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14 abr 2013

El Socialismo: la Negación Proletaria en la Revolución Francesa; Por Franz J. T. Lee

El Socialismo: la Negación Proletaria en la Revolución Francesa 

Por Franz J. T. Lee / 14 de Abril de 2005
El año pasado, en mi publicación, Misión Marx y Engels, escribí:

"Seguramente la revolución social de Venezuela no es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir el futuro marxista, es decir, la totalidad del Socialismo, de la emancipación humana." 
http://www.franz-lee.org/files/titulo.html)

Este martes 12 de abril en el salón Simón Bolívar de la Universidad Bolivariana de Venezuela más de 500 personas asistieron al foro "Socialismo del siglo XXI". Excelentes ponencias fueron presentadas por William Izarra y Alan Woods. Lo siguiente es un aporte teórico a esta discusión socialista importantísima.

Después de 1789, defendiendo los intereses proletarios, que también (aunque todavía no teóricamente) fueron expresados en la misma Revolución Francesa, los demócratas radicales jacobinos, bajo Marat y Robespierre, querían completar la revolución social burguesa. Así surgió la negación proletaria, la concepción práxico-teórica de la lucha de clases, dentro de la misma Revolución Francesa, que más tarde Marx y Engels -- ellos mismos fascinados de la Revolución Francesa, del capitalismo y de sus potencialidades mismas --, la formularían científica y filosóficamente en el Manifiesto Comunista (1848). Es importante notar que la Revolución Francesa capitalista que ya comprende más de dos siglos, dentro de sí misma, en su esencia unilateral y existencia contradictoria inherente, contiene dos lados, la afirmación capitalista y la negación proletaria -- ellas forman los límites de cualquier revolución dentro del sistema laboral global actual.

De ahí que, en un mundo universalizado totalmente por la producción capitalista, explotadora, dominante, discriminadora, militarizada y alienante, lo decisivo es saber dónde, cuándo, por qué, para qué, para quiénes -- ¿Quo vadis?, ¿Cui bono? -- se hace y piensa la revolución social. A fin de cuentas, no es el capital que produce el trabajo; la fuerza de trabajo, al contrario, produce el capital. El problema principal de la Revolución Bolivariana es, que el capital transnacional y las clases capitalistas corporativas globales tienen que destruir la naturaleza física y las fuerzas de trabajo manuales latinoamericanas por millones. En el pasado, esta fuerza de trabajo física ha producido el gran capital que ahora amenaza al mundo, por ejemplo, a América Latina, con el ALCA. El Trabajo mismo, la Alienación per se, ha generado la acumulación del capital mundial, el globofascismo actual.

Regresando al hilo rojo, de todos modos, este concepto burgués radical proletario de revolución, se halla en abierta contradicción ante el concepto formulado por los teóricos burgueses en vísperas de la Revolución Francesa. Reveló que una revolución social objetiva necesita de revolucionarios subjetivos. Digamos, irónicamente, afirmando la patria moderna, que esto constituyó el logro político de la burguesía radical cuando aún era joven y revolucionaria. Los representantes modernos de la alta burguesía internacional en Miami, como los Cisneros, Mendozas y Capriles, cuando se refieren a las actividades „dictatoriales“ de los „terroristas“ y „oficialistas“ en Venezuela, olvidan esto deliberadamente.

De ahí que es menester notar que la palabra y el concepto de la revolución recibió su connotación política con el origen mismo del capitalismo. Similarmente, como no hay racismo sin capitalismo, y no hay capitalismo sin racismo, análogamente, no hay capitalismo sin revolución, y no hay revolución sin capitalismo. La revolución es la quintaesencia del capitalismo, es su afirmación inherente, es su conditio sine qua non de existencia. Y viceversa, el producto transhistórico de la Revolución Franco-Inglesa (1789 - 1830) es el capitalismo, el modo de producción capitalista. (Véase: Marx y Engels, El Manifiesto Comunista. Allá está explicado la revolución capitalista como el fons et origo del comunismo, la dinamo sistémica de la lucha de clases, el objetivo histórico final, el espíritu del mundo del proceso de producción, la auto-realización del Trabajo.)

Como ya verificado científicamente, ninguna Revolución puede sobrepasar el Capitalismo, y ningún Capitalismo por medio de la Revolución puede traspasar el Rubicon creativo de la Emancipación Humana. Por eso, con todo respeto y amor a todos nuestros compatriotas, como Lenin, Trotsky, Ho Chi Minh, Che Guevara, etc., es importante hacer notar que de facto todas las grandes revoluciones del siglo XX cum grano salis terminaron en el Capitalismo mismo, ahora, en el Globofascismo; y que, como nunca antes, el Capitalismo corporativo destructivo está revolucionándose, globalizándose, realizándose inexorablemente, es decir, aniquilándose.

1. Las teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París de 1871 hacía la Revolución de Octubre de 1917

"Este proceso es catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara marxista, tampoco se declara antimarxista."
(Marta Harnecker, sobre la Revolución Bolivariana.)

1.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de Marx y Engels

Como dijimos anteriormente, durante la „Revolución Gloriosa“ de 1688, el término revolución logró su significación como evento político singular. La Revolución Francesa ha demostrado que todas las revoluciones sociales son revoluciones „deseadas“. Así, al concepto revolución se le asigna un elemento político subjetivo. Esto quiere decir que los revolucionarios y la consciencia revolucionaria son elementos esenciales de una revolución social; de hecho, constituyen prerequisitos para ponerla en marcha. Con los antecedentes de esta experiencia histórica de la Revolución Francesa, Carlos Enrique Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) han desarrollado la Práxis-Teoría revolucionaria del Socialismo Científico-Filosófico, tal como está expresada en el Manifiesto Comunista de 1848. Esta línea de tradición revolucionaria se continuó en Europa desde 1789 - 1830 - 1848 - 1871 - 1905 hasta 1917.

Heinz Rudolf Sonntag, en su libro Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución, dice:

„‘La cuestión social’, ‘el movimiento social; ‘la revolución social’, son categorías que predominan en el lapso de 1848 a 1918 y ello no puede pasarse por alto. El problema de la ‘revolución social’ se convirtió en problema clave. En torno a este fenómeno giraba el pensamiento del siglo XIX, sin que importara la diferente valoración que se le daba, ni tampoco la posición que se tenía frente a él. Marx está al principio de este desarrollo, Lenin al final. Al comienzo se concibió la ‘revolución social’ como una parte del ‘movimiento social’; como más o menos inevitable, como transformación de una situación social en otra“. (Heinz Rudolf Sonntag; Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución. Caracas: U.C.V., 1974, p. 19.)

Seguramente la revolución social de Venezuela no es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir el futuro marxista, es decir, la totalidad de la emancipación humana.

Marx formuló su teoría de la revolución socialista en los años 1840-1848 como un programa para la futura revolución democrático-burguesa en Alemania. El rezago histórico de Alemania frente a los países burgueses occidentales vecinos (Inglaterra, Francia) daba a la revolución alemana una posibilidad histórica: no sólo recuperar la „emancipación política“ tal como la habían realizado los revolucionarios jacobinos en Francia, sino transcender hacia la „emancipación humana“, superando de esta manera la contradicción entre Ciudadano y Burgués. En el contexto de la pregunta acerca del sujeto de tal revolución no es únicamente Marx quien realiza la transición de un ideólogo burgués radical a un teórico de la revolución socialista, sino simultáneamente la transición del socialismo utópico al socialismo científico, que puede determinar y lograr un puente de la práxis entre la critica del presente y la utopía del futuro al mostrar, cómo la necesidad del presente reúne la confraternidad de la humanidad pensante y sufrida, liberando de esta manera a la sociedad humana de los grillos del modo burgués de producción.

