Por Chucho Nery
@chuchonery
Originalmente
redactada como su disertación doctoral ante la Universidad de
Francfort del Meno en la entonces Alemania Occidental, bajo el título “La Influencia
del Marxismo en los Movimientos de Liberación Nacional en Sudáfrica, con
especial referencia al Trotskismo y al Estalinismo” hace 43 años, esta obra
ampliada y actualizada recoge la historia de los movimientos de liberación del
yugo colonial europeo por los pueblos originarios del cono sur del África,
reflejando en su práxis las influencias recibidas por las distintas corrientes
de pensamiento que dominaban tanto a las metrópolis opresoras como a sus
dominios extra-territoriales.
No
se podría entender el devenir y resultado final de esas luchas sin antes echar
un profundo vistazo a las ideas que inspiraban tanto a los amos esclavistas
como a los oprimidos que se rebelaban contra esos planes macabros, llevados a
cabo con la peor de las violencias, tanto físicas como psicológicas, cuya razón
principal terminó siendo la explotación de los inmensos recursos minerales
estratégicos que albergaban las entrañas del continente africano.
Aunque
la obra se centra en la influencia del marxismo y sus desviaciones ideológicas
en la lucha de liberación organizada tanto pacífica como armada del pueblo
africano, también nos ofrece un repaso exhaustivo al papel que jugó la religión
y la ideología oficial importada de la metrópoli en amplios sectores del mismo,
cómo contribuyeron a sus avances y retrocesos, sus éxitos y fracasos, y cómo
sus huellas forman parte integral del actual desarrollo político, económico y
cultural de la Sudáfrica
moderna.
Las
lecciones históricas que se pueden derivar del desarrollo particular del África
pueden fácilmente vislumbrarse en el pasado y el presente de todos los pueblos
oprimidos del mundo en Asia y América Latina, inclusive de los países
capitalistas más desarrollados, una vez que tras la lectura de este libro
comprobamos científicamente los factores comunes que unen todas estas
realidades, que no son otros que los del sistema capitalista en proceso de
globalización, y de allí su importancia trascendental para la comprensión y
acción emancipatoria en estos tiempos cruciales que vive la humanidad.
Ningún
pueblo del mundo obtendrá su verdadera libertad hasta no conocer las verdaderas
razones de su pasado y presente histórico fluyente, algo para lo cual
contribuye en gran medida este libro del filósofo marxista sudafricano Dr.
Franz J. T. Lee, quien no sólo dedicó su vida al estudio de la realidad como un
todo apoyado firmemente en su necesario trasfondo filosófico, sino que también
formó parte importante de esa historia al haber sido una más de las víctimas
del atroz sistema del Apartheid en el estado policial de Sudáfrica y un actor
fundamental en el exilio de la resistencia mundial contra ese oprobioso
régimen, que lo llevó a numerosas ciudades en los cinco continentes, incluyendo
a las Naciones Unidas, denunciando a viva voz lo que realmente estaba pasando
en su país y ayudando teórica y financieramente a los luchadores por la
libertad que organizada y valientemente peleaban no sólo por la igualdad de
derechos políticos sino por la independencia y la justicia social.
Con
este libro el Dr. Lee desnuda los errores cometidos por los individuos y
organizaciones políticas que lucharon contra el Apartheid, a saber el
mesianismo, el caudillismo, la ideologización, el prejuicio racial, el
individualismo, el dogmatismo, el nacionalismo exacerbado, entre los más
importantes, advirtiendo con ello a Sudáfrica y al mundo que no hay camino
fácil hacia la libertad y que para poder alcanzarla no se deberían cometer las
mismas fallas, independientemente de las diferencias espacio-temporales que
aparentemente distancian unas realidades de otras en virtud de nuestra visión
lógico-formal del desarrollo histórico humano, social e individual, pues como
se comprueba en esta obra todos hemos estado unidos por una única y triste
verdad que no es otra que nuestra condición de clase, de trabajadores
asalariados, de pueblos oprimidos, una visión del mundo iluminada por el autor
a lo largo de su exposición que echa por tierra toda supuesta diferenciación de
“raza”, “color”, “cultura” o “religión”, que es precisamente lo que la
ideología dominante nos ha incrustado en nuestras mentes para dividirnos, o lo
que es lo mismo, dominarnos por siglos.
Aquí
se descubrirá por qué el ascenso de los “negros” al poder en Sudáfrica no fue
solamente una consecuencia de décadas de lucha (lo que constituyó su apariencia
ante el mundo) sino más bien la necesidad del mercado interno por expandirse
(lo cual se veía frenado por el sistema de separación de “razas” que causaba la
pobreza y por tanto el escaso poder adquisitivo de la mayoría “negra”) y el
bloqueo internacional que se lo impedía, y porque ya se había logrado el
objetivo de aplastar y extinguir cualquier tipo de organización política
radical (pacífica o violenta) que tendiera a la abolición no sólo de la
desigualdad política (el Apartheid) sino también la económica, cuya
perpetuación garantizaba la clase emergente que tuvo un gran papel en la
erradicación de esos grupos que veían más allá de una simple sustitución de
colores y buscaban la eliminación permanente de todas las clases dominantes.
Las
lecciones de Sudáfrica siguen tan vigentes hoy como ayer, especialmente hoy
cuando supuestamente el Apartheid ha sido “abolido” y la nueva clase gobernante
capitalista “negra” gobierna a sus anchas, en sustitución de la antigua minoría
“blanca”, tal y como lo predijo el autor hace más de 40 años, así como previó
tantos otros acontecimientos, como la liberación de Nelson Mandela en 1994 y la
lamentable continuación de la injusticia social arrastrada desde la época
colonial británica y boer, como le ha ocurrido a tantas revoluciones
“pacíficas” y “democráticas” que han pululado por el mundo, dejando a sus
pueblos, una vez más, decepcionados y esperando, por fin, que sus esfuerzos
valgan la pena el sacrificio y la sangre derramada sobre estas tierras tan
ricas en recursos, pero al mismo tiempo tan pobres en ideas propias.
Invitamos
a su lectura y nos sumamos al mensaje implícito y explícito, histórico y
transhistórico, como todas las obras teórico-práxicas-emancipatorias que nos
legó el filósofo de la esperanza transvolucionaria multilógica: el siempre
recordado Franz J. T. Lee.
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