Por Toby
Valderrama y Antonio Aponte
Otra vez el gobierno
nos habla de guerra, de invasiones, de peligros extranjeros, comportándose como
el niño que hizo desastres en la cocina y acusa a la hermana, a la empleada;
los más creativos inventan amenazas de lobos y monstruos. Qué extraño este
gobierno que nunca se equivoca, no rectifica nada, al contrario, afirma los
decretos y conductas que a vista de todos no funcionaron.
El gobierno trata
a la invasión, a la guerra, como irresponsable recurso para evadir errores y,
lo que es peor, para chantajear a los chavistas: el que critique, disienta, el que
diga que “eso es mentira”, que el Rey está desnudo, es calificado de traidor a
la Patria y sabe Dios qué le puede pasar. Es necesario, urgente, que volvamos a
la realidad, por más incómoda que sea; el triunfo sólo será posible si es afincando
en una profunda autocrítica, una rectificación.
La realidad
incuestionable es que la política que el gobierno quiso aplicar murió al nacer,
no arrancó: el gobierno intentó una alianza con cisneros y mendoza, con el
capitalismo más importante, se habló de la necesaria alianza para elevar las
fuerzas productivas, y desde ese día hasta hoy sólo hemos cosechados fracasos,
ahí están, sentidos por todos, no es necesario nombrarlos. El gobierno no ha
rectificado, la política, la estrategia sigue siendo la misma: “alianza con los
capitalistas”, una especie de tercera vía, de capitalismo con rostro humano, la
socialdemocracia los guía. Los motores son la misma medicina, un poco
disfrazada con conuco urbano y el resucitar de la ruta de la mermelada, con
esas ilusiones de huerto escolar se intenta tapar el estímulo, la entrega, al capitalismo.
Pero la realidad
es terca, sigue su rumbo de deterioro, no la paran falsas riendas; y las
excusas insustanciales del gobierno cada día lo arrinconan y lo obligan a
deslizarse a terrenos de más represión, por ahora se mantiene en la acusación
desproporcionada y sin base, este camino peligroso conduce a barbaridades.
El gobierno debe
entender que guerra económica, invasión, ataques de los voceros extranjeros,
que almagros, uribes, tienen un solo nombre, ¡capitalismo!, y tienen una sola
manera de enfrentarlo, Socialismo. No es posible combatirlo desde el
capitalismo, así no convence y no hay victoria. Son tiempos definitivos, se es
revolucionario o se es capitalista, las oportunidades de la socialdemocracia,
de discursos encendidos y prácticas de bomberos, se terminan.
El Chavismo,
debe aceptar que, o abandona el campo reformista y se adentra en el campo
revolucionario, como nos dice Fabricio, o no habrá milagro ni
Patria. Debe sincerar la situación, no es posible seguir invocando a un pueblo
que vota por la mud, de poder comunal que no marcha, eso no está funcionando,
debe aceptar que cada día las masas se alejan aturdidas de tanta falsedad.
Una vez más se
llama a los militares a prepararse para una invasión, y una vez más debemos
decir que esa preparación debe comenzar por darle a la masa razones sagradas
por la cuales luchar, moralizarlas. La doctrina militar dice que la moral
decide la contienda más que el equipamiento y la fuerza material; de no ser así,
todavía seríamos colonia española. Y esa fuerza sólo nos la puede dar el
Socialismo, el auténtico legado de Chávez.