Habrá dos partidos que se encontrarán siempre unidos en un proceso revolucionario: un partido pequeño-burgués que busca la terminación rápida de la revolución y un partido proletario impulsando más y más la revolución hasta que todas las clases más o menos poseedoras sean depuestas del poder, el poder estatal conquistado por el proletariado y la asociación de los proletarios no solamente en un país, sino en todos los principales países del mundo, sea tan adelantada que por lo menos las fuerzas productivas principales se concentren en las manos del proletariado.

Esta declaratoria de la permanencia de la revolución que entonces representaba el programa común de la liga de los Comunistas y de los Blanquistas contiene los siguientes criterios de la revolución socialista:

a) La conquista de la hegemonía del proletariado en la revolución burguesa (históricamente rezagada).

b) La instalación de la dictadura del proletariado, es decir, la conquista del poder estatal con fines de expropiación y reorganización de los medios de producción.

c) La internacionalización de la revolución para lograr la cooperación entre las sociedades dominantes altamente desarrolladas pero dominadas por el proletariado, con el fin de impedir que el comunismo se convirtiera sólo en una generalización de la miseria y de la escasez que a su vez tuviera como consecuencia y, de manera inexorable, nuevas desigualdades, la formación de clases y la institución de un aparato opresivo frente a las mayorías populares.

Por lo general, acerca de la práxis-teoría de la revolución de Marx y Engels, puede decirse lo siguiente:

a. Marx fue el primer autor que describió la esencia de los cambios sociales fundamentales, como el resultado de la contradicción entre las fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones de producción obsoletas. En una cierta etapa de desarrollo, las fuerzas sociales materiales de producción entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, es decir, las relaciones de propiedad dentro de las cuales ellas se habían desarrollado hasta entonces. Después de ser formas evolucionistas originales de las fuerzas de producción, estas relaciones de producción se convierten ahora en cadenas de las mismas. El resultado es que se inicia una época de revolución social.

b. Un modo de producción nunca desaparece antes de que todas sus fuerzas de producción estén desarrolladas. Nunca aparecen nuevas y mejores relaciones de producción, antes de que las condiciones materiales de existencia, necesarias para su nacimiento, no estén ya presentes, en forma embrionaria, en el antiguo modo de producción.

c. La revolución es caracterizada como un proceso, como una época. Generalmente, la violencia revolucionario-emancipatoria, es imprescindible para romper la vieja cáscara y dar a luz las nuevas relaciones de producción. Pero la violencia no es, necesariamente, condición sine qua non de las revoluciones sociales.

d. El concepto revolución como proceso, es comparado con el concepto práxis, con la revolución política. En el pasado, este acto político no ha ocurrido exactamente en el punto donde la concentración de las nuevas fuerzas de producción entran en contradicción con las obsoletas relaciones de producción. En este sentido, la Revolución de Octubre fue prematura, y la futura revolución de los Estados Unidos, bastante retrasada.

e. Marx y Engels opinaban que la revolución socialista se daría, simultáneamente, en todos los países „civilizados“, altamente industrializados: Inglaterra, Estados Unidos de América del Norte, Francia y Alemania. El mundo „no civilizado“ automáticamente se vería forzado a aceptar el modo de producción socialista. El marxismo ortodoxo no está haciendo una clara distinción entre socialismo y comunismo. Sin embargo, la Revolución Mundial que comenzó en octubre de 1917 no tomó el curso previsto por Marx y Engels.

f. Queda claro que dentro de la práxis-teoría marxista, de la revolución no puede haber un modelo de revolución paradigmático, generalmente válido. Tampoco existen las revoluciones clásicas.

g. El factor común de todas las revoluciones es, que las condiciones de explotación social se tornan tan insoportables para las masas trabajadoras, que la mayoría de ellas es preparada para poner su vida en juego, en revueltas constantes contra los gobernantes, que ya no son capaces de resolver los ingentes problemas sociales.

h. El único punto claro es, que con la Revolución Bolchevique de 1917, la época de la revolución social entre capitalismo y socialismo, quedó instaurada. En otras palabras, el proceso de la revolución proletaria mundial comenzó.

i. Esta revolución proletaria mundial, que se refleja en las actuales crisis internacionales del capitalismo, a escala global, tiene como elementos importantes: la revolución científico?tecnológica, el rápido desarrollo de las fuerzas productivas, y la lucha emancipatoria de las naciones, a escala mundial."
(Véase: Lee, Teoría-Praxis... )

1.2. La Práxis-Teoría de Revolución de Lenin y Trotsky

Los bolcheviques y los socialdemócratas alemanes descubren al comienzo de este siglo nuevamente la actualidad de la revolución que se desprende de los escritos de Marx en torno al año 1848. La Revolución Rusa de 1905 plantea a los socialdemócratas rusos y a la Segunda Internacional el problema acerca del carácter de ésta revolución: Se desarrollan tres concepciones:
a) La menchevique

b) La bolchevique

c) La del inspirador del primer Consejo de Obreros de Petersburgo, León Trotsky.

La teoría menchevique veía la tarea de la revolución limitada al derrumbamiento del poder Zarista y a la instauración de una República democrática-burguesa en cuyo contexto se desarrollaría el capitalismo ruso, mientras la democracia socialista rusa a través de la oposición y de la organización eliminaría las peores formas de explotación de los obreros rusos. Según los mencheviques, una revolución socialista no era procedente en una Rusia subdesarrollada, ya que presuponía un capitalismo avanzado.

La fórmula teórica revolucionaria de Lenin para la revolución era hasta la primera Guerra Mundial la de una dictadura democrática de obreros y campesinos; su interés se dirigía más que todo a las clases preparadas para la revolución, es decir, a los sujetos de la revolución en ciernes. Los cien millones de campesinos sin tierra saldrían de su casi-servidumbre, lucharían por el reparto de la tierra, cinco millones de obreros urbanos apoyarían con el arma de la huelga a la guerra campesina en las ciudades, pero con metas socialistas.

El resultado sería una coalición revolucionaria entre los partidos obreros y campesinos ya que la burguesía rusa debido a la peculiaridad del desarrollo ruso no jugaría ningún papel político independiente. La revolución burguesa la realizarían los obreros y campesinos, y sería conforme a sus métodos de lucha una revolución proletaria (en las ciudades). Además la revolución rusa encendería la señal para la revolución proletaria „pura“ en Europa Occidental.

La Práxis-Teoría Revolucionaria de Trotsky dio todavía un paso más allá y pronosticó en los años 1905-1906 que a partir de la coalición supuesta por Lenin tendría que seguir rápidamente una hegemonía del proletariado urbano, ya que la clase campesina pequeño-burguesa, dispensa y tradicionalmente desorganizada, a causa de la debilidad de la burguesía rusa, había de colocarse bajo la conducción del proletariado urbano, y a los obreros urbanos no les quedaría otro remedio, por sus propios intereses, una vez llegados al poder, que la destrucción de todo el conjunto de las instituciones capitalista-burguesas económicas y políticas y la instauración del colectivismo. Esto los traería en conflicto con los intereses clasistas de los campesinos pequeño-burgueses. Sin el apoyo de la revolución proletaria en los países capitalistas altamente desarrollados, la dictadura del proletariado en la Rusia atrasada no podría sostenerse. La suerte de la Revolución Obrera Rusa sería decidida a través de las luchas sociales en un contexto internacional.

