La demoledora ofensiva de la derecha política y económica brasileña contra la presidenta Dilma Rousseff , el Partido de los Trabajadores y su líder fundacional Luiz Inácio Lula da Silva es una guerra táctica para derribar a una de la fichas clave de la estrategia del neo monroísmo, el Brasil, y proseguir con el proceso aparentemente victorioso de la restauración derechista en América Latina.
La lógica y la estrategia que los países occidentales ejecutan en el Medio Oriente en función de sus intereses económicos y geopolíticos es el Caos Constructivo, como se le llama a esta maquinaria de guerra internacional. En América Latina, como señala el geopolítico Alfredo Jalife-Rahme, Estados Unidos ha puesto en marcha el neo monroísmo, es decir, la estrategia de control de su “patio trasero” que la vieja frase “América para los americanos” preconizaba sin tapujos ni melindres.
Brasil ha sido y sigue siendo, pese al terremoto político y económico que le sacude, el principal contrapeso geopolítico, geoeconómico e hidropolítico para Estados Unidos en América Latina. Su derrumbe político no solo debilitaría su condición de contrapeso, sino que su caída podría tener efectos multipolares: debilitaría también a los BRICS, contrapeso global de Estados Unidos, y a las relaciones estratégicas con China y Rusia.
La importancia geoeconómica y geopolítica del Brasil en el continente es un verdadero dolor de cabeza para Estados Unidos. El analista uruguayo Raúl Zibechi en una crónica titulada: “Perú: nuevo centro del conflicto geopolítico regional” y publicada en el año 2011 afirma que la elección de Ollanta Humala a la presidencia del Perú produjo un hipo de preocupación en el Washington. “Sin control sobre el Perú, la estrategia militar del Pentágono está desarticulada y depende de lo que sucede en Colombia, país que está rodeado de fronteras potencialmente hostiles”.
De acuerdo a Zibechi, el Perú es una llave maestra para la hegemonía estadounidense en la región andina por tres factores: la extensa frontera peruana con Brasil y el río Amazonas y sus 1,100 afluentes; el Perú es la frontera más cercana a los estratégicos puertos del Pacífico, hacia donde fluye el comercio brasileño en dirección al Asia y principalmente China y en el Perú están instaladas bases del Comando Sur.
El Perú además es signatario del TPP, de la Alianza para el Pacífico, TLCs y otros acuerdos comerciales, jurídicos y políticos que son los tejidos del mantra del sistema capitalista mundial.
Finalmente Ollanta Humala y su gobierno nacionalista-nadinista fueron fagocitados y tragados por Washington que, ahora más que nunca, está feliz con el triunfo electoral de sus socios y aliados, Keiko y PPK.
http://diariouno.pe/columna/brasil-bajo-el-fuego-del-neo-monroismo/