WASHINGTON, 19 mar (IPS) - Defensores de una alimentación sana, ambientalistas y profesionales de la salud en Estados Unidos se apresuran a denunciar una reforma legislativa que, argumentan, destruirá la capacidad del gobierno federal y de la justicia para regular las semillas transgénicas.
El Senado tiene previsto votar durante esta tercera semana de marzo enmiendas a un proyecto que "debe aprobarse", pues destina los fondos para las actividades del gobierno a partir del día 27 y hasta septiembre, cuando termina el presente año fiscal.
El proyecto de ley es tan importante que los líderes del Senado habían sugerido no incluir ninguna reforma que pudiera ser controvertida.
Pero a fines de la semana pasada se supo que se había propuesto de forma anónima una "cláusula" que permitiría al Departamento (ministerio) de Agricultura rechazar un dictamen judicial que prohíba los organismos genéticamente modificados.
La enmienda figura en la página 80 del proyecto de ley.
De aprobarse la modificación, aunque la justicia dictamine que el Departamento de Agricultura aprobó un cultivo transgénico particular de forma ilegal, la agencia podrá seguir incentivando el uso de la semilla en cuestión.
Aunque parece que el gobierno mantiene la responsabilidad de la supervisión, los críticos sostienen que el impacto de esa cláusula tendrá consecuencias mayores.
"La disposición también presiona al Departamento de Agricultura, pues la obliga a aprobar de forma inmediata todo permiso para desregular los transgénicos", dijo a IPS el investigador Colin O’Neil, del Centro para la Seguridad Alimentaria, con sede en Washington.
"Básicamente, le quita la responsabilidad del control a la justicia y al gobierno y se la entrega directamente a las compañías de biotecnología", explicó.
De hecho, el año pasado se empleó un texto casi idéntico en una enmienda hecha a un proyecto de la Cámara de Representantes, también asociada a un proyecto de ley más amplio y no relacionado directamente. En aquella oportunidad, la "cláusula biotecnológica" no prosperó.
"A quienes están detrás de esos artículos les interesan los beneficios a corto plazo", puntualizó O’Neil.
"Sobre la base de dictámenes de la justicia federal e informes del gobierno que han criticado el visto bueno dado por el Departamento de Agricultura a ciertos productos biotecnológicos, creemos que necesitamos pensar a largo plazo en mejores salvaguardas para proteger de forma adecuada a todos los agricultores y al ambiente", añadió.
Esta vez, la voz de alarma la dio el senador del gobernante Partido Demócrata, Jon Tester, quien denunció lo que consideró un "regalo corporativo".
"Sus partidarios la consideran una ‘garantía para los agricultores’, pero lo único que realmente asegura es la falta de responsabilidad corporativa", declaró Tester.
"El texto dice que cuando un juez considere que el Departamento de Agricultura aprobó un cultivo de forma ilegal, este debe volver a darle el visto bueno y permitir que se siga plantando, sin importar el dictamen del juez. Piensen en ello", puntualizó.
Tester se dedica a la agricultura orgánica, y es considerado como uno de los pocos del Congreso legislativo que sigue cultivando. Ahora patrocina una contra-enmienda que quite la "cláusula biotecnológica".
"Esos artículos son regalos de millones de dólares para algunas de las mayores corporaciones de este país y no tienen lugar en este proyecto de ley", arguyó.
"No solo ignora la separación de poderes incluida en la Constitución, sino que deja que los transgénicos se arraiguen en el país, aun cuando un juez dictamine que se viola la ley. Los perdedores serán los agricultores familiares que manejan su empresa y alimentan a Estados Unidos como corresponde", añadió.
Herbicidas a la deriva
La nueva cláusula puede perjudicar la venta de productos agrícolas en el extranjero. En enero, por ejemplo, la Unión Europea congeló en forma temporal el proceso de aprobación de transgénicos, y decenas de países más tomaron medidas similares para regular mejor sus mercados.
De aprobarse el proyecto de ley, el Departamento de Agricultura no podría impedir que otros productos fueran contaminados por los transgénicos.
La continua aparición de "cláusulas biotecnológicas" probablemente sea una reacción al escepticismo mostrado en varias oportunidades por tribunales federales respecto de la aprobación de semillas transgénicas, además de la posible aparición de una nueva "próxima generación" de cultivos biotecnológicos.
Esta vez, la voz de alarma la dio el senador del gobernante Partido Demócrata, Jon Tester, quien denunció lo que consideró un "regalo corporativo".
"Sus partidarios la consideran una ‘garantía para los agricultores’, pero lo único que realmente asegura es la falta de responsabilidad corporativa", declaró Tester.