Lenin se encontraba bastante cerca de ésta posición de Trotski hacia la primera Guerra Mundial, después promovía a raíz de su regreso del exilio, a la segunda revolución, es decir, la revolución proletario-socialista (Las Tesis de Abril). Los eventos del año 1917 ocurridos en Rusia afirmaron plenamente las tesis trotskianas del año 1905. La toma bolchevique del poder, como se desprende claramente de los manifiestos y conferencias del primer congreso de la Comintern y de los congresos del Partido Comunista Ruso como también de los escritos de los líderes revolucionarios, se realizó bajo la esperanza de una expansión internacional rápida de la revolución socialista.

Las luchas fraccionarias en el Partido Comunista Ruso y en la Tercera Internacional en los años 1923-1929 giraban esencialmente en torno a la política exterior e interior correcta del primer Estado Obrero aislado, en interés del proletariado ruso e internacional. Bajo ruptura de la tradición bolchevique de los años 1917-1923 inauguró Stalin en el año 1924 una versión nueva del comunismo, nacionalmente limitado.

Sin embargo, no hubo desacuerdo de las fracciones en cuanto a la necesidad de una industrialización inmediata y rápida en Rusia. En lo que si no había acuerdo fueron los medios a utilizar con este fin.

La Tercera Internacional se creó como un instrumento de difusión de la revolución socialista. Desde el comienzo se debatía entre las fracciones la cuestión de la política de coaliciones en países desarrollados y subdesarrollados.

Ahora bien, para concluir, mencionemos la ideología "revolucionaria" de Stalin: parece haberle dado poca prioridad, ya desde muy temprano, a la propagación de la revolución internacional (compare: su Carta de agosto de 1923 a Zinoviev sobre las perspectivas de una revolución comunista en Alemania, en la cual recomienda „prudencia“).

Tanto en China (1925-1927), como en España (1931-39) posteriormente, la fracción estalinista impuso, a través del COMINTERN, su tesis acerca de la necesidad de una revolución nacional-burguesa como etapa previa, lo cual significaba que los Partidos Comunistas de los dos países dejaran de conducir una política comunista propia dedicándose sólo al apoyo crítico del movimiento revolucionario nacional (Frente Popular o KUOMITANG), en el caso de no aceptar unas alianzas sin principios con aquellas organizaciones. Stalin esgrimió de esta manera la antigua fórmula acerca de la „dictadura democrática de obreros y campesinos“ ya adelantada por él en la primavera de 1917, en su condición de redactor de PRAVDA, como el programa de la Internacional Comunista. La consecuencia de ello fueron las derrotas de la clase revolucionaria y de sus partidos. La acusación que hacía Trotski del „menchevismo“ con respecto al concepto de una revolución por etapas, fue aceptada.

Igual como se enfrentaban a comienzos del siglo el bolchevismo y el menchevismo, así seguían enfrentándose en las décadas 20 y 30 el estalinismo y el trotskismo. Para el consumo interno proclama Stalin, contrariamente a toda la tradición marxista, el otoño de 1924, la tesis relativa a la posibilidad del socialismo en un sólo país (Rusia). Stalin convirtió así en virtud nacional-comunista la autarquía impuesta: Rusia es capaz de continuar el socialismo/comunismo con sus propias fuerzas aún si la revolución socialista fracasara en el resto del mundo. El calificativo que dio Trotski a esta posición, ya en el año 1928, fue el de una „teoría de consolación“ y de „opio para el pueblo“.

Socialismo significa en la realidad y en un contexto teórico-marxista: la producción abundante y la eliminación de la escasez de alimentos mediante la colaboración planificada de los países industrializados altamente desarrollados. Solamente así tiene sentido hablar del fenecimiento del Estado, de la liquidación de la desigualdad y de la desaparición de las clases sociales.

La crítica trotskiana de la política y teoría de la Tercera Internacional y de la política exterior de la URSS responsabilizó a raíz de la derrota „pacífica“ de la clase obrera alemana en 1933 el interés grupal de la nueva capa burocrática aparecida en el primer Estado Obrero (una capa que usurpó el poder político de los Consejos Obreros y que erigió un aparato colosal de opresión auto-apropiándose el derecho de desposesión de los medios de producción y auto-reproduciéndose como casta privilegiada) por los „errores“ políticos (Alemania de 1923) y la traición „de los intereses proletarios“ (Alemania de 1933, España de 1936-1939).

Summa summarum, práxica, teórica y organizativamente los programas revolucionarios estalinista-menchevistas y trotskistas se enfrentaron antagónicamente en los países desarrollados y "subdesarrollados".

Los trotskistas se preguntaban acerca de las tareas revolucionarias y de la estructura de clases susceptibles de solución. Estaban convencidos de que la burguesía de ningun país seria capaz en la actualidad de adelantar las condiciones previas de una revolución burguesa (aumento de la propiedad privada, la reforma agraria, la independencia nacional, una república parlamentaria), sino que la realización y la defensa de las metas tradicionales de la revolución burguesa sólo pueden lograrlas los campesinos pobres conducidos por el proletariado, quienes conforme sucedió en la Revolución Rusa, una vez alcanzado el poder y siguiendo „la lógica de la situación política interna y externa“, utilizarían ese poder para la consecución de metas socialistas más amplias.

Ahora bien, hemos presentado brevemente la esencia y la existencia, la práxis y la teoría de las principales concepciones burguesas y proletarias de la Afirmación (Revolución Francesa) y de la Negación (Revolución de Octubre) dentro del mismo proceso de trabajo moderno, dentro del sistema capitalista global contemporáneo.
En el Tercer Milenio, este proceso en su totalidad, debido a sus contradicciones inherentes, a causa del mercado mundial, de la competencia, centralización, monopolización y globalización del capital, se ha profundizado peligrosamente, así produciendo el globofascismo, el modo corriente de destrucción orwelliano, total, totalitario, amenazando la propia existencia de la especie. Trataremos entonces de enfocar la Revolución Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el "neoliberalismo salvaje".

2. LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Introducción

2.1. Aprendiendo de Lenin: Estado y Revolución

Ahora bien, en lo que se refiere al primer intento de los Bolivarianos de derrocar el Estado Puntofijista en Venezuela, y después de capturar el Estado venezolano democráticamente a través de una serie de elecciones victoriosas, Lenin nos enseña lo siguiente: Según la teoría revolucionaria marxista (leninista), el Estado burgués (incluso el Estado colonial y neocolonial) constituye el instrumento de dominación política en las manos de la clase burguesa y sus respectivos representantes políticos en cualquier país del mundo, con el cual prevalece sobre la clase obrera, el campesinado y el lumpen-proletariado. Sus características principales son la burocracia y el ejército permanente, que constituyen su “brazo armado”. La democracia representativa, no participativa, burguesa, con el sufragio universal, es, según Lenin, una gran farsa para distraer la clase trabajadora y desviar la atención del hecho, de que nada se gana con “democráticamente elegir”, cada cuatro o cinco años, el nuevo amo que reemplaza al anterior y que sigue explotando económicamente y oprimiendo políticamente a la gran mayoría de la clase trabajadora. Precisamente esto es lo que ha pasado aquí en Venezuela a través de las últimas décadas. También, se trata de destruir exactamente esta gran farsa del sufragio universal y de las elecciones o referéndos fraudulentos.

