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AUTOBIOGRAFIA DEL DR. FRANZ LEE

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2 nov 2013

PROFECIAS DEL DR. ALFREDO JALIFE RAHME EN 1998

LA ESTRATEGIA DE BLOQUES MONETARIOS 

Cualquiera que piense que los mercaderes de divisas gobiernan el mundo, con los 
hacedores de la política como sus esclavos, deberán echar una vista al dólar/yen, 
que siempre subió o cayó a las órdenes de los hacedores de la política. 
Simón Kupery / Gerard Baker 
Financial Times 24.4.98 

El siglo XX fue un siglo corto, proclamó el historiador británico Eric Hobsbawm en su 
libro La Edad de los Extremos; el siglo al finalizar el segundo milenio vivió dos guerras 
mundiales y una Guerra Fría que concretaron el surgimiento de un mundo bipolar basado 
en la dotación de armas nucleares y sustentado en dos ideologías antagónicas: el socialis­ 
mo real y el capitalismo con tres versiones prominentes (el anglosajón, el renano y el 
nipón). Habría que matizar, porque dentro del mundo anglosajón se gestaron dos subtipos 
de capitalismo: el sistema americano, de Alexander Hamilton, con proclividad protec­ 
cionista, y el libre mercado británico, de acuerdo a las teorías de Adam Smith, practicado 
por las potencias marítimas mercantiles (Holanda, Portugal y Francia). 
La caída del Muro de Berlín en 1989 y el descuartizamiento del imperio soviético en 1991 
enterraron al mundo bipolar nuclear y dieron paso al mundo tripolar geoeconómico que 
dominan Estados .Unidos, Japón y Alemania por medio de instrumentos tecno-industriales. 
mercantiles y financieros. 

El comienzo del siglo XXI tripolar geoeconómico se adelantó nueve años a su fin 
cronológico. Fue en 1991 cuando el presidente estadounidense George Bush emprendió la 
operación bélica Tormenta del Desierto bajo el diseño del nuevo orden mundial para con­ 
trolar el petróleo del Golfo Pérsico, la primera reserva planetaria. Fue en 1991 cuado el 
imperio soviético llega su fin. Fue en 1991 cuando inicia la enésima "balcanización" de 
Los Balcanes, válgase la tautología, en la fase de la post-guerra fría y en el marco del 
Nuevo Orden Mundial thatcheriano-bushiano. 

De paso, la superpotencia unipolar despedazaba la infraestructura industrial de Iraq y sus veleidades de dotación de armas de destrucción masiva (nucleares y bioquímicas). 
También en 1991 emergieron y estallaron los instrumentos "derivados" (derivative 
market) y su prodigiosa estela innovadora de recursos financieros: los "hedge-funds" (fondos de 
cobertura contra riesgos), "swaps","forwards", "warrants", opciones y futuros. Los 
"derivados", un invento de varias décadas atrás que tenían escondidos en los cajones de 
"sastre" (y desastre) del capitalismo, explotaron de manera exponencial a partir de 1991 y 
el planeta cambió radicalmente. El juego había dejado de ser nuclear y se había vuelto emi­ 
nentemente financiero. Tres divisas expresaban el nuevo orden financiero internacional: el 
dólar, el yen y el marco alemán. Curiosamente, las tres divisas pertenecen a la arquitectura 
tripolar geoeconómica que se asentó en 1991. 

La tripolaridad geoeconómica de Estados Unidos, Japón y Alemania fue explicada por va­ 
rios pensadores globales estratégicos. Para estar a tono con esa Santa Trinidad citaremos 
también a tres: 

1-Lester Thurow, decano de la Escuela de Administración Shan del 
Massachusetts Institute of Technology (MIT), muy cercano a la administración Clinton (La Guerra del Siglo XXI: La Batalla Económica Por Venir entre Japón, Europa y Estados Unidos; Ed. 
William Morrow and Co.; Nueva York 1992); 2- Jeffrey Garten, subsecretario de Comercio durante la primera administración Clinton y actual rector de la Universidad de Yale (Una Paz Fría: Estados Unidos, Japón y Alemania. 