"El texto dice que cuando un juez considere que el Departamento de Agricultura aprobó un cultivo de forma ilegal, este debe volver a darle el visto bueno y permitir que se siga plantando, sin importar el dictamen del juez. Piensen en ello", puntualizó.
Tester se dedica a la agricultura orgánica, y es considerado como uno de los pocos del Congreso legislativo que sigue cultivando. Ahora patrocina una contra-enmienda que quite la "cláusula biotecnológica".
"Esos artículos son regalos de millones de dólares para algunas de las mayores corporaciones de este país y no tienen lugar en este proyecto de ley", arguyó.
"No solo ignora la separación de poderes incluida en la Constitución, sino que deja que los transgénicos se arraiguen en el país, aun cuando un juez dictamine que se viola la ley. Los perdedores serán los agricultores familiares que manejan su empresa y alimentan a Estados Unidos como corresponde", añadió.
Herbicidas a la deriva
La nueva cláusula puede perjudicar la venta de productos agrícolas en el extranjero. En enero, por ejemplo, la Unión Europea congeló en forma temporal el proceso de aprobación de transgénicos, y decenas de países más tomaron medidas similares para regular mejor sus mercados.
De aprobarse el proyecto de ley, el Departamento de Agricultura no podría impedir que otros productos fueran contaminados por los transgénicos.
La continua aparición de "cláusulas biotecnológicas" probablemente sea una reacción al escepticismo mostrado en varias oportunidades por tribunales federales respecto de la aprobación de semillas transgénicas, además de la posible aparición de una nueva "próxima generación" de cultivos biotecnológicos.
La industria sufrió numerosos reveses, como las conclusiones sobre que el uso de semillas transgénicas aumentó la utilización de plaguicidas, así como las denuncias de que estos cultivos suponen una amenaza económica para los agricultores orgánicos, y hasta para los convencionales.
Además, es cada vez más evidente que los transgénicos no necesariamente permanecen donde son cultivados. Los ambientalistas se han mostrado especialmente preocupados por la manipulación de las semillas genéticamente modificadas para que sean resistentes a herbicidas cada vez más fuertes.
"La ‘deriva de herbicidas’ es uno de los muchos daños a la agricultura industrial. Los agricultores sufren pérdidas económicas cuando mueren o se dañan sus cultivos, porque los herbicidas se hacen volátiles y llegan a las granjas vecinas", explicó O’Neil.
"Tenemos más de 25 millones de hectáreas contaminadas con maleza resistente a los herbicidas en este país. La próxima generación de esos productos parece evolucionar hacia cultivos transgénicos resistentes a los viejos herbicidas, lo que llamamos el ‘círculo vicioso de los plaguicidas’", añadió.
El gobierno federal no ha logrado avances al respecto, observó.
"El Departamento de Agricultura no ha podido atender asuntos como la proliferación de maleza resistente a los herbicidas", subrayó O’Neil. "Nos preocupa que la deriva de herbicidas sea el siguiente problema que las autoridades no puedan resolver de forma adecuada", añadió.
Las enmiendas a la resolución se aceptan hasta última hora de este martes 19, y luego se votarán todas las cláusulas. Se prevé que la aprobación del proyecto completo ocurra a fines de esta semana.
Además, es cada vez más evidente que los transgénicos no necesariamente permanecen donde son cultivados. Los ambientalistas se han mostrado especialmente preocupados por la manipulación de las semillas genéticamente modificadas para que sean resistentes a herbicidas cada vez más fuertes.
"La ‘deriva de herbicidas’ es uno de los muchos daños a la agricultura industrial. Los agricultores sufren pérdidas económicas cuando mueren o se dañan sus cultivos, porque los herbicidas se hacen volátiles y llegan a las granjas vecinas", explicó O’Neil.
"Tenemos más de 25 millones de hectáreas contaminadas con maleza resistente a los herbicidas en este país. La próxima generación de esos productos parece evolucionar hacia cultivos transgénicos resistentes a los viejos herbicidas, lo que llamamos el ‘círculo vicioso de los plaguicidas’", añadió.
El gobierno federal no ha logrado avances al respecto, observó.
"El Departamento de Agricultura no ha podido atender asuntos como la proliferación de maleza resistente a los herbicidas", subrayó O’Neil. "Nos preocupa que la deriva de herbicidas sea el siguiente problema que las autoridades no puedan resolver de forma adecuada", añadió.
Las enmiendas a la resolución se aceptan hasta última hora de este martes 19, y luego se votarán todas las cláusulas. Se prevé que la aprobación del proyecto completo ocurra a fines de esta semana.