En vista de que, a largo plazo, dentro del sistema global, como Negación intrínseca del orden existente, ninguna revolución social es realmente posible dentro del marco de la democracia representativa y dentro del aparato estatal burgués, se plantea el problema de la relación entre la revolución y el Estado. Como se ha probado históricamente, la burguesía jamás va a ceder el poder político (ni económico) de manera pacífica (lo que precisamente hemos podido comprobar en el caso de Venezuela); y de la experiencia de la famosa “Comuna de París” en 1871, donde después de haber controlado por varios meses el poder político de la capital francesa, se desató una salvaje represión en contra de los trabajadores de la Comuna por parte de la “democracia burguesa”, que acabó con la vida de miles de trabajadores, se saca la conclusión de que no basta, que las masas, la clase trabajadora, se apoderen de la maquinaria del estado, sino que la tienen que destruir y romper. Esto, de manera mucho más radical y consecuente, Bakunin y los anarquistas han exigido.

En este contexto, en la época de la globalización, del "neoliberalismo salvaje", de la dominación socio-político-económica del complejo corporativo-industrial-militar, de la desaparición del Estado particular y de la soberanía nacional, en vísperas del surgimiento del Estado Internacional Único, o sea, el "Cuarto Imperio" estadounidense, entre otras cosas, es menester identificar y revisar con precisión científica el significado del Estado Venezolano -- la dinamo actual de la Revolución Bolivariana. Parcialmente el "clásico" Estado burgués venezolano -- debido a la Constitución Bolivariana, los planes de revolucionar la economía, las leyes respectivas, y la reconquista de PDVSA -- está herido mortalmente, como consecuencia de la fuerte lucha de clases, entendida en el sentido marxista, desatada entre una lumpen-burguesía internacional parasítica, compuesta por los Cisneros, Mendozas, Capriles y "activistas" de tipo Plaza Francia, y las clases pauperizadas, apoyadas por las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Después enfocaremos unas observaciones de Marta Harnecker sobre este particular militar y otros aspectos importantes de la Revolución Bolivariana. Porque sus documentos son casi desconocidos, debido a la guerra de desinformación los citaremos extensamente.

Ahora bien, según Lenin, las tareas más urgentes de una democracia obrera participativa para destruir los dos ejes fundamentales del Estado -- la burocracia y el ejército contrarrevolucionario permanente--, son, primero, establecer la libre elegibilidad y sobre todo la revocabilidad de los funcionarios y la rotación constante de puestos; y segundo, la organización del pueblo en armas y la supresión del ejército opresivo permanente. Seguramente, aunque no exista referencia oficial a la teoría revolucionaria leninista, la revocabilidad de los mandatos públicos queda firmemente asentada en la Constitución Bolivariana. En cuanto a la rotación constante de cargos para precisamente evitar la fosilización y burocratización, ésta todavía no se perfila. Respecto al delicado punto de la organización del pueblo en armas, cabe destacar, que este principio ha sido introducido en Cuba en función de su defensa ante los ataques constantes y feroces en contra de su integridad y soberanía - recuérdese la invasión estadounidense en la Bahía de los Cochinos, que el pueblo en armas junto a las Fuerzas Armadas, contrarrestó. En el caso Venezolano, el pueblo puede considerarse armado en cuanto que las Fuerzas Armadas de la República Bolivariana de Venezuela lo están firmemente apoyando, junto a su Constitución, dispuestos a defenderla; aún cuando en miras a la desestabilización promovida por la “oposición” en coordinación con fuerzas extranjeras, y hasta en miras de una posible intervención militar extranjera, se perfila, bajo la figura de los reservistas, una creciente incorporación del pueblo a las filas del ejército.

Ahora veremos que dicen Marta Harnecker sobre la Revolución Bolivariana Bonita. De verdad, es algo que el mundo no ha visto hasta ahora. Pero, para registrar esto, la conditio sine qua non es tener una mente sana, alerta y abierta. Por cierto, con doctrinas, dogmas e ideologías obsoletos, inconscientemente, totalmente asfixiados en el adoctrinamiento y la manipulación de los medios de comunicación salvajes, nacionales e internacionales, saturados de la desinformación, no entenderemos nada de este espectro emancipador que corre el mundo globalizado fascista.

2.2. Venezuela: Una Revolución Sui Géneris

El 24 de enero de 2003, en su ponencia "Venezuela: Una Revolución Sui Géneris“, presentada en el "Third World Social Forum Seminar", Marta Harnecker más que nadie ha explicado idóneamente el proceso revolucionario del Presidente Chávez en Venezuela:

"4. Se trata de un proceso sui géneris absolutamente deformado por los grandes medios de comunicación y muy poco comprendido por la izquierda, porque rompe todos los esquemas:
Primero, surge a partir del abrumador triunfo de Chávez en una contienda electoral y continúa avanzando por la vía institucional a pesar de todas las provocaciones que recibe por parte de los opositores.
Segundo, es catalogado ideológicamente de indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso sino el bolivarianismo.

Tercero, es conducido por un militar que osó promover un alzamiento militar contra el régimen y cuenta con muchos militares en el gobierno.

Cuarto, se trata de un militar populista.

Quinto, no cuenta con un partido de vanguardia para conducir el proceso.

Sexto, ha sido incapaz de eliminar la corrupción - una de sus principales banderas de lucha -.

Séptimo, no ha materializado todavía transformaciones económicas de envergadura y es un fiel pagador de la deuda externa.

5. Dadas estas características, ¿puede hablarse de que éste es un proceso revolucionario?

Analizando estas objeciones pienso que se entenderá mejor lo que ocurre en Venezuela y por qué sí considero que el proceso que vive Venezuela es un proceso revolucionario."
(Véase: http://www.venezuelanalysis.com/articles.php?artno=1018http://www.rebelion.org/harnecker/harnecker240203.pdf)

En cuanto a la Teoría de la Revolución Bolivariana, Marta Harnecker observa lo siguiente:

"2. ¿IDEOLÓGICAMENTE INDEFINIDO?

12. Este proceso es catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara marxista, tampoco se declara antimarxista.

13. Chávez busca fundamentar su proyecto en un ideario enraizado en las tradiciones nacionales. Tres son las principales figuras que le inspiran: Simón Bolívar; Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.

14. ¿Pero, qué sentido tiene que una revolución del Siglo XXI se inspire en un pensador de comienzos del Siglo XIX? Lo que pasa es que en estos pensadores se encuentran ideas absolutamente vigentes hoy para el país.

15. Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista de América Latina contra España, si bien no hablaba de lucha de clases sí se refería a la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento estaban muy presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión de la necesidad de la integración latinoamericana. Vio entonces que nuestros países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar juntos a los países de Europa y a los Estados Unidos Y ya en la segunda década del Siglo XIX fue capaz de prever que los “Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad”. Por otra parte, en su filosofía política Bolívar concebía la democracia como el sistema político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además, consideraba que un militar nunca debía dirigir sus armas contra el pueblo.

