, peor aún, inició una reacción en cadena que afectará al gigante brasileño
(40% del PNB) latinoamericano) y torpedeará (para no decir balcanizará financieramente)
el proyecto de moneda única común del Mercosur.
Después de la devastación latinoamericana, ¿en manos de quién quedará el petróleo de
Venezuela, la primera reserva del hemisferio occidental, y el petróleo de México, el más
barato y accesible, desde el punto de vista logístico y geoestratégico? ¿Quién, sino la
superpotencia unipolar? Cuando pase el huracán sobre los mercados emergentes lati
noamericanos será conveniente retener la respiración para establecer la lista de daños y
damnificados del naufragio provocado por la globalización financiera especulativa.
México sufre una nueva devastación financiera por segunda ocasión consecutiva en el
lapso de cuatro años, lo que demuestra que los megaespeculadores no tienen compasión
filantrópica y menos quienes los "dejan hacer y pasar"(laisser-faire/laisser-passer).
¿A qué grados llegarán las (des) calificaciones de las firmas Moody s y Standard & Poor 's,
desde los aposentos de Wall Street, equivalentes a sentencias s u m a r i a s de m u e r t e finan
ciera? Con todo y la venta de la segunda joya de la telecomunicación mundial, Telebras,
¿Brasil podrá resistir los embates especulativos? ¿Qué tan imperdonable habrá sido la
osadía de haber establecido puentes geoeconómicos con la UE, en detrimento al NAFTA y
al Acuerdo de la Asociación del Libre Comercio de las Américas (ALCA)? ¿Es absorbida
otra vez Latinoamérica a la zona de la esfera de influencia del omnipotente dólar esta
dounidense? ¿Es ésta una versión revisada, corregida y aumentada de la "nueva doctrina
Monroe" en su variante geoeconómica y financiera?
Todo parece indicar, de acuerdo a las tendencias del mercado "libre" y "espontáneo", que
Latinoamérica (incluido el Caribe, que representa el 6.1 % del PIB planetario; o sea, menos
que el PIB de Alemania sola, y menor al PIB conjunto de California y Texas), sería asimi
lada por una de las hegemonías de la tripolaridad geoeconómica, con toda probabilidad por
una de las vencedoras de la contienda monetaria entre el "euro" y el "dólar" por el alma
sudamericana (el alma "norteamericana" al sur del Río Bravo hace mucho que fue inmola
da en el altar del becerro del dólar). En espera de la "dolarización" al estilo feudal con
regalías de "seignorage", es decir, de total avasallamiento monetario, en términos literales
medievales. AI menos que suceda algo impensable.
Revista Visión, edición Especial; octubre 98
ANEXO 1
LA M U R A L L A CHINA FINANCIERA
Resalta que en la actualidad, las reservas de China y Hong Kong mantengan un nivel de
US$237,400 Millones (respectivamente US$141,000 Millones y US$96,400 Millones) y
que Japón (US$205,800 Millones) haya sido desplazado a un segundo lugar. Sin contar las
reservas de Taiwán (US$83,300 Millones) que podrían integrarse en el futuro al esquema
potencial de "un sólo país, tres sistemas" (un total de reservas de US$320,700 Millones)
bajo el diseño irresistible de la "Gran China".
De manera sorprendente, las reservas de las tres Chinas históricas (China continental, Hong
Kong y Taiwán) equivalen a la tenencia de los Bonos del Tesoro de Estados Unidos que
posee Japón y que le quitó el sueño al Tesorero, Robert Rubin, sobre cuya cabeza pende la
espada de Damocles de un hipotético retiro masivo. Es un escenario fantasmagórico que
pondría en peligro al superdólar.
Por demás interesante fue monitorear en un año una de las consecuencias del "efecto
Dragón". Las reservas de Japón disminuyeron en 7%, mientras China las incrementaba en
18% y Hong Kong las subía en 4 5 % . Visto de manera integral, la dupla China-Hong Kong
("un sólo país, dos sistemas") aumentó sustancialmente sus reservas en un 26.5%, de lo que
se podría desprender una lista expedita y funcional de damnificados y beneficiados por el
"efecto Dragón".
Quizá uno de los paradigmas del daño monetario lo constituya la persecución de la plu
tocrática comunidad china en Indonesia, el superlativo derrotado en plena descomposición
sociopolítica que llevó a la caída del dictador Gral. Suharto.