La Lucha por la Supremacía; A XXth Century Fund Book, 1992) y; 3- Edward Luttwak, Director de Geoeconomía en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Georgetown, Washington (El Sueño Estadounidense En Peligro; Simón & Schuster, Nueva York, 1993). 

Ahora la competencia se escenifica entre los vencedores del sistema capitalista, y Thurow, 
en un libro relativamente reciente (El Futuro del Capitalismo; Ed. William Morrow and 
Co.1996), proclama una serie de cambios geoeconómicos: la fractura tectónica entre la 
zona del dólar y del yen; la globalización de la economía; la conversión del mundo social­ 
ista al sistema capitalista; y el predominio tecnoindustrial basado en la capacidad intelec­ 
tual (la edad de la información y el conocimiento), además de los grandes cambios 
demográficos que impactan en la ecología. 

El asentamiento tripolar se fortaleció en algunas de sus zonas respectivas de influencia, 
pero también menguó en otras. Desde el 2 de julio de 1997, un día después de la reincor­ 
poración de Hong Kong a China, no sólo el mundo financiero de Asia oriental trastocó la 
correlación de fuerzas geopolíticas regionales, sino que también se modificaron las co­ 
rrelaciones geoestratégicas de fuerzas planetarias. 

En esa fecha indeleble, el megaespeculador cosmopolita George Soros inició el feroz 
ataque especulativo con las armas de los hedge funds contra el "baht" tailandés que, por 
efecto dominó, derrumbó una a una las divisas del bloque Asociación de Naciones del 
Sudeste Asiático (ASEAN) y cuyos efectos deletéreos alcanzaron tanto a Corea del Sur 
como a Hong Kong en lo que se llamó el "efecto Dragón". 

La esfera de influencia periférica de Japón quedó seriamente dañada. Es evidente que la 
presión megaespeculativa sobre Hong Kong, con libre convertibilidad y una paridad fija 
con el dólar estadounidense (similar al de Argentina y conocido en inglés como "curreney 
board'\ o Consejo Monetario), causó trepidaciones en el YUAN (popularmente conocido 
como el "Renmimbi") y trémulos en la China marxista-monetarista, que no goza de libre 
convertibilidad dentro de su esquema dirigista estatocéntrico y neo-keynesiano (expresado 
en sus inversiones por un Trillón de dólares para incentivar la infraestructura). China gra­ 
dualmente se despoja de sus empresas ineficientes para conectarse con la zona especial de 
libre mercado alrededor del polo de Shanghai y garantizó al mundo capitalista aglomerado 
en el foro pagano de Davos que no devaluaría al Yuan (ver Anexo 1: LA MURALLA 
CHINA FINANCIERA). 

La zona de fractura tectónica entre el dólar y el yen, a la que hizo referencia Thurow, se 
traslució en varios eventos significativos, agregados a los conocidos choques por el 
superávit comercial del Japón y el déficit de Estados Unidos. 

El choque más ominoso ocurrió el año pasado durante la cumbre del Grupo de los Siete (G- 
7, en Denver EU). En el contexto de la pontificación triunfalista del presidente Bill Clinton 
sobre el modelo estadounidense desplegado, el entonces Primer Ministro nipón, Ryutaro 
Hashimoto, amenazó con vender los Bonos del Tesoro estadounidense en manos de su país, 
lo que equivalía a una declaración de "guerra financiera" que no se atreve a decir su nom­ 
bre. Sobra recalcar la consecuencia que tuvo tamaña amenaza en los indicadores bursátiles 
de Wall Street a pesar de los desmentidos poco convincentes del mismo Hashimoto cuyo 
país es el segundo tenedor de Bonos del Tesoro de Estados Unidos (después de Gran 
Bretaña). 