16. Por su parte, Simón Rodríguez, maestro y amigo de Bolívar, fue un gran educador y reformador social. Defendió con mucha fuerza la originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición pluriétnica y la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos negros en las futuras sociedades latinoamericanas. Planteaba con gran fuerza la necesidad de crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad. Rechazaba copiar soluciones provenientes de Europa y sostenía: “O inventamos o erramos”.

17. A su vez, Ezequiel Zamora, fue un general liberal que, en la guerra federal de 1850, luchó contra los conservadores. Impulsó la lucha a muerte contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos

18. Se trata entonces de un núcleo ideológico democrático, que reivindica la soberanía nacional, antiimperialista y antioligárquico; núcleo que, sin duda, es necesario enriquecer y profundizar, pero que ya contiene un conjunto de ideas claves para motorizar el avance del proceso revolucionario." (Ibid.)

Entonces, en Venezuela tenemos un proceso abierto, fresco, indefinido, en germen, fértil. Ningún problema, definitivamente, un "comienzo" novesísimo, altamente revolucionario. Esto es lógico, porque de que se trata también se encuentra en el alba, en el horizonte, es vago y opaco, y sabiamente todavía puede expresarse a sí mismo en terminos opacos.

2.3. La Curiosidad: ¿Una Contrarrevolución sin una Revolución?

En la Venezuela actual, la verdad fluyente casi siempre es al revés: ¿Qué ocurría aquí en Abril de 2002?

"¿UNA CONTRARREVOLUCIÓN SIN UNA REVOLUCIÓN?

84. La complicada correlación de fuerzas internacional; el desastre climático del 99; el pesado lastre del aparato institucional heredado; la lenta elaboración de las nuevas leyes que permitan concretar los avances revolucionarios y la necesidad de salir al paso de las tácticas desestabilizadoras de la oposición han impedido realizar transformaciones económico-sociales profundas durante los 4 primeros años de gobierno del presidente Chávez. Por esta razón hay quienes han sostenido que en Venezuela se da la paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una verdadera revolución.

85. Para discutir esta afirmación es necesario discutir qué entendemos por revolución. Si la revolución es entendida como el asalto al poder, la destrucción del aparato del Estado, y la adopción de medidas económicas drásticas que expropien a los antiguos dueños de los medios de producción, sin duda lo que ocurre en Venezuela no puede ser catalogado de revolución social." (Ibid.)

La dificultad de “catalogar” algo “indefinido” puede precisamente explicarse en terminos de que algo que radicalmente difiere de lo conocido, de lo viejo y osificado, es decir algo diferente y hasta “triferente”, tiene sus propios rasgos dinámicos, difícilmente determinables, aùn cuando sus elementos constituyentes, sus relaciones son revolucionarias.

Como una verdadera anomalía en el contexto latinoamericano aparece el papel progresista, revolucionario que juegan las Fuerzas Armadas Venezolanas en este proceso “indefinido”. Marta Hanecker explica:

"Hay quienes rechazan el proceso revolucionario bolivariano por tener a un líder militar y por el destacado papel de los militares en muchas instituciones del Estado y planes del gobierno y esto ocurre porque suelen entender que los militares forman parte del cuerpo represivo del Estado burgués, que están permeados por la ideología burguesa, que no tienen salvación. ¿No será esta una visión muy mecanicista? ¿No habrá que evitar generalizaciones y tratar, por el contrario, de analizar a cada ejército en la situación concreta en la que está inserto?

"La historia parece avalar esto último. En los algo más de 4 años que han estado en la primera plana del escenario político, los militares venezolanos han desempeñado un relevante papel en defensa de las decisiones democráticamente adoptadas por el pueblo venezolano, siendo los principales artífices del retorno de Chávez al gobierno cuando un grupo de altos oficiales, la mayoría de ellos sin mando de tropa, (1) hicieron el triste papel de peones de los grandes intereses empresariales en un frustrado intento de golpe de Estado en abril del 2002." (Marta Harnecker, Introducción al último libro de Marta Harnecker. Militares venezolanos -- Peculiaridades que determinan su compromiso junto al pueblo, 1 de abril del 2003.) (http://www.rebelion.org/harnecker/030407harnecker.htm)

Entonces, ¿Qué hace a estos militares Bolivarianos diferentes? ¿Por qué la gran mayoría de ellos apoya el proceso revolucionario? Dejemos que Marta Harnecker detalladamente, nos explique esta anomalía latinoamericana y también mundial:

"En primer lugar, hay que tener en cuenta que es un cuerpo armado marcado por Simón Bolívar, la más destacada figura de la lucha independentista de América Latina contra España. Este prócer no habla de lucha de clases, pero sí de la necesidad de abolir la esclavitud y en todo su pensamiento están muy presentes los sectores populares. Quizá su mayor aporte fue su comprensión de la necesidad de la integración latinoamericana. Vio tempranamente que nuestros países no tenían futuro si no se articulaban para enfrentar unidos a los países de Europa y a los Estados Unidos. Ya en la segunda década del Siglo XIX fue capaz de prever que los "Estados Unidos de Norteamérica parecían destinados por la providencia a plagar a América de miserias en nombre de la libertad". Por otra parte, en su filosofía política concebía la democracia como el sistema político que debía dar la máxima felicidad al pueblo. Además, consideraba que un militar nunca debía dirigir sus armas contra la población.

"En segundo lugar, a partir de la generación de Hugo Chávez, la mayoría de sus oficiales no se formaron en la Escuela de las Américas sino en la Academia Militar venezolana, que había entonces [1971] sufrido una profunda transformación. El llamado Plan Andrés Bello elevó la docencia a grado universitario. Los cuadros del Ejército comenzaron a estudiar ciencias políticas, a conocer a pensadores de la democracia, a analistas de la realidad venezolana. En estrategia militar se estudiaba a Clausewitz, a estrategas asiáticos, a Mao Tse Tung. Muchos de esos militares terminaron por especializarse en determinadas materias en las universidades y comenzaron a intercambiar con otros estudiantes universitarios. Y si algunos llegaron a ir a estudiar a la academia estadounidense, ya iban con su mochila cargada de ideas progresistas.

"En tercer lugar, hay que tener en cuenta también que esta generación de oficiales no tuvo que enfrentarse a una guerrilla en auge como otros militares latinoamericanos. Se forma, por el contrario en los setenta, cuando ya el país estaba casi pacificado, y eran muy pocos los núcleos guerrilleros que persistían. Al recorrer zonas campesinas en sus patrullajes fronterizos no encontraban guerrilleros sino pobreza. Mientras la ideología burguesa dominante en nuestros países nos trata de hacer creer que los pobres son pobres porque son borrachos, porque no tienen espíritu de trabajo ni iniciativa, porque son poco inteligentes, y esa es la ideología que impregna generalmente a nuestros cuerpos armados, los militares venezolanos ven detrás de la pobreza a la oligarquía venezolana que acapara las riquezas y a los Estados Unidos vocacionado para sembrarla.

"En cuarto lugar, en la Fuerza Armada venezolana no existe discriminación para acceder a los grados más altos dentro de la Fuerza Armada. No existe una casta militar como en otros países. La mayoría de los oficiales de alta graduación son hijos de familias de escasos recursos, sea del campo o de la ciudad, y conocen, por experiencia propia, las dificultades que el pueblo venezolano debe enfrentar en su diario vivir. Por supuesto que este origen popular no implica que una vez que hayan logrado ascender a los grados más altos y empiecen, por lo mismo, a relacionarse tanto familiar como económicamente con sectores de la oligarquía, estos oficiales sean inmunes a las hábiles maniobras de cooptación que estos sectores suelen desplegar. Algunos de ellos olvidan su origen social y pasan a servir a los intereses de las clases dominantes.