En este contexto de realineamientos geopolíticos por medio de las divisas, cabe recordar
que en la última reunión anual del Foro Económico Mundial de Davós (Suiza), el Delfos
ideológico del monetarismo planetario, el discurso más delirantemente aplaudido fue el de
un alto funcionario chino quien prometió a los asistentes afligidos por las repercusiones de
las devaluaciones competitivas, que en Beijing el Yuan no sería devaluado.
Resulta paradójico que la no-devaluación del Yuan, es decir, la estabilidad de la dividida
China, se posicione como el ancla para que las demás divisas continúen el sistema de libre
flotación que rompió unilateralmente el presidente Richard Nixon en 1971, para financiar
con el "eurodólar" la guerra de Vietnam ya que la devaluación del Yuan hubiese orillado a
las demás divisas de la periferia concéntrica en Asia Oriental a una nueva ronda de deva
luaciones competitivas.
Más paradójico aún es que el Yuan, una moneda sin convertibilidad en un sistema dirigista
"estato-céntrico", se ubique como el salvador del sistema capitalista. El Yuan le sirvió más
al capitalimso "occidental" como "muralla china" de contención que al propio Beijing, por
lo que forzosamente el régimen de Jiang Zemin tendrá que ser gratificado en especie
y en especias.
La "nueva arquitectura financiera regional" y la nueva cartografía geopolítica y geoestraté-
gica de Asia oriental — q u e comprende la proliferación horizontal balística misilística y
nuclear desde Irán, pasando por el Himalaya (India-Pakistán), hasta Corea del Norte—-ha
posicionado al Yuan enclaustrado, como un prospecto de "divisa-dura" para el primer siglo
del tercer milenio.
Visión, octubre 98
ANEXO II
M E G A E S P E C U L A D O R E S CONTRA PAÍSES
¿Por qué sucede el desacoplamiento entre la economía real y la explosión financiera? En
Estados Unidos, uno de los tres centros de la "economía-mundo" según el esquema teóri
co de I.Wallerstein, la economía real (manufactura, agricultura y precios de materias pri
mas) padece una severa contracción, mientras se destapó una hiperinflación de activos que
llevó a una burbuja especulativa de las acciones bursátiles. Este epifenómeno resulta
incomprensible si no se explora el mundo de los instrumentos "derivados"
(derivative market) que, aunque suene increíble, no aparecen en la contabilidad formal.
En el reporte "Los Secretos Nucleares de los Bancos" {Time, 25.5.98), Bernard Baumohi
los catalogó como "un género de instrumentos financieros nucleares" que operan en un sis
tema bancario altamente especulativo que le provee su plataforma de lanzamiento globa-
lizador que se consagra, por medio de fórmulas matemáticas sofisticadas y el "software"
computacional, a obtener suculentas ganancias en un ambiente de mayor riesgo. Los seis
principales países tenedores de "derivados" son: Estados Unidos, Japón, Francia, Reino
Unido, Suiza y Alemania. Pero también pueden perder fortunas cuando la apuesta es equi
vocada en este gran casino planetario.
En un planeta que padece insomnio y adicción especulativa circulan 5.5 veces más de papel
piramidal "invisible" que el PIB mundial. Pero no cualquiera tiene acceso al mundo cerra
do y selecto de la alta especulación financiera y de nueva cuenta surge la fórmula infalible
de la hegemonía financiera de los instrumentos derivados en manos del Grupo de los Siete
(G-7, extensivo al G-10/11; de allí que Suiza se coloque en un privilegiado quinto lugar).
Lo que no puede conseguir en créditos el país más grande del planeta y superpotencia
nuclear (Rusia), ni el cuarto país más poblado del mundo (Indonesia), un solo megaespe-
culador (George Soros) por medio de su empresa Quantum Funds, con un capital de
US$10,000 Millones, lo obtiene mediante un teclazo de computadora que lo conecta a los
mega-bancos aliados que le apalancan (el "leverage" financiero) sus activos hasta 100
veces. Es decir, George Soros en una sola partida juega con US$100,000 Millones contra
las raquíticas reservas de países endebles, denominados "mercados emergentes". Se trata
de un juego desigual con todas las ventajas para los jugadores de "derivados
super-apalancados ", frente a las reservas menguadas de los países valetudinarios.
Visión, octubre 98
www.alfredojalife.com