Posteriormente tuvo lugar el intercambio de visitas entre Clinton y el presidente de China, 
Jiang Zemin. ¿Clinton jugaba a la "carta china" para contener a Japón, es decir, el dólar se 
aliaba al yuan chino contra el yen nipón? Tres artículos prominentes en la influyente revista 
Foreign Affairs durante un año sostuvieron esta línea de argumentación: 
l-"Una Geoestrategia para Eurasia", por Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad 
Nacional de Jimmy Cárter, quien describió a China como el "ancla" oriental, con un nuevo 
enfoque sobre el rol a jugar por Japón (edición septiembre-octubre 1997); 
2-"La Porquería de Finanzas de Japón", en el que Edward Lincoln, del Instituto Brookings, 
sostuvo que Japón no era un aliado confiable para rescatar las finanzas del sudeste asiático 
y que, por el contrario, ha estado postergando sus promesas sin cumplir, en especial la 
limpieza de su deuda "chatarra" de sus bancos cobijados por el gobierno por US$1.5 
Trillones (mayo-junio 1998); y 3-"¿Se Necesitan Tropas de Estados Unidos en el Japón?" 
de Morihiro Hosokawa, ex primer ministro japonés, quien argumentó que la presencia de 
las tropas de Estados Unidos no representaba ningún favor gracioso y que era tiempo de 
que los estadounidenses se fue-ran a su casa (julio-agosto 1998). 

En este entorno se gestaron, sino nuevos realineamientos conspicuos, por lo menos acer­ 
camientos sumamente interesantes, como sucedió, por un lado con China y, por otro lado, 
entre Japón y Rusia a punto de resolver para el año 2000 la devolución a Japón de las Islas 
Sakhalin, pletóricas en petróleo, así como la participación de Tokio en el rescate masivo del 
Fondo Monetario Internacional (FMI) a Moscú. La periferia del archipiélago nipón se 
calentó con la prueba del misil norcoreano de mediano alcance que cayó en dos pedazos en 
mares del Japón. Más allá de las declaraciones de rigor, no se notó de parte de Beijing ni 
Washington demasiada preocupación: ¿Dejaron "hacer y pasar" la prueba del misil nor- 
coreano para presionar a Tokio? La prueba denunciada no impidió que Washington y 
Pyongyang avanzaran en las negociaciones de desnuclearización de la península coreana a 
cambio de ayuda alimentaria para mitigar la hambruna en el norte socialista de la penínsu­ 
la, después de que fue exhibida con lujo publicitario por la prensa de Estados Unidos la 
construcción clandestina de material nuclear por el régimen de Kim II Jong. 

El mundo nuclear posee sus propias lecturas y reglas. Ni los misiles ni las ojivas nuclea­ 
res se comen, como lo demuestra la grave crisis en Moscú que naturalmente puede desca­ 
rrilar, con la macabra desregulación nuclear, el orden financiero capitalista, instaurado 
después de la segunda guerra mundial con la prominencia del FMI, el Banco Mundial (BM) 
y el Acuerdo General de Tarifas y Comercio (GATT, absorbido por la OMC.Organización 
Mundial del Comercio) en los acuerdos de Bretton Woods. 

La derrota de la URSS expandió el sistema capitalista y sus instituciones multilaterales 
acoplado a la expansión paralela y sincronizada de la Organización del Tratado Atlántico 
Norte (OTAN). Esto fue cuando el "Fin de la Historia" —pero no el fin de la "histeria"— 
era proclamado como dogma integrista y desintegrador por Francis Fukuyama. 
Incontenible, la globalización se volvía "inevitable"(sic) y por medio de uno de sus subti­ 
pos, la globalización financiera especulativa, acumulaba más activos contables y desqui­ 
ciaba la flotación de las divisas. 

De acuerdo a la teoría de la "economía-mundo" de I. Wallerstein, el epicentro de la glo­ 
balización (específicamente el referente al subtipo de la globalización financiera especula­ 
tiva, la cual, por su velocidad instantánea de un teclazo de computadora se distingue de la 
distribución más diversificada y pausada del subtipo de la "globalización mercantil") se 
ubicaría en el G-7—extensivo al grupo del G-10 que en realidad son 11, que epitomiza al 
Banco de Pagos Internacionales, el BIS (Bank of International Settlements) con sede en 
Basilea, apodado como el "Banco de Bancos" que representa a los principales bancos cen­ 
trales del planeta. 

Si bien "todos los animales son iguales, existen unos más iguales que otros", parodiando a 
George Orwell, pues, dentro del G-7 (extensivo al G-10/11) despunta nítidamente el núcleo 
de la tripolaridad geoconómica respecto al reparto del producto interno bruto glo-bal, según 
datos de Waters, Baker & Coggan (Financial Times 2.09.98): Unión Europea (29.3%); 
Estados Unidos(25.2%>); y Japón (17.4%) que suman el 71.9% del PIB global. Le siguen 
Asia y el Pacífico (10.6%; Latinoamérica y el Caribe (6.1%), la Europa "emergente" (cen­ 
tro-europea) y Asia Central (2.4%>); Medio Oriente y África del Norte (1.9%); Rusia (1.2%; 
Nota: antes del "efecto Vodka"); Sub-Sahara y África (1%) y el resto del mundo (4.9%). 
El motor principal de la Unión Europea es Alemania, la tercera potencia geoeconómica 
planetaria (PIB:US$2.36 Trillones, es decir el 6.6% del PIB GLOBAL en 1995). Las otras 
dos potencias geoeconómicas, Estados Unidos y Japón, exhiben respectivamente US$7.26 
Trillones y US$4.6 Trillones—según ei informe "Etat dit Monde" (1998; París). 

Quienes fueran aliados de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Japón y Alemania, que 
se beneficiaron del Plan Marshall y del paraguas nuclear estadounidense (que a su vez 
cohibía su absorción por la URSS), se han vuelto socios difíciles y poco acomodaticios en 
la era de la posguerra fría. Las fracturas tectónicas entre el yen y el dólar se profundizaron 
aún más y el próximo surgimiento del "euro", la moneda de la UE (que solamente fue adop­ 
tada al inicio por 11 de sus 15 miembros), desde el 1 de enero de 1999, asentará los reales 
de la división tripolar entre las tres divisas que reflejan el poderío geoeconómico de sus 
emisores. 

Se han detectado fuertes tensiones dentro de la tripolaridad geoeconómica. La tensión entre 
el dólar y el yen es sobradamente conocida. En últimas fechas, la hermenéutica de las 
declaraciones entre Washington y Berlín, trasluce tensiones subyacentes. Stanley Fischer. 
subdirector del FMI (por la mayor participación porcentual de Estados Unidos dentro del 
organismo tiene mas poder funcional que el director francés, Michel Camdessus). no ocultó 
su amargura y fustigó la indolencia de Alemania, en mero período electoral teutón, por no 
haber impedido el colapso ruso con mayor convicción monetaria—después de mencionar 
que la célebre carta de George Soros al Financial Times, reclamando una devaluación del 
"rublo", le propinó el tiro de gracia. 

La réplica alemana no tardó y provino insólitamente de su embajador en Sudán, quien sen­ 
cillamente subrayó que la empresa farmacéutica de los suburbios áeJartúm, bombardeada 
con misiles crucero Tomahawk bajo el supuesto de fabricar precursores para armas quími­ 
cas, no disponía de tal capacidad letal. Alemania desmentía así, sin reverencia y a la luz del 
día, la coartada del bombardeo de Estados Unidos contra presuntas instalaciones terroris­ 
tas islámicas. Porque si bien es cierto que existe una fractura tectónica entre el Yen nipón 
y el dólar que Lester Thurow considera insalvable, tampoco se puede soslayar la próxima 
fractura tectónica tripartita entre el "euro", el dólar y el Yen, en espera del ascenso irre­ 
sistible del Yuan chino apuntalado desde la penumbra del poder en Washington para 
enfrentar y contener al Yen. 

Para valorar el alcance de esta lucha titánica es fundamental rememorar las recientes 
declaraciones severas de los funcionarios chinos, en medio de terribles inundaciones flu­ 
viales, quienes fustigaron el deliberado desliz devaluatorio del Yen nipón que desataría 
ineluctablemente una espiral de "devaluaciones competitivas" y, sobre todo, presionaría al 
reacomodo a la baja del Yuan que tomó posición como el "ancla" de la seguridad y la esta­ 
bilidad monetaria asiática. 