"En quinto lugar, hay que tener en cuenta la conmoción que causó en la generación de Chávez la explosión social que se produjo el 27 de febrero de 1989, en rechazo al paquete de medidas económicas neoliberales impuesto por el gobierno de Carlos Andrés Pérez que implicaba, entre otras cosas: la reducción del gasto público, la liberalización de los precios, la liberalización del comercio, la promoción de la inversión extranjera, la privatización de las empresas del Estado.

"La causa inmediata de la rebelión popular fue el aumento del precio del transporte como consecuencia del alza del precio de la gasolina. La gente de los barrios más pobres salió masivamente a las calles y comenzó a quemar autobuses, a saquear comercios, a destruir tiendas y supermercados. Los militares salieron a poner "orden". El "Caracazo" - denominado así por haber tenido como epicentro la capital de Venezuela, aunque fenómenos similares ocurrieron en varios otros Estados del país- terminó con una masacre de grandes proporciones(5) y fue un acontecimiento determinante en la maduración política de muchos jóvenes oficiales.

"En sexto lugar, el enorme contraste en la distribución de la riqueza en un país que había vivido un boom petrolero y hubiese podido resolver con esos ingresos los problemas sociales de la población más pobre, y la corrupción reinante a todos los niveles, fueron elementos claves en la gestación de una corriente de repudio a la situación existente dentro de la propia institución militar. Esta corriente terminó constituyéndose en un movimiento clandestino que fue creciendo internamente y expandiéndose hacia sectores civiles: el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200.

"Tres son las fuentes de inspiración de dicho movimiento: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Al primero ya nos referimos. Simón Rodríguez fue maestro y amigo de Bolívar, un gran educador y reformador social que defendió con mucha fuerza la originalidad de nuestra realidad latinoamericana, su composición pluriétnica y la necesidad de integrar a los pueblos indígenas y a los esclavos negros en las futuras sociedades latinoamericanas. Y planteaba con gran fuerza la necesidad de crear instituciones originales adaptadas a nuestra realidad, rechazando copiar soluciones provenientes de Europa. "O inventamos o erramos" era uno de sus lemas. Ezequiel Zamora fue un general liberal que, en la guerra federal de 1850, luchó contra los conservadores y que impulsó la lucha a muerte contra la oligarquía y la entrega de tierras a los campesinos

"En séptimo lugar, el Caracazo aceleró los planes de la joven organización, la que tres años después, el 4 de febrero de 1992, organizó una sublevación militar contra el presidente Pérez que fracasó en sus objetivos inmediatos, pero que permitió catapultar a la escena nacional al máximo líder del Movimiento, el teniente coronel Hugo Chávez Frías. Al carismático militar le bastaron dos minutos en la televisión para que su imagen quedase grabada en la memoria de su pueblo. En ese escaso tiempo asume públicamente su responsabilidad ante los hechos, en un país donde ningún político era capaz de este tipo de gestos; llama a la rendición a las unidades que todavía estaban alzadas; y lanza su famosa frase: "¡Por ahora!" claro mensaje a su pueblo de que no había renunciado a seguir en la lucha.

!Ese gesto le permitió construir una opinión pública favorable a su persona y al proyecto que encarnaba, en un país donde el escepticismo por la política y los políticos dominaba en amplios sectores de la sociedad, entre ellos las capas medias. Fue con ese saldo inicial favorable que logra acumular la suficiente fuerza como para ganar ampliamente las elecciones presidenciales de 1998.

"En octavo lugar, ese triunfo electoral fue muy bien recibido por muchos de sus compañeros de armas predisponiéndolos favorablemente a realizar cualquier tarea que el nuevo gobierno se propusiera. Era necesario que la institución militar se reivindicara y dejara atrás la negativa imagen del Caracazo. Pero, al mismo tiempo, era un gobierno que había ganado democráticamente las elecciones y los militares debían ser fieles a su misión de defensores del sistema democrático. ¿Acaso su respeto a la Constitución y las leyes no había sido uno de los principios más inculcados en su formación y lo que hizo que varios de los oficiales que hoy simpatizan con Chávez y su proyecto hayan tenido una actitud bastante crítica frente al Golpe de 1992 que él encabezó?

"En noveno lugar, en la mayor parte de los países latinoamericanos los procesos socio-políticos que han pretendido emprender cambios profundos han tenido que enfrentar una complicada camisa de fuerza: la legalidad existente, cuyo objetivo último no es otro que la protección del anterior sistema de cualquier cambio que pueda afectar los intereses de las clases dominantes. En el caso de Venezuela, el primer gesto del gobierno recién electo fue impulsar un proceso constituyente para cambiar las reglas del juego heredadas y refundar el Estado, creando una nueva institucionalidad más adecuada a los cambios que se pretende llevar adelante. Una Asamblea Constituyente dio paso a una nueva Constitución. (6) Hay que entender entonces que la nueva Constitución se transforma en el gran aliado del proceso, porque la defensa de la Constitución no significa otra cosa que la defensa de los cambios iniciado por Chávez. Fue esa Constitución la que permitió que general Baduel, un celoso abogado de la necesidad de que los militares respeten la Carta Magna, se declarase en rebeldía y no obedeciese las órdenes de sus superiores golpistas; fue esa misma Constitución de la que se valieron muchos jóvenes oficiales y soldados para organizar la resistencia desde abajo presionando a sus comandantes a que rechazaran el golpe.

"En décimo lugar, el programa económico del gobierno de Chávez, que pretende ser una alternativa a la globalización neoliberal extranjerizante y que se plantea la promoción de la inversión nacional, la búsqueda de un desarrollo endógeno, rechaza la privatización del petróleo, y pretende resolver prioritariamente la situación de los sectores más desfavorecidos de la población, es un programa que calza muy bien con la vocación de defensa de la soberanía y del patrimonio nacional de la institución militar.

"Esto permite entender por qué las últimas acciones de la oposición relacionadas con el paro empresarial y el sabotaje al petróleo, que han tenido como consecuencia un enorme daño a la economía del país, han recibido un repudio masivo dentro de la Fuerza Armada venezolana consolidando las posiciones de defensa del proceso encabezado por Chávez.

"En onceavo lugar, se trata de un ejército que tiene un líder extraordinariamente carismático, con una auténtica vocación popular. Chávez ha despertado en la inmensa mayoría de los soldados una gran admiración y cariño. Por encima de cualquier comandante está él, su comandante en jefe." (Ibid.)

Especialmente en el año 2002, los militares venezolanos junto a su pueblo y su presidente han sabido cualitativamente estar a la altura histórica de los enormes desafíos que el Proceso Bolivariano Revolucionario contra el globofascismo euro-estadounidense está enfrentando actualmente.

