El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez, lamentó hoy, en declaraciones a Efe, que la norma fije la eliminación gradual de la tecnología para producir organismos genéticamente modificados.
Señaló que ese veto restará competitividad a los productores y, en consecuencia, caerá la producción de soja y de girasol, cuyos cultivos ya son transgénicos en un 99 %.
Cuando promulgó la norma, el presidente Morales señaló que se trata de una norma con una propuesta sobre "cómo vivir con la naturaleza en armonía, en equilibrio y en complementariedad".
La ley considera a la Madre Tierra "sagrada" y un "sistema viviente dinámico", plantea eliminar el latifundio y crea la Defensoría de la Madre Tierra, entre otras decisiones.
Según Pérez, "es imposible retroceder a la tecnología convencional" porque si cae la producción, se tendrá que importar derivados, lo que haría que los productores paguen mayores costes.
"Son diez años que estamos implementando (la biotecnología) y hemos ido mejorando de manera gradual. Tumbar esta estructura es fácil, pero tomaría muchos años" al sector recuperarse y "Bolivia sería el único país que tendría una tecnología obsoleta", sostuvo.
El efecto negativo, agregó, se multiplicará pues también serían afectados los productores de trigo y maíz, que alternan sus cultivos con las oleaginosas, además de piscicultores, avicultores y lecheros que usan la soja como complemento para alimentar a sus animales.
Pérez lamentó que las demandas del sector planteadas varias veces a Morales no hayan sido tenidas en cuenta para elaborar la ley que, a su juicio, es "muy filosófica y lírica" pero "no ayuda en absoluto a eliminar al peor enemigo que es la pobreza".
El gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, dijo a Efe que además están preocupados por una restricción en la norma para la ampliación de la frontera agrícola.
Agregó que el sector no se opone a preservar el medio ambiente, sino que pide que ello "no signifique ahogar" a los productores y sostuvo que los alimentos que Bolivia importó para cubrir carencias en años pasados eran transgénicos.
En 2011, las exportaciones de oleaginosas alcanzaron un valor de 800 millones de dólares y se prevé superar la cifra este año, ya que entre enero y agosto pasados las ventas al exterior llegaron a 600 millones, según información del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), entidad privada que asesora a los exportadores.
Los productores también quieren aumentar la producción de soja, de los 2,2 millones de toneladas de 2011 a 2,5 millones este año.
Sin embargo, la cosecha de girasol no fue tan buena, ya que las lluvias y las plagas provocaron que el rendimiento llegue a una tonelada por hectárea, frente a la tonelada y media del año pasado.
Según datos de Anapo, el sector genera actualmente 70.000 empleos directos y otros 300.000 indirectos.
La ley, según Osinaga, genera muchas incertidumbres en el sector agrícola y podría desincentivar la producción, por lo que la CAO y Anapo pedirán al Gobierno que sea modificada.