Por el contrario, a Japón no le disgustaría un Yen devaluado que alentaría aún más sus 
imparables exportaciones, lo cual reanimaría las tensiones con el dólar. Los recientes 
altibajos bruscos de las cotizaciones del dólar y el yen no fueron gratuitos ni espontáneos. 
Como nunca, los gobiernos, en particular Japón y Estados Unidos, intervinieron en los dos 
sentidos: para alentar el alza o presionar la baja. ¿Dónde quedaron el libre mercado y la 
libre flotación? La relación inversamente proporcional entre el dólar (mayor importador) y 
el yen (mayor exportador) enmarca la contienda comercial real entre Washington y Tokio, 
que se extendió a una "guerra financiera" sin cuartel. A esta "guerra financiera" se inte­ 
graron los megaespeculadores con las armas ominosas de los instrumentos "derivados" que 
instauraron la anarquía monetaria por doquier. En particular, en las zonas de influencia 
respectivas de la tripolaridad monetaria del dólar, yen y el euro y a la que busca integrarse 
el Yuan para conformar un nuevo cuarteto monetario que delimitaría el nuevo orden geo- 
económico mundial del siglo XXI. 

En este marco conceptual de la tripolaridad geoeconómica, en los umbrales de un nuevo 
asentamiento cuatripartita con la incrustación forzada del Yuan, ¿dónde queda Latino­ 
américa y, en especial, el Mercosur que tiene (nota:"tenía", antes del "efecto Samba") la 
potencialidad de afianzarse como el cuarto bloque comercial planetario? 
Son quizá los momentos más difíciles de Latinoamérica. Los "mercados emergentes" 
fueron literalmente vapuleados por los megaespeculadores (ver Anexo 2: ESPECU­ 
LADORES CONTRA PAÍSES) soltados sin piedad a demoler la infraestructura financiera 
de los países latinoamericanos que sufren los embates provenientes de Asia y Rusia, los 
cuales, de hecho traducen los cuentos y recuentos del libre-comercio de divisas y su libre 
flotación (ver epígrafe) y que en realidad reflejan la triple fractura tectónica de la tripola­ 
ridad geoeconómica y su tripleta monetaria (dólar, yen y "euro"). 

México se devalúa a pesar de su adhesión al acuerdo norteamericano de libre comercio 
(TLC o NAFTA). Mejor dicho al revés, el dólar omnipotente deja que se deprecie la mo­ 
neda de su segundo socio comercial, el peso mexicano. Queda atrás el sueño inconfeso de 
los funcionarios de la administración de Ernesto Zedillo de implorar la instauración de una 
moneda única común (mucho menos, en las actuales circunstancias geopolíticas) para el 
NAFTA, al estilo del "euro". 

La devaluación (que ahora de manera eufemística se denomina "ampliación de la banda 
superior de flotación" en imitación a las insuperables enseñanzas aztecas) del peso colom­ 
biano con la nueva administración de Andrés Pastrana, no solamente presionó al desfalle­ 
ciente "bolívar" venezolano que se encuentra en su fase terminal para una severa depre­ 
ciación, sino que, peor aún, inició una reacción en cadena que afectará al gigante brasileño 
(40% del PNB) latinoamericano) y torpedeará (para no decir balcanizará financieramente) 
el proyecto de moneda única común del Mercosur. 

Después de la devastación latinoamericana, ¿en manos de quién quedará el petróleo de 
Venezuela, la primera reserva del hemisferio occidental, y el petróleo de México, el más 
barato y accesible, desde el punto de vista logístico y geoestratégico? ¿Quién, sino la 
superpotencia unipolar? Cuando pase el huracán sobre los mercados emergentes lati­ 
noamericanos será conveniente retener la respiración para establecer la lista de daños y 
damnificados del naufragio provocado por la globalización financiera especulativa. 
México sufre una nueva devastación financiera por segunda ocasión consecutiva en el 
lapso de cuatro años, lo que demuestra que los megaespeculadores no tienen compasión 
filantrópica y menos quienes los "dejan hacer y pasar"(laisser-faire/laisser-passer). 