2.4. Lo Nuevo Real en los Trajes del Antaño

A causa del desarrollo igual, desigual y combinado, e igualmente debido a la intransparencia de los procesos transhistóricos globales, también en Venezuela está ocurriendo lo que Marx ha explicado en su libro "El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte", donde se refiere al "autogolpe" del presidente de la República Francesa, Luis Bonaparte, quien en 1851 disolvió la asamblea nacional legislativa y concentró todo el poder político en sus propias manos. Marx explica, de manera introductoria, que todos los importantes hechos y personas de la historia universal casi siempre ocurren o aparecen dos veces, una vez como tragedia, y la segunda vez, como farsa. Ejemplo típico de ésto son casos como la tragedia de las cruzadas y la farsa de las nuevas "guerras de liberación" de Bush; la tragedia de 40 años de "democracia" puntofijista y la farsa de la dictadura de "Pedro el Breve" (Carmona Estanga). Además, Marx hace una observación transhistórica importantísima, al destacar, que los actos verdaderamente nuevos que se llevan a cabo en el horizonte de la historia siempre se visten en la ropa de lo antiguo:

"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal." (Karl Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Editorial Progreso, Moscú 1974.

Tenemos la fuerte sospecha, de que algo similar ocurre con la Revolución Bolivariana, que constituye, objetivamente, la primera frente de lucha, nueva y auténtica, contra la globalización del tercer milenio, y que al mismo tiempo presta sus símbolos, lenguaje y héroes de lucha de su pasado colonial de los siglos XVIII y XIX.

2.5. Logros de la Revolución Bolivariana -- del "Proceso"

2.5.1. La Revolución como Proceso

Mientras tanto la Revolución Bolivariana ha adquirido una connotación muy especial: "El Proceso". Todos los revolucionarios hablan del "proceso", están en proceso, luchan para defender "el proceso". Hay que notar que un proceso es algo contradictorio -- como una revolución sui géneris: la paradoja de la existencia de una contrarrevolución sin que haya habido una verdadera revolución -- es dialéctico, contiene una afirmación y una negación, en nuestro caso, ambas relacionadas entre sí mismas y con la Globalización Transhistórica de la Revolución Francesa misma. Harnecker explica:

" a) La revolución como un proceso
86. Pero, si entendemos la revolución como un proceso que lleva adelante un proyecto que se propone en primera instancia pasar el poder político de un bloque social a otro y, a partir de ahí, ir realizando transformaciones profundas en todos los aspectos de la sociedad. Y si entendemos que lo fundamental de ese proceso es ir creando el sujeto protagónico de la sociedad alternativa que se pretende construir, entonces sí podemos hablar de que el proceso bolivariano es un proceso revolucionario." (Véase Marta....)

Aquí parcialmente está la explicación del concepto de la Revolución Bolivariana. Claro, en Venezuela el poder político fue conquistado legítima y democráticamente, fue cortado de su base económica, y pasó no sólo de un grupo social hacia otro, sino fue trasladado principalmente de la clase media y alta de Venezuela hacia las clases más bajas y pobres. De facto, consciente- o inconscientemente, éste es un resultado de la lucha de clases en Venezuela no sólo contra sus amos nacionales e internacionales que han estado saqueando a Venezuela a costa de las clases pobres, del 85% de la población, sino, en primer lugar, es un producto y una protesta contra el neoliberalismo salvaje, contra la globalización, y, como sabemos, el 27/28 de febrero de 1989, miles pagaron con su vida. No es casualidad, que ésto coincidió con la caída del Muro de Berlín y con el fin del Apartheid en Sudáfrica, como también con la preparación militar estadounidense para conquistar el mundo entero y sus recursos. El "sujeto principal" de este proceso que está haciendo la revolución en la tradición de Bolívar y Miranda, pero también de Marat y Robespierre, es precisamente el Pueblo verdadero y auténtico, es decir, las clases humildes de Venezuela, junto a sus Fuerzas Armadas y su vanguardia, que es el gobierno de Chávez. Aquí también se ve claramente la herencia contradictoria Bolivariana de la Revolución Francesa (La Afirmación) y de la Revolución de Octubre (La Negación), de los dos lados de la misma Revolución dentro del sistema, del proceso histórico mundial universal.

2.5.2. La Herencia Constitucional de la Revolución Francesa
Hay una herencia constitucional de la Revolución Francesa, que muestra la matriz transhistórica del proceso revolucionario. Se trata de los tres famosos resultados constitucionales que produjo la Revolución Francesa, a saber las constituciones de 1791, 1793 y 1795 respectivamente.

Aún cuando se habían proclamado los derechos humanos y civiles en agosto de 1789 y aún cuando se había eliminado, en los primeros meses de la revolución, el sistema feudal y los privilegios de los Estamentos, persistió la desigualdad respecto a la propiedad y educación, concediéndose el derecho a la actividad política exclusivamente a aquellos ciudadanos poseedores de propiedad y adecuadamente educados, más no a las clases humildes, vendedoras de su fuerza de trabajo y sin educación. Esta desigualdad estructural quedó anclada en la constitución de 1791, con el derecho al voto atado a la propiedad, elecciones indirectas y la distinción entre ciudadanos activos y pasivos, adinerados y políticamente autorizados los primeros, y pobres y políticamente privados los últimos.

La constitución de 1793 o “Constitución Jacobina”, aún cuando jamás llegó a entrar en vigencia, fue producto de la radicalización de la Revolución en respuesta a los ataques provenientes de los viejos poderes feudales europeos. Esta constitución adopta los principios de Rousseau de la democracia radicalmente directa y egalitaria, sin separación de los poderes los cuales yacen por igual en la asamblea popular, y estableciendo el derecho universal del voto; pasando así la revolución de las manos de la burguesía pudiente a las manos de las masas desposeídas. Con la proclamación del derecho de resistencia y revolución cuando las circunstancias así lo requieran, y con la introducción de la figura del plebiscito, se declara la revolución en permanencia. Esto fue mucho antes de Trotsky y su teoría de la revolución mundial permanente, y de nuestro intento de nacionalizar y globalizar la revolución.

En 1795 entró en vigencia la “Constitución Directorial” (el poder ejecutivo yace en manos de un directorio de 5 personas) con rasgos fuertemente restaurativos, al reintroducir la separación de poderes y un sistema de control (Montesquieu), al restablecer el voto atado a la propiedad y las elecciones indirectas, y eliminando los derechos de resistencia, revolución y renovación constante de la constitución anclados en la constitución de 1793.

Estudiando la Constitución Bolivariana con cautela, se puede registrar similitudes sorprendentes e interesantes con la Constitución Francesa de 1793 o “Constitución Jacobina”. Ésto -- y, por supuesto, la reconquista económica de PDVSA -- configura entre los logros más sobresalientes de la Revolución Bolivariana, como Marta Harnecker lo explica en lo que sigue:

" b) Logros
87. Uno de los logros iniciales es haber podido convocar, desde la Presidencia de la República, a una Asamblea Constituyente y aprobar luego una nueva Constitución que cambia las reglas del juego político y pone trabas al neoliberalismo, planteándose contra la privatización de la empresa venezolana del petróleo y el latifundio; a favor de los pequeños pescadores en desmedro de las empresas transnacionales de la pesca; por la propagación de las empresas cooperativas y del microcrédito; contra la privatización de la educación y por una enseñanza gratuita; contra la privatización de la seguridad social. Esta Constitución aboga también por los derechos de los pueblos indígenas, de los niños y niñas, por el derecho a la libre información y reivindica un modelo participativo, en el que los ciudadanos jueguen un papel protagónico. Pero todos estos planteamientos hubieran podido haber quedado como letra muerta si el gobierno no hubiese dictado las leyes que permitirían poner en práctica los principios constitucionales. Es entonces, como señalamos anteriormente, cuando la oligarquía comienza a sentirse amenazada en sus intereses económicos y su respuesta no se deja esperar." (Marta, véase arriba. Ibid)

En cuanto a las advertencias de Lenin, referente a la lucha contra la burocracia y la corrupción correspondiente, salvo algunas excepciones, hasta ahora, mucho queda por hacer:

" c) Limitaciones institucionales
88. Pero no todo ha sido avances, es importante examinar las limitaciones institucionales que han impedido que el proceso adelante con más fuerza en la realización de sus objetivos. Se acusa al gobierno, por ejemplo, de no haber hecho nada contra la corrupción, cuando ha tomado importantes medidas para luchar contra ella como la disminución radical (en un 80%) de los gastos secretos y con ello de la corrupción que se escondía tras ellos. Por otra parte, el Ejecutivo ha enviado a los tribunales competentes centenares de casos para su investigación y sanción. Lo que ocurre es que tanto la Fiscalía como la Contraloría, que deberían actuar en estos casos, por las razones señaladas con anterioridad, suelen sabotear las respectivas investigaciones o llegan a acuerdos con las personas sujetas a ellas y terminan por absolverlas. 89. Por otra parte, muy poco se ha podido hacer con el aparato burocrático heredado. No se han podido erradicar los procedimientos y los vicios de los funcionarios públicos. La mayor parte de ellos fue incorporado en forma clientelar por AD y COPEI y todavía no se ha elaborado la ley que permita remover a los funcionarios corruptos, saboteadores e incompetentes." (Ibid.)
No obstante, el ataque feroz y la conspiración nacional e internacional han radicalizado la revolución misma:

" d) Insurrección del bloque oligárquico fortalece al sujeto revolucionario
90. Pero lo más importante de todo es que la insurrección del bloque oligárquico ha fortalecido al sujeto revolucionario. Los hechos de abril y los más recientes de fines del 2002 y comienzos del 2003, han permitido que el pueblo y los soldados, expresión armada de ese pueblo, hayan dado un salto cualitativo en su conciencia política. No bajaron de los cerros ni se rebelaron en los cuarteles contra los mandos golpistas porque habían recibido soluciones a sus necesidades materiales; lo hicieron para lograr el regreso de Chávez al gobierno. Y lo importante es que su amor por Chávez se materializó en un triunfo que se debió a su acción. Comienzan entonces a sentirse actores de su propio destino, a sentirse sujetos. Constatan que ellos pueden determinar la historia. (Ibid.)
Contra viento y marea, la lucha continua:

"91. Por otra parte, los actos de sabotaje petrolero y de destrucción económica del país han terminado por inclinar a favor del proceso a los sectores vacilantes que aún quedaban dentro de la Fuerza Armada. Los comandantes se prestan gustosos para intervenir Pdvsa, empresas que acaparan alimentos, barcos que boicotean el traslado del petróleo y tantas otras cosas.

"92. Se va constituyendo así un sujeto revolucionario cada vez más amplio, combativo y consciente. Y es éste justamente el mayor logro del original proceso venezolano y lo que permite definirlo como revolucionario. No se ha avanzado mucho en transformaciones socio-económicas, pero si se ha avanzado enormemente en la constitución del sujeto protagónico de la nueva sociedad que se quiere construir. Y Chávez ha contribuido enormemente a este crecimiento, porque sabe que una revolución que pretende resolver los problemas de la pobreza de importantes sectores de la población no puede llevarse a cabo sin entregar poder a los pobres, que son los verdaderamente interesados en llevar adelante el proceso." (Ibid.)

3. Conclusiones

a) Palabras como "el socialismo", "el capitalismo", "la ideología", "la revolución" o "la democracia" sólo son herramientas muy inadecuadas; ellas no piensan para nosotros, tampoco sustituyen el pensar, es decir, la conceptualización misma. Cómo se llama algo, y cómo se piensa algo, son cosas muy distintas. Por eso, la Revolución Bolivariana tiene que ser aproximada con actos reales y pensamientos verdaderos, o sea, con Práxis Científica y Teoría Filosófica y no con Práctica Ideológica e Ideología Práctica.

b) No existen "revoluciones clásicas" ni para copiar ni para importar ni para exportar. Se hace y se piensa su propia revolución en el contexto transhistórico global. Las condiciones y relaciones transhistóricas, el contexto nacional e internacional de cada país, región o continente, a través del mercado mundial igual, desigual y combinado, determinan los cambios sociales contemporáneos contra- o prorrevolucionarios mundiales.

c) Por cierto, es emancipatorio hacer, pensar y trascender la revolución de, por y para nosotros mismos, y no depender de otros, de Europa, de los EE.UU., de marxistas ortodoxos o comunistas obsoletos, pero, no deberíamos olvidar que todo lo que nos rodea -, nuestro idioma, nuestra creencia religioosa, nuestra Navidad, el Niño Jesús, nuestra Coca-Cola, nuestra computadora, nuestro celular – todo ésto proviene de los países metropolitanos.

d) Aunque utilizando los "ismos" es netamente Ideología, es control mental, no obstante, dentro de la Negación de la Globalización, lo que esencialmente se entiende por los conceptos como cooperativismo, humanismo, humanitarismo, socialismo y comunismo, no importa como ellos fueron desacreditados, es revolucionario, emancipador. Por eso, el elemento cooperativista en la Revolución Bolivariana es altamente anticapitalista. Ésto es una de las pocas esperanzas de América Latina, Asia y otros países del mundo amenazados por el globofascismo.

e) Quien, con todas sus deficiencias humanas, por primera vez transhistórica, científica y filosóficamente, es decir, práxica y teóricamente, ha explicado qué precisamente es el capital, el capitalismo, el colonialismo, qué son fenómenos como la religión, el mercado mundial, la plusvalía, el valor de cambio, la lucha de clases alias la revolución, era precisamente un rebelde europeo-radical, Carlos Marx.

De no considerar los actos y las ideas anti-capitalistas de los verdaderos Carlos Marx, Federico Engels, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, V. I. Lenin, León Trotsky, Mao Tse Tung, etc., y su impacto libertador en el llamado "Tercer Mundo", es de perder totalmente la matriz revolucionaria de Josip Broz Tito, Ho Chi Minh, Ben Bella, Sam Nujoma, Robert Mugabe, Agostinho Neto, Amilcar Cabral, Walter Rodney, Samora Machel, Fidel Castro, Che Guevara, Salvador Allende, etc. Es decidir, sólo realizar la Afirmación burguesa dentro de la Revolución Francesa en contra de su inherente contradicción, es decir, su Negación proletaria, es escapar de una posible Transvolución Humana Global. Transcender la contradicción capitalista es Emancipación. Sobrepasar la Revolución misma es Emancipación. Esto es ser “ni marxista, ni anti-marxista” es sobrepasar los dos.

f) Finalmente, como hemos visto, con todas sus heridas y debilidades de un doloroso parto transhistórico y global, la joven Revolución Bolivariana es un producto de la resistencia heroica de los billones de Pobres de la Tierra contra el Croesus metropolitano globofascista de los Cielos. No importa cómo se llama, este proceso no lo parará nada ni nadie, porque la vida de la especie misma está en juego.

Entonces, actualmente celebrando la Victoria del 11-13 de abril de 2002, ¡Adelante Venezuela, y el Mundo, hacia nuestro Socialismo, a paso de Vencedores!


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