¿A qué grados llegarán las (des) calificaciones de las firmas Moody s y Standard & Poor 's, 
desde los aposentos de Wall Street, equivalentes a sentencias s u m a r i a s de m u e r t e finan­ 
ciera? Con todo y la venta de la segunda joya de la telecomunicación mundial, Telebras, 
¿Brasil podrá resistir los embates especulativos? ¿Qué tan imperdonable habrá sido la 
osadía de haber establecido puentes geoeconómicos con la UE, en detrimento al NAFTA y 
al Acuerdo de la Asociación del Libre Comercio de las Américas (ALCA)? ¿Es absorbida 
otra vez Latinoamérica a la zona de la esfera de influencia del omnipotente dólar esta­ 
dounidense? ¿Es ésta una versión revisada, corregida y aumentada de la "nueva doctrina 
Monroe" en su variante geoeconómica y financiera? 

Todo parece indicar, de acuerdo a las tendencias del mercado "libre" y "espontáneo", que 
Latinoamérica (incluido el Caribe, que representa el 6.1 % del PIB planetario; o sea, menos 
que el PIB de Alemania sola, y menor al PIB conjunto de California y Texas), sería asimi­ 
lada por una de las hegemonías de la tripolaridad geoeconómica, con toda probabilidad por 
una de las vencedoras de la contienda monetaria entre el "euro" y el "dólar" por el alma 
sudamericana (el alma "norteamericana" al sur del Río Bravo hace mucho que fue inmola­ 
da en el altar del becerro del dólar). En espera de la "dolarización" al estilo feudal con 
regalías de "seignorage", es decir, de total avasallamiento monetario, en términos literales 
medievales. AI menos que suceda algo impensable. 

Revista Visión, edición Especial; octubre 98 

ANEXO 1 

LA M U R A L L A CHINA FINANCIERA 

Resalta que en la actualidad, las reservas de China y Hong Kong mantengan un nivel de 
US$237,400 Millones (respectivamente US$141,000 Millones y US$96,400 Millones) y 
que Japón (US$205,800 Millones) haya sido desplazado a un segundo lugar. Sin contar las 
reservas de Taiwán (US$83,300 Millones) que podrían integrarse en el futuro al esquema 
potencial de "un sólo país, tres sistemas" (un total de reservas de US$320,700 Millones) 
bajo el diseño irresistible de la "Gran China". 

De manera sorprendente, las reservas de las tres Chinas históricas (China continental, Hong 
Kong y Taiwán) equivalen a la tenencia de los Bonos del Tesoro de Estados Unidos que 
posee Japón y que le quitó el sueño al Tesorero, Robert Rubin, sobre cuya cabeza pende la 
espada de Damocles de un hipotético retiro masivo. Es un escenario fantasmagórico que 
pondría en peligro al superdólar. 

Por demás interesante fue monitorear en un año una de las consecuencias del "efecto 
Dragón". Las reservas de Japón disminuyeron en 7%, mientras China las incrementaba en 
18% y Hong Kong las subía en 4 5 % . Visto de manera integral, la dupla China-Hong Kong 
("un sólo país, dos sistemas") aumentó sustancialmente sus reservas en un 26.5%, de lo que 
se podría desprender una lista expedita y funcional de damnificados y beneficiados por el 
"efecto Dragón". 

Quizá uno de los paradigmas del daño monetario lo constituya la persecución de la plu­ 
tocrática comunidad china en Indonesia, el superlativo derrotado en plena descomposición 
sociopolítica que llevó a la caída del dictador Gral. Suharto. 

En este contexto de realineamientos geopolíticos por medio de las divisas, cabe recordar 
que en la última reunión anual del Foro Económico Mundial de Davós (Suiza), el Delfos 
ideológico del monetarismo planetario, el discurso más delirantemente aplaudido fue el de 
un alto funcionario chino quien prometió a los asistentes afligidos por las repercusiones de 
las devaluaciones competitivas, que en Beijing el Yuan no sería devaluado. 

Resulta paradójico que la no-devaluación del Yuan, es decir, la estabilidad de la dividida 
China, se posicione como el ancla para que las demás divisas continúen el sistema de libre 
flotación que rompió unilateralmente el presidente Richard Nixon en 1971, para financiar 
con el "eurodólar" la guerra de Vietnam ya que la devaluación del Yuan hubiese orillado a 
las demás divisas de la periferia concéntrica en Asia Oriental a una nueva ronda de deva­ 
luaciones competitivas. 

Más paradójico aún es que el Yuan, una moneda sin convertibilidad en un sistema dirigista 
"estato-céntrico", se ubique como el salvador del sistema capitalista. El Yuan le sirvió más 
al capitalimso "occidental" como "muralla china" de contención que al propio Beijing, por 
lo que forzosamente el régimen de Jiang Zemin tendrá que ser gratificado en especie 
y en especias. 

La "nueva arquitectura financiera regional" y la nueva cartografía geopolítica y geoestraté- 
gica de Asia oriental — q u e comprende la proliferación horizontal balística misilística y 
nuclear desde Irán, pasando por el Himalaya (India-Pakistán), hasta Corea del Norte—-ha 
posicionado al Yuan enclaustrado, como un prospecto de "divisa-dura" para el primer siglo 
del tercer milenio. 

Visión, octubre 98 

ANEXO II 

M E G A E S P E C U L A D O R E S CONTRA PAÍSES 

¿Por qué sucede el desacoplamiento entre la economía real y la explosión financiera? En 
Estados Unidos, uno de los tres centros de la "economía-mundo" según el esquema teóri­ 
co de I.Wallerstein, la economía real (manufactura, agricultura y precios de materias pri­ 
mas) padece una severa contracción, mientras se destapó una hiperinflación de activos que 
llevó a una burbuja especulativa de las acciones bursátiles. Este epifenómeno resulta 
incomprensible si no se explora el mundo de los instrumentos "derivados" 
(derivative market) que, aunque suene increíble, no aparecen en la contabilidad formal. 

En el reporte "Los Secretos Nucleares de los Bancos" {Time, 25.5.98), Bernard Baumohi 
los catalogó como "un género de instrumentos financieros nucleares" que operan en un sis­ 
tema bancario altamente especulativo que le provee su plataforma de lanzamiento globa- 
lizador que se consagra, por medio de fórmulas matemáticas sofisticadas y el "software" 
computacional, a obtener suculentas ganancias en un ambiente de mayor riesgo. Los seis 
principales países tenedores de "derivados" son: Estados Unidos, Japón, Francia, Reino 
Unido, Suiza y Alemania. Pero también pueden perder fortunas cuando la apuesta es equi­ 
vocada en este gran casino planetario. 

En un planeta que padece insomnio y adicción especulativa circulan 5.5 veces más de papel 
piramidal "invisible" que el PIB mundial. Pero no cualquiera tiene acceso al mundo cerra­ 
do y selecto de la alta especulación financiera y de nueva cuenta surge la fórmula infalible 
de la hegemonía financiera de los instrumentos derivados en manos del Grupo de los Siete 
(G-7, extensivo al G-10/11; de allí que Suiza se coloque en un privilegiado quinto lugar). 
Lo que no puede conseguir en créditos el país más grande del planeta y superpotencia 
nuclear (Rusia), ni el cuarto país más poblado del mundo (Indonesia), un solo megaespe- 
culador (George Soros) por medio de su empresa Quantum Funds, con un capital de 
US$10,000 Millones, lo obtiene mediante un teclazo de computadora que lo conecta a los 
mega-bancos aliados que le apalancan (el "leverage" financiero) sus activos hasta 100 
veces. Es decir, George Soros en una sola partida juega con US$100,000 Millones contra 
las raquíticas reservas de países endebles, denominados "mercados emergentes". Se trata 
de un juego desigual con todas las ventajas para los jugadores de "derivados 
super-apalancados ", frente a las reservas menguadas de los países valetudinarios. 

Visión, octubre